Cuando el padre de Lee se acercó a nosotros, fue el momento en que lo supe. Lo veía en su rostro, en sus lentos movimientos, en sus ojos. Me levanté de mi asiento y me acerqué a él a mitad de camino, necesitaba escucharlo de sus labios aunque no necesitaba realmente una confirmación, mi corazón ya lo sentía.
Lee había muerto.
Mi mundo se me vino encima.
“Rayito de sol” me había dicho esta tarde al verme.
“Será una larga noche” me dijo antes de que me marchara de su habitación para ir a casa de Ronnie.
“Te amo”
Un te amo correspondido, dicho y sentido. Un te amo que ahora se quedaba al aire.
Sus mejillas rosadas de frio. Su cabello rubio, largo y revuelto por el viento. Su sonrisa y sus manos. Su calor y sus abrazos.
Jamás volvería a estar conmigo.
No estaba lista para perderlo.
No estaba lista para esto.
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Editado: 14.05.2019