30 Días

Capítulo 4: ¿Qué pasó anoche?

Los rayos de sol, que se filtraban por la ventana, fueron los culpables de que me despertara. Estaba tan cómoda y en paz, que no tenía ganas de salir de aquel paraíso, ni siquiera tenía ganas de abrir los ojos, pero en el instante que sentí unos fuertes brazos rodeando mi cintura me alarmé. 

Aquello me hizo abrir los ojos de sobremanera, al darme cuenta de que aquella habitación no era la mía, ni mucho menos la de mi mejor amiga, por poco y me da un infarto. Lentamente me giré hacia la izquierda, al ver quien era la persona que estaba a mi lado el mundo se cayó ante mis pies.

«De entre todos los sujetos que había en el bar, ¿tenía que ser él? ¿No podía ser el moreno con el que estaba bailando antes?»

Con mucha cautela intenté soltarme de su agarre, cuando casi lo había logrado volvió a posar su mano en mi cintura y pegó más nuestros cuerpos, apoyó su mentón en mi clavícula. Su respiración era muy pausada y me daba escalofríos, ya que chocaba en mi cuello. 

—Me puedes soltar —le pedí con mucha tranquilidad. Al no hacerme caso, y acercarme más a él me empecé a cabrear.— Anoche te dije que no te quería cerca de mí.

—No quiero —soltó como si nada—, eres muy cómoda y me gusta tu olor.

Esta vez con enojo y sin nada de cuidado agarré su mano y la levanté, aprovechando su desconcierto salí de la cama. Una fuerte punzada se instauró en mi zona pélvica, solté un leve gruñido y Kyle posó su vista en mí, en realidad, me estaba devorando con la mirada.

Eso era demasiado incómodo, así que empecé a moverme, al pasar por delante de un espejo me di cuenta de que estaba completamente desnuda. No me avergonzaba de mi cuerpo, al contrario me fascinaba, pero pensar que aquel sujeto solo me veía como uno más de su lista: «No era tan ingenua, sabía que para él las chicas solo éramos un entretenimiento. Después de todo siempre está rodeado de jóvenes hermosas y yo solo fui una más con la que se pudo acostar». Me produjo repulsión imaginar lo que su mente estaría maquinando al verme tan expuesta.

Lo primero que se me pasó por la mente fue agarrar la sabana, con la que nos habíamos cubierto antes, y me hice un vestido improvisado, no iba a permitirle que me observará más tiempo.

—No te tapes, te he visto toda la noche desnuda y no has tenido pudor —su voz ronca me hubiera derretido, si no estuviera enojada por la sonrisa de superioridad que se le dibujó cuando dijo aquello. 

Lo peor de todo es que la noche la tenía algo borrosa, pero sí podía recordar sus labios recorriendo cada rincón de mi cuerpo, lo atrevida que fui...

—¡Cállate! —Me estaba muriendo de la vergüenza, y ya no sabía si era por su comentario o porque estaba recordando toda la noche. Mis mejillas estaban ardiendo, por la cual cosa supuse que estaría de color carmesí. — Esto nunca ha pasado, ¿okey?

—¿Por qué debería ocultar que te encantó estar en mi cama?

No añadí nada, solo fingí una sonrisa, y cuando encontré mi vestido encima de la lámpara lo agarre y me lo puse por encima de la sabana. Una vez ya tenía mi cuerpo cubierto por el vestido, me deshice de la sábana y se la lancé a Kyle.

Todo lo que hacia parecía producirle gracia, ¡será idiota! ¿Por qué se tuvo que cruzar en mi camino?

Salí de la habitación lo más rápido que mis piernas me permitieron, ni siquiera había encontrado mis tacones y las bragas, así que me mentalice para salir tal cual estaba. Me daba igual estar despeinada y parecer una loca que se había escapado de un manicomio. Solo me importaba huir de allí. 

Nada más tocar la puerta, Kyle me agarró del antebrazo, no sé como lo hizo, pero logró que me girara y que mi espalda estuviera tocando la pared.

—¡Suéltame! —le exigí—. ¡Que maldita manía tienes de cogerme del brazo! —solté como si nada, pero para demostrarle toda la molestia que estaba sintiendo rodé los ojos.

—Lo de agarrarte del brazo se está convirtiendo en uno de mis pasatiempos preferidos, ¿Por qué no dejas de huir de mí? 

Mi pecho subía y bajaba, aun cuando estaba haciendo lo posible para relajarme no podía. Cada vez estaba más cerca y aquello me ponía nerviosa. 

—Quizás es porque no me agrada tu presencia —quise demostrarle seguridad y que su cercanía no me afectaba, pero fracasé. 

—Que yo recuerde, eso no decías anoche, cuando estabas entre mis brazos —dijo mientras rompía la poca distancia que nos separaba—. Creo que las palabras exactas fueron estas “Kyle, te quiero dentro de mí”.

Sus manos se posaron en mi trasero y lo estrujó, consiguió arrebatarme un leve gemido. Mi cuerpo estaba cediendo ante la tentación, y yo no sabía que estaba haciendo, en aquel instante era otra Emily la cual estaba tomando el control. A decir verdad, aquella Emily, me estaba espantando porque empezaba a descubrir cosas de mí que no me gustaban, especialmente ahora, ja que la lujuria era la que me estaba controlando.

Lo atraje más hacia mi cuerpo, entonces fue cuando sentí su erección, sus labios se posaron en mi cuello —aquel fue el punto de partida, de una gran camino de besos—.

 

Hola, mis amores. He vuelto.
Siento no haber actualizado antes, pero los exámenes finales me estaban dejando sin energía. El próximo capítulo se viene fuerte, pero no lo voy a publicar por aquí, sino que lo haré en un libro especial para escenas +18 de toda la saga "Destinos cruzados", ya que deseo que todos puedan conocer más de todos estos protagonistas.



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En el texto hay: mafia, carrerasilegales, amor

Editado: 01.03.2023

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