Antes amaba las clases de música, ahora las odio. Nate nos dedicó miradas durante casi toda la clase, pero no fue para disculparse. Lo único que pude hacer durante dos horas fue ignorarlo, aunque quería golpearlo.
Durante la semana trabajamos duro para tener lista la decoración del gimnasio para el evento de caridad del viernes, y por mi parte yo trabajé más para tener listo todos los bocetos de los vestidos a la perfección. Cada detalle lo compartía con mi madre y ella se maravillaba con los diseños, eso me animaba. Cuando fuera a Nueva York, estudiaré diseño y podré hacer vestidos con más profesionalismo, pero por ahora me conformaba con un lápiz normal y mi cuaderno.
A veces siento que debería estar en clases de artes junto a Eli, y Ronnie debería ir a música. Yo no toco ningún instrumento, en cambio Ronnie tocaba la guitarra igual que Carter. ¿Qué estábamos haciendo en nuestras clases? Ronnie sabía tanto de pintura como yo sabía de guitarra. Me odiaba por haber escogido el ramo solo por Nate.
Había hablado con Carpi acerca de la prueba de pasteles del sábado, y como era de esperarse, aceptó. Yo podría ir a la reunión con el diseñador de mi madre y conversaríamos acerca de la tela, luego programaríamos una cita con mis amigas para obtener las medidas.
Había sido una semana horrible, tenía cosas de las cuales preocuparme, tenía a mi madre con su boda, a mis estudios y el asunto de la fiesta de caridad. Necesitaba que la semana terminara, necesitaba dormir.
Ese día viernes no dormiría, estábamos ordenando todo para la fiesta de la noche y todo el mundo corría de un lado para el otro. Como era de esperarse, Carter había sido la última en aparecer, traía un simple vestido negro que se le ceñía a la cintura, pero se veía bonita al igual que todas nosotras. Ronnie incluso se había amarrado el pelo para la ocasión (ella jamás se peina), y había combinado su cinta purpura con su vestido que era del mismo color. Eli llevaba un vestido negro al igual que Carter, y además de elegante, se veía hermosa. Yo había optado por usar el mismo vestido que use para mi cumpleaños número 16, era rosado y cómodo, bastante simple pero bonito. Nadie se acordaría de un vestido usado hace un año.
Carter y Eli estaban encargadas de recibir la ropa de las personas y guardarlas en los camarines, ellas estarían a cargo de los guardarropas. Ronnie y yo trabajaríamos como meseras durante las primeras tres horas junto a otros compañeros mientras que Nate se apartaba lo más lejos posible de mí en la sección de la música. No tenía de que preocuparme esa noche, las cosas no iban a salir mal.
Las primeras personas comenzaron a aparecer a las nueve de la noche, y para las diez ya estaba todo lleno. Servir mesas en tacones no había sido una gran idea, era sumamente incómodo y peligroso, en cualquier momento sentía que me torcería y caería mi bandeja de comida. Ronnie tenía el mismo problema.
Me fugué durante dos minutos para acercarme a Eli y a Carpi, ellas estaban en la entrada del gimnasio y lo más seguro era que tuvieran asientos.
Para mi desgracia no era así, cuando llegué hasta ellas, Carpi estaba igual de adolorida que yo, ya que no tenían lugar para sentarse.
Eli y Carpi estaban detrás del mostrador y tenían varios papeles y tickets con número que estaban perfectamente organizados, eran un orgullo. La única que no parecía sufrir dolor de pies era Eli, ya que ella había optado por llevar unas sandalias bajitas. Yo no llevaba tacones tan altos, no puedo usarlos, sino me vería gigante y eso no es para nada femenino. Hubiera deseado poder usar de esos tacones de 15cm como Carpi, pero hoy día agradezco no usarlos. Ronnie no llevaba tacones tan altos, pero ella no estaba acostumbrada a usarlos, tal vez ahí venía su martirio.
Mi madre, Phill y Elliot habían llegado, como una familia elegante de la cual aún no me siento parte. Mi madre llevaba un traje azul bastante sencillo y Phill combinaba su traje con una corbata del mismo color. Elliot era el único que parecía más casual de todos, llevaba su camisa blanca desabotonada en los primeros botones y un saco sobre sus hombros que iba a juego con su pantalón de tela negro, ni siquiera se había peinado su pelo rubio, a diferencia de su padre que lo llevaba tan sujeto con gel, que ni un temporal podría despeinarlo. Sonreí, lo más amistosamente posible.
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Editado: 14.05.2019