3/4 Partes de mi corazón

Capítulo 9: Carter

 

La semana volvía a comenzar, el día lunes se hacía presente y los errores en el motor de mi camioneta también. Como si el maldito motor funcionara solo los fines de semana. Llegaría tarde otra vez, me iban a mandar a hablar con el director por mis retrasos y mi madre se enojaría conmigo por tener que salir de su trabajo e ir a la escuela por mi culpa.

Quedé en la mitad de la carretera y nuevamente el bus se negaba a venir auxiliarme. Abrí el capó de la camioneta y revisé el motor, mi chaqueta se mancharía de grasa, por lo tanto me la saqué antes de meter las manos en aquel vejestorio.

No sé cuantos minutos perdí tratando de arreglar el motor, aquel trabajo era imposible para mí. Cerré mis puños y me apoyé en mi cintura, el bus todavía no se dignaba a pasar. Maldito día.

Como por cuestión de magia, un BMW plateado se estacionó lentamente a la orilla de la carretera y yo me quedé de piedra al ver quién era el que se bajaba del auto. Mi día no podía ir peor, aunque no quería tentar el destino, ya que pronto se podría poner a llover.

Elliot se acercó a mí con las manos metidas en los bolsillos de su chaqueta blanca (que solo lo hacía parecer uno de los BackstreetBoys) y me sonrió amigablemente como si nos lleváramos bien.

  • ¿Necesitas ayuda?- Me preguntó.
  • No, estoy bien.- Mentí.
  • ¿Segura? Deberías estar camino a clases.- Volvió a decirme lo obvio.
  • Tuve pequeños problemas con el motor, no pasa nada.- Sonreí de la forma más sarcástica posible. ¿Cuándo se subiría a su auto y me dejaría tranquila? ¿Qué clase de maldad pretendía contra mí ahora? Tal vez quisiera matarme y esconder mi cadáver en un sótano.

Ok, esta vez estaba exagerando.

  • ¿Me dejas revisar?- No pude ni protestar cuando él ya metía sus manos en el motor. Retrocedí un paso y dejé que inevitablemente él se metiera en mis asuntos. Me quedé mirando como él revisaba el motor y después de varios minutos él levantó la cabeza para mirarme de nuevo.- Tienes un problema eléctrico. – Dijo.- Debes llevarlo a un mecánico.
  • Tal vez algún día. – Elliot bajó el capó de un golpe y se miró las manos sucias.
  • ¿No has pensado en comprar un auto más… nuevo?
  • Claro, pensaba en comprarme siete. Ya sabes, para cada día de la semana. – Elliot sonrió y eso comenzó a molestarme.
  • ¿Vas a clase?
  • A alguna clase llegaré. – No llegaría aplaudiendo a clases así que tendría que ser paciente.
  • Tienes 10 minutos para llegar.- Definitivamente no alcanzaba a llegar. Tendría que tener alas.- Puedo llevarte, si es que quieres. – Me ofreció con amabilidad, pero yo no sabía si confiar en aquel hijo del demonio.
  • Caminar hace bien.- Dije a pesar de que la propuesta sonaba tentadora. Odiaba los esfuerzos físicos, pero eso no significaba que me subiría al auto del diablo. Prefería mil veces caminar.
  • Son 8 kilómetros.
  • Ya lo he hecho antes.
  • Vamos Carter, no seguirás odiándome por lo de antes, ¿verdad? – Elliot alzó una ceja como si mi odio fuese infundado. Él conocía la respuesta, pero quería hacerme sentir inmadura por ello. Tal vez lo era, pero era de esperarse, solo tengo 17 años y el odio es lo que me mueve.

Aun así, quería llegar a clase porque quería evitarme la visita con el director y de paso el mal rato con mi madre. No le respondí, me limité a buscar mi bolso y mi chaqueta que estaba dentro de la camioneta y caminé hasta el auto de Elliot, justo cuando las primeras gotas de lluvia comenzaron a caer.

Estaba sentada en el asiento del copiloto mirando por la ventana para evitar las miradas que Elliot me lanzaba de vez en cuando. Más que nerviosa estaba enojada.

En definitiva, mi día podía seguir empeorando.

Elliot había sido un bastardo con nosotras durante muchos años y el asunto de que la universidad lo cambió, no lo creía en lo más mínimo. Pero ahí estaba, él me estaba prestando ayuda justo cuando creía que tendría que saltarme una clase nuevamente.

¿Qué si lo odiaba? El odio resultaba insuficiente para hablar de Elliot.

  • ¿Vas a ir callada todo el camino? – Preguntó mientras esperaba que un semáforo cambiara a verde.
  • No encuentro la necesidad de hablar.- Respondí.
  • Sé que sigues molesta Carter.- Dijo después de varios segundos y eso me sorprendió.- Lo siento ¿de acuerdo? – Aquello me sorprendió aún más.
  • ¿Qué? – Hubiera dado mi vida porque mis amigas hubieran escuchado eso.
  • Maduré. Intento hacer las cosas bien ahora. – Evité estallar en carcajadas.
  • Oh, es un milagro.- Dije sarcásticamente, él se devolvió para mirarme.
  • Fue hace más de cuatro años, también estaría bien que lo superaras. - ¿Qué yo lo superara?




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