3/4 Partes de mi corazón

Capítulo 78: Ronnie

El día que Jessie se fue a Australia, sentí que me dejaría aquí sola para continuar con una vida que ella misma se dedicó a cambiar por completo.

Su padre la había llevado al aeropuerto y ella me había invitado a ir para despedirla, como si aún conservase la esperanza de que yo le respondiese. Pero no, yo no pensaba ir.

Estaba enojada, incluso conmigo misma por ser tan cabeza dura. Había desarrollado un sentimiento más profundo que el de una amistad por ella, pero nunca se dio cuenta. Y si se dio cuenta, nunca me lo dijo. Eso me hacía enojarme aún más. Comencé a odiarla por no percatarse de mis sentimientos.

 Su vuelo salía a las 12:30 del día y eran las 11 cuando me dije que no iría. En un rato, me vestiría para ir a casa de Eli, quería ver como se encontraba, si de algo iba a preocuparme, iba a ser de mi amiga, y no de alguien que quiere abandonarme. Aunque no fuese su intención.

Estaba en mi habitación, poniéndome cremas en la cara para hidratarla cuando Carter irrumpió bruscamente en mi habitación y comienza a gritarme.

  • ¿Cómo no has podido vestirte? ¡Serás tonta! ¡Vamos se nos hace tarde! – Me dijo tirando ropa a mi cama. - ¡Vístete Ronnie!
  • ¿Qué? – Inmediatamente me di cuenta a qué se refería. Ella quería irme a dejar al aeropuerto. – Carpi, no voy a ir.
  • ¿Cómo qué no?
  • No quiero ir.- Afirmé.
  • ¿Por qué no?
  • ¿Para qué quiero ir a despedir a alguien que me abandona por su propia voluntad? No gracias.
  • No seas tozuda Ronnie. Ella no te está abandonando, porque no le has dicho como te sientes.- Me dijo Carter como si me estuviera regañando- No me importa si estas enojada o no, vas a subir a ese puto auto y nos iremos al aeropuerto en este momento.
  • No alcanzaremos a llegar.- Reclamé.- Tú camioneta puede morir en el camino Carter.
  • ¿Quién dijo que vine en mi camioneta?
  • ¿Qué?
  • ¡Solo vístete! ¡O te visto yo! – Me arrogó el corpiño por la cabeza.

Me vestí frente a ella, estábamos acostumbradas a ello, nos conocíamos prácticamente de pies a cabeza. Carter me lanzaba la ropa y yo me la ponía casi en el aire. Corrimos hasta el auto y me encontré con el auto de Elliot.

¿En serio ahora conducía el auto de Elliot?

  • ¿Qué? – Me dijo ella encogiéndose de hombros, como si no fuese nada extraño.- Le dije que necesitaba correr y que era urgente.
  • ¿Te das cuenta que lo único urgente aquí es nuestra amiga Eli verdad?
  • Eli está con Sky en estos momentos. Confío lo suficiente en Sky como para saber que Eli está bien.
  • Pero…
  • ¡No protestes por la puta madre! ¡Súbete!

Elliot realmente debe confiar mucho en Carpi para prestarle su auto, porque cuando Carpi corre por la carretera es como si creyera que protagoniza una de las tantas películas de “Rápido y Furioso”.

Llegamos al aeropuerto a las 12:15, un milagro para mí y un record para Carter. ¿Lo mejor? Es que llegamos vivas y enteras.

Recorrimos varias partes del aeropuerto en busca de Jessie, hasta que por fin la divisé cerca de las puertas de embarque y corrimos hacía ella. Su padre no estaba con ella, algo que fue bastante satisfactorio para mí, si me iba a despedir, entonces lo haría de la forma correcta.

Soy bastante terca, muchas veces creo saber qué es lo que quiero, pero otras veces necesito un empujón para darme cuenta. Carter me había dado más que unos cuantos empujones, por poco me había golpeado para hacerme entrar en razón, pero se lo agradecía, porque en esos momentos al estar con Jessie ahí, me daba cuenta que no podía dejarla marchar sin decirle lo que sentía.

Ella sonrió de la misma forma que siempre hacía, de la misma forma en que yo amaba.

  • Viniste. – Me dijo sorprendida y corrió a abrazarme.
  • No podía dejarte ir sin decirte algo. – Confesé culpable. Ella se separó de mí para escucharme atentamente. – Estuve enojada con el mundo porque te marchabas. No quería verte porque supuse que mientras más temprano me despidiese de ti, más fácil se haría al momento de dejarte ir. Y es que… Yo sé… Me siento tan mal… Jessie yo…
  • Lo sé. – Me respondió ella con una sonrisa melancólica. – Yo también me siento así. – Aquello me tomó por sorpresa.
  • ¿En serio? ¿Desde cuándo? – Estaba sorprendida, aliviada e ilusionada.
  • Desde que te conocí. – Hubo un silencio cómplice entre ambas, en donde podía verlo en sus ojos azules. – En la tienda de los pantalones supe que eras especial Ronnie, fue por eso que fui a hablar contigo cuando me enteré que estaba en tu misma escuela. Me sentí feliz y aliviada, no sabes cuánto agradecía haber encontrado a una verdadera amiga aquí, justo cuando más lo necesitaba. – Espera, ¿qué?
  • ¿Amiga?
  • Sí, por eso te estoy muy agradecida. – Ella vio la expresión en mi rostro. – Eso es lo que ibas a decirme ¿no? – Su rostro extrañado me hizo fingir una sonrisa.
  • Si claro, eso es exactamente a lo que me refería. Yo también te estoy muy agradecida por ser mi amiga y encontrar en ti una amiga de verdad. – Mentí. Ella sonrió convencida y me abrazó nuevamente.
  • No te olvides de mí.- Me dijo mientras me rodeaba con los brazos.
  • Lo dudo. – Respondí incomoda, desencajada, triste y tonta.
  • Espero volver. Te contaré todo.  
  • Súper. – Agradecí.




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