Devuélveme la calma que no tengo,
desde el momento en que te vi aquella tarde,
días van, días vienen y aunque lo intento,
mi mente se rehúsa a no pensarte.
¿Acaso es un delito quererte como te quiero?
¿Acaso mi condena por hacerlo es no tenerte?
Si es así, me temo que seré un fugitivo
que robará tu corazón indefinidamente.