3/4 Partes de mi corazón

Capítulo 25: Carter

Mi desgracia se hizo presente cuando Eli se fue de mi lado para conversar con Andy. No entendía que tanta privacidad necesitaba Eli para hablar con un niño estúpido, pero aun así se había ido encerrar a los baños.

Elliot apareció unos segundos después llevando su saco negro en su mano izquierda. Me miró un poco confundido al verme sola, pero pronto se apegó al mostrador y dejó su saco encima. Intenté sonreír amable, después de todo estaba ayudando a recaudar fondos para caridad, pero no me salió ninguna sonrisa.

  • Hey, ¿Cómo estás? – Me dijo amablemente. Tuve que desviar rápidamente mis ojos de él antes de comenzar a pensar que se veía bastante sexy en un traje. Miré hacia mis pies, me dolían más que el infierno, pero no iba a sacarme los tacones delante de Elliot.
  • Bien.- Respondí como si fuese tremendo esfuerzo hablarle. Anoté el número en el ticket y lo pegué a su saco.- Es 1 dólar.
  • Susan me dijo que irás con nosotros a la prueba de pasteles éste sábado.- Me entregó el dólar.
  • ¿Nosotros? – Anoté el número en otro ticket y se lo entregué.
  • Sí, yo igual iré.- Quise gritar, Sky no me había dicho nada acerca del asunto. Por más pasteles gratis que hubieran, no habría dicho que sí de saber que pasaría el día junto a Elliot. Él pareció notar mi expresión, porque rápidamente hizo una mueca.- Sé que no es tu ideal, no me gustaría incomodarte. – Vaya que lo hacía.
  •  Qué más da.- Dije restándole importancia, aunque por dentro estuviera a punto de suicidarme.
  • ¿No te molesta?
  • ¿Importa? Iré a probar pasteles gratis con la madre de mi mejor amiga. No tengo derecho  a quejarme de las personas que toma por hijastros. No todo puede ser perfecto. – Las palabras salían de mi boca sin pedir permiso, no podía contenerlas y tampoco podía conectar mi lengua al cerebro antes de hablar. Elliot no se enfadó, se limitó a hacer otra mueca y a mirarse las manos. Suspiró y volvió a levantar la vista para mirarme.
  • No sé cuántas veces tendré que decir lo siento Carter. – Parecía sincero, y yo hubiera querido disculparme, pero mi odio era más fuerte. ¿Quién diría que era una persona tan rencorosa? No alcancé a abrir la boca nuevamente cuando una chica llegaba al mostrador con tres chaquetas en las manos. Las esparció sobre el mostrador sin pedir permiso o saludar.
  • Guarda estas tres chaquetas.- Me ordenó. Ese tono altanero y arrogante no era lo más recomendable para usar ante mí, pero por ser una obra de caridad, me esforcé por sonreír y no insultarla. Fue la sonrisa más fingida y sarcástica de toda la vida, y no me importó imitar su tono chillón y hueco al momento de hablar.
  • Son 3 dólares. – Elliot sonrió después de que yo le respondiera a la chica.
  • Aquí dice que es solo 1.
  • 1 dólar por prenda.- Dejé de imitarla y me puse seria nuevamente. La chica pelirroja puso los ojos en blanco y sacó 2 dólares más de su cartera, en ese momento se percató de que Elliot estaba de pie a su lado. Lo miró descaradamente, como si fuese lo más sabroso que hubiera visto esa noche. Lo peor era que no podía culparla.
  • Lo pago solo porque es una causa benéfica y yo soy buena persona.- Dijo entregándome el dinero.
  • Es la misma razón por la cual sonrío. – Dije sarcásticamente mientras escribía los números en los tickets. La pelirroja seguía mirando a Elliot cuando le entregué sus tickets de vuelta, pero él (a pesar de haberla mirado también) parecía estar bastante incómodo. La pelirroja le sonrió y se marchó sin ni siquiera devolverme una mirada despreciable. Soy una completa ignorada.
  • ¿Qué esperas? Ya te entregué tu ticket. – Le dije a Elliot una vez que volvimos a quedarnos solos.
  • ¿Ustedes van a comer algo? – Preguntó sin darle mucho sentido a mi oración. – Sky, Ronnie, Eli y tú… Las veo trabajar pero no comer.
  • Nuestro turno termina a las 12:30 – Respondí secamente.
  • Son las 12:15
  • ¿Y?
  • Puedo esperar hasta las 12:30
  • ¿Para qué? – Pregunté enojada. No quería a Elliot cerca ni un minuto más.
  • Para conversar, sabes que allá adentro no se oye nada más que música.
  • No quiero conversar contigo.
  • No podemos llevarnos tan mal.
  • Te tolero siempre y cuando te mantengas lejos.
  • No intento que nos toleremos, intento llevarnos bien.
  • ¿Para qué? – Pregunté irritada. La voz de Elliot podría parecer sincera, pero nunca dejaba de lado ese tono arrogante y altanero. No me agradaba, por más que fuese agraciado físicamente. Eli apareció justo antes de que Elliot pudiera responderme, dejó su celular en el mesón y se acomodó a mi lado en un par de segundos. Miró a Elliot de arriba abajo y esbozó una sonrisa forzada.
  • ¿Se te ofrece algo más? – Preguntó Eli en su intento por ser amable, pero sus palabras no dejaban de tener desprecio. Así es como amo a mi amiga.
  • Son las 12:20 – Apuntó Elliot mirando el reloj de su muñeca. Eli me miró extrañada. – Están a punto de terminar su turno. – Rodé los ojos.
  • No vas a comprarme con comida Elliot. – Respondí tajante. 10 minutos más tarde ya habían llegado mis otros compañeros a remplazarnos.




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