Kyle
La oscuridad de la noche era lo único que podíamos distinguir en aquel momento. El lugar en el que nos encontrábamos era sólido, éramos pocos los hombres que nos encontrábamos esperando la llegada de los corredores, aunque lo que en verdad nos importaba era la mercancía que llevaban sin siquiera saberlo.
El problema se formó cuando nuestro informante nos comunicó del robo que se había producido, la mayoría de los corredores, por no decir todos, habían sido atacados en diversas partes de la carretera. Por lo que dieron a entender algunos estaba casi ilesos, varios habían perdido la vida y otros estaban muy grabes.
La ira se apoderó de mi ser, el robo del cargamento significaba una perdida enorme de ganancias, y eso era algo que no iba a permitir. Me encargaría de buscar a los culpables de este hurto y los haría pagar por tal atrevimiento.
―Cédric, encárgate de iniciar la búsqueda de esos bastardos.
Volví al hotel en el cual me estaba hospedando. No me iba a quedar de brazos cruzados esperando a que las cosas se resolvieran por si solas, iba a investigar por mi cuenta y a mi manera, por eso lo primero que hice fue llamar a Kev ―debía de darme las explicaciones necesarias sobre lo que había pasado esta noche―.
Él en ningún momento se negó a mi petición, en menos de lo esperado se presentó ante mí, como siempre acompañado de su mano derecha, Matt. Les dejé entrar a mi habitación, pero antes uno de mis hombres los revisó de pie a cabeza ―la confianza era lo que menos teníamos en este mundo, nunca sabes de qué lado te pueden atacar y mucho menos si la persona que lo hace está a tu lado―.
―Quiero el nombre de todos los corredores y de los que estaban enterados de lo que iba a pasar esta noche.
―Relajate hombre, nadie sabía de lo que habíamos planeado para esta carrera. Ni siquiera los corredores sabían que llevaban una gran cantidad de coca en sus autos, todo lo hicimos con mucha cautela.
―Los nombres ―volví a repetir, mi paciencia se encontraba al límite.
―Han participado seis hombres y cuatro mujeres, el único nombre que no te puedo dar es el de la reina, ella nunca mencionó cuál era su nombre a pesar de que lleva con nosotros tres años.
―Quiero toda su información de cada uno de ellos, y con respecto a la reina yo me encargaré de ella.
Ambos se miraron con terror, pero asistieron. Sabía que ellos me ocultaban algo, pero esperaba que no me hubieran traicionado porque no dudaría en acabar con ambos. En este negocio la familia es sagrada, pero la traición se paga con la muerte.
Al final de la noche, con el nombre de los nueve corredores y los que había puesto la droga en los autos, pude obtener una pista de lo que quería saber. Pero antes de que la reunión llegara a su fin una llamada fue lo que me puso en alerta, Matt se puso nervioso, e ignoró a la otra persona; no hubiera pasado nada si el móvil no hubiera sonado cuatro veces, parecía que tenían una gran necesidad por hablar con él.
Me levanté del sofá y me senté a su lado, sin que se lo esperaran, saqué el arma que tenía y le apunté en la sien. Él se sorprendió y trago grueso.
―Contesta y pon el manos libres.
Matt simplemente obedeció a mis órdenes y contestó.
“Dime Dar, ¿por qué tanta insistencia?”
“Ella está muy mal, la han atacado”
Aun cuando se mostraron preocupados por unos pocos segundos, volvieron a ponerse serios, como si lo que le había dicho aquel sujeto no les afectara.
“¿Y qué quieres que haga? No soy médico.”
“Reverendo imbécil, te llamó porque sé que ella os importa. Sé que es como tu hermana pequeña, si está entre la vida y la muerte es por tu culpa.”
Ante la confesión que me acaba de dar una gran sonrisa se formó en mi rostro. Ambos me habían mentido. Apreté el arma más a su sien, tenía ganas de tirar del gatillo y que muriera en ese instante, pero no lo iba a hacer tan fácil.
Colgué sin que le diera tiempo a responder y los miré a ambos. El enojo se notaba a quilómetros, y esperaba que me dijeran la verdad porque no dudaría en acabar con ambos.
―Quiero la maldita verdad ―Les indiqué mientras le quitaba el seguro al arma.
―Primo, baja el arma.
―Te diremos todo lo que quieras saber, pero no nos mates. Sabes que nunca te traicionaríamos.
―Cómo puedo confiar en dos ratas que me han ocultado cosas.
―Primo, créeme, es lo único que te hemos ocultado. ―Su voz suplicante era de lo más satisfactoria― Lo hemos hecho porque ella no quiere que nadie la involucre en este mundo, es una futura abogada y se metió en esta mierda por las ganancias que obtiene.
―Quiero su nombre completo.
―Emily, Emily Mayers
¡¡Al fin aparece narrando Kyle!! Después de tanto tiempo.