Capítulo 44: Elaine
Todo salió bien, la banda de Lee tocó maravillosamente y sus amigos se llevaron bien con los míos. Aún no entendía la parte en donde Sky conocía a Cole, pero a él no pareció importarle. Nunca pensé que Sky estaría tan retraída con el tipo sexy que acababa de gustarle, pero supongo que si ya lo conocía, entonces no le había gustado tanto. No lo sé, quién sabe.
Lee se ofreció a llevarme a casa, pero él no tenía auto, así que iríamos caminando. Era de noche, no me gustaba caminar por las noches desde el accidente, pero esta vez iba con Lee y curiosamente me sentía protegida por él. Puede que Lee no tenga los músculos de Elliot y que no se vea para nada intimidante, pero confiaba plenamente en él.
Nos despedimos de Chuck y de Cole y les prometí visitarlos dentro de los próximos días en la tienda de tatuajes, quien sabe, tal vez me haga uno algún día.
- Sinceramente.- Me dijo él mientras caminábamos.- ¿Qué te pareció? – Sabía que se refería a su banda.
- Me encantó.- Le dije sinceramente, pero no sabía si era objetiva, porque a mí me encantaría todo en lo que él participara.- En serio me encantó. – Lee sonrió y miró al suelo cohibido.
- La verdad es que me puse bastante nervioso. Hubiera vomitado si Cole no me lo hubiera impedido.
- ¿Por qué? Sé había bastante gente pero…
- Porque te había visto llegar. – Me interrumpió. Dios, como amaba que dijese las cosas correctas en el momento correcto.- Y todo me comenzó a temblar porque si hacíamos el ridículo, tú lo verías.
- Pues créeme que estuvieron sensacionales.
- Gracias.
- ¿Cuánto les pagan por tres canciones?
- No mucho, pero siempre es bueno tener ahorros. Como verás, tocar música es divertido, y si te pagan por ello, mejor.- Caminamos varios metros en silencio, yo quería decirle algo importante pero no sabía cómo formular mi oración de forma correcta. La temperatura había bajado bastante y yo comencé a sentir frio. Siempre me había convencido a mí misma de que el frio era mental, así que eso fue lo que intenté decirme en esos momentos.
- ¿Eli? – Me preguntó Lee. El vapor se escapó de su boca formando una nube blanca en el aire.
- ¿Sí? – Yo también formé una nube de vapor.
- Gracias por venir está noche. Me gusta saber que estás ahí para lo que sea.
- De nada… Yo…
- Sé que dijiste que íbamos a ser amigos. Y que solo intentas cumplir tu parte del trato, pero yo…- Sentí que la noche ya no sería perfecta. Lo miré preocupada, porque su tono era melancólico. – Yo nunca voy a cumplir mi parte. Así que agradezco tu intento, pero tal vez sea mejor que no nos veamos en un tiempo.
- ¿Qué? – Me planté frente a él a mitad de la calle. Lee no me miraba a los ojos y por más que yo intentara encontrarlo, él se empeñaba en desviar sus ojos de mí.- ¿Qué estás diciendo?
- ¿Es que no te das cuenta? – Esta vez parecía molesto.
- ¿De qué? – Yo también me había molestado.
- No voy a ser un buen amigo Eli. No quiero.
- ¿No quieres ser mi amigo? – Lo miré confundida y él solo terminó suspirando hacia el cielo.
- No, no quiero. – Me dijo finalmente.- ¿Quieres caminar más rápido? Todavía queda bastante que caminar.- Él continuó andando.
- ¿No quieres porque soy detestable? ¿O porque no soportas ser solo mi amigo? – Pregunté sin moverme. Lee me había dado la espalda, pero se detuvo al escuchar mi pregunta. Después de varios segundos se dio la vuelta.
- ¿Qué crees tú?- Me encogí de hombros y lo miré frustrada. Quería respuestas, no más preguntas.- Por supuesto que eres detestable. La mayor parte del tiempo, desde que te conocí supe que tenías mal genio y que eras bastante cabeza dura. Te gusta tener el control sobre lo que sientes y siempre te gusta tener la razón. Eres desesperante, porque a pesar de todo lo que sé de ti, siento que me quedo corto y que no te conozco lo suficiente. No sé si alguien pueda conocerte completamente alguna vez, porque para empezar eres bastante extraña y siempre terminas por aparecer con algo nuevo sobre tus hombros. Eres impredecible y me cuesta entenderte. ¿Pero sabes qué es lo peor? Que mi problema no va en ello. Mi problema va en que adoro todas esas cosas y en serio quiero conocerte. Puedo empeñarme en muchas cosas, pero ¿en ti? Dios, siento que es imposible conseguirte. No quiero seguir esperando a que algún día te desenamores del idiota que está detrás de ese computador, porque el tiempo es escaso y no quiero gastarlo en forzarme a ser tu amigo. Así que sí, no quiero ser tu amigo porque eres detestable y lo adoro. Y tampoco quiero ser tu amigo porque no soporto quedarme solo ahí. – Quería golpearlo y besarlo al mismo tiempo. Era un maldito idiota. Me había hecho llorar y ponerme roja a pesar de que hubiera un frio que me inmovilizaba los huesos. Le sonreí, su cara estaba enfadada, pero a la vez estaba cargada de ternura. ¿Él decía que yo era extraña? Pues que se miré al espejo primero.- ¡No me mires así! Si sigues así terminaras enamorándome. Y te lo advierto, yo no… - Corrí hacia él antes de que pudiera continuar y lo besé para que dejara de decir estupideces. Sujeté su cuello con mis manos y me alcé de puntitas para poder alcanzarlo, Lee no era tan alto, pero yo era un hobbit al lado de cualquier chico.
- Cállate.- Le dije.- Mira que acabo de mandar a la mierda a mi exnovio y al control de mis sentimientos. ¿Escuchaste?- Lee sonrió y volvió a besarme. Esta vez sus brazos me rodearon y me apretaron contra él.
- Ya jodí.- Me dijo después de despegar sus labios de los míos.
- ¿Con qué? – Pregunté.
- Me acabo de enamorar. – Sonreí y solté una carcajada. Volvió a besarme, y no me dejo respirar otra vez para decirle que yo también me había enamorado.