No sabría decir quien fue el primero en salir disparado hacia la puerta de salida, si Eli o Cole. Ambos fueron avisados por un mensaje de Chuck en el celular, y en cuanto Carter y yo vimos sus caras mientras leían, supimos que algo no iba bien.
Eli, Carter, Ronnie y yo corrimos hacia los estacionamientos lo más rápido posible. Fui la última en llegar porque fui la única que se negó a quitarse los tacones para correr por los pasillos. Tenía los nervios de punta, algo en mi estómago se revolvía y yo sabía que eran malos presentimientos, pero alejé cualquier pensamiento negativo de mi mente con la esperanza de no contaminar las buenas vibras dentro del auto y a no predisponerme a lo negativo.
Ni siquiera no haber visto al rey y la reina del baile me importaba en esos momentos. Ronnie, Carter y yo nos encargamos de avisarle a nuestras familias y a la de Eli que nos dirigíamos al hospital debido a Lee, para que de esa forma ninguno de ellos se preocupara al no vernos llegar a la hora prometida a nuestras casas.
Cuando llegamos al hospital, decidí que el piso estaba lo suficientemente limpio como para quitarme los tacones y así seguirles el paso a mis amigas. La familia de Lee estaba hablando con el doctor y sus rostros eran inescrutables, entendía el nerviosismo que Eli sentía y que la hacía caminar de un lado a otro en esa sala de espera. Cole se acercó a Chuck quien estaba sentado en uno de los asientos del fondo de la sala y ambos amigos se abrazaron para agradecerse el estar juntos. Sentí como mi corazón se apretaba dentro del pecho.
Hace dos horas estábamos felices y riéndonos en una fiesta de graduación. Ahora, nos encontrábamos preocupados y con caras largas en una sala de espera en el hospital. Nos sentamos derrotadas en una corrida de asientos y por un segundo no escuchamos nada más que nuestras propias respiraciones, hasta que el sonido de una foto recién sacada nos devolvió el habla.
Cole y Chuck se acercaron y este último nos saludó a todas con un beso en la mejilla. Nos sentamos todos juntos, una fila de chicos en traje de gala esperando en la sala. Casi de comedia. Casi.
Cole agarraba mi mano y de vez en cuando recibía apretones nerviosos de parte de él. Podía sentirlo, estaba nervioso, todo en él era diferente en esos momentos, su sonrisa altanera, su temple implacable, la seguridad que irradiaba diariamente por cada poro, todo se había esfumado de repente, para dejar a la vista a un chiquillo nervioso, asustadizo y delicado. Me pregunté el cómo me comportaría yo si una de mis amigas les pasara una situación similar a la que Lee está pasando, y creí hacerme una idea de lo preocupada e irracional que serían mis acciones.
El medico desapareció y de pronto solo el padre de Lee salió para hablar con Eli, Cole y Chuck.
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Editado: 14.05.2019