Dame paz, que para la guerra ya tengo a la mente
que me ataca por momentos sin parecer ser consciente
de que habitamos las dos en este cuerpo doliente
que fallece día y noche sin un rastro que lo muestre.
Dame risas, que mi llanto está cansado de salir
cuando todo anda mal y mi pecho pide morir
porque cree no soportar un solo día más seguir
aguantando la condena que le ha tocado vivir
Dame abrazos, que la soledad ya me apuñala el alma
y tu calor puede ayudar a aligerar esa carga
que ante los ojos del mundo simplemente es una farsa,
pero yo que la sustengo sé que es mi verdad amarga