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Capítulo 1: Casa Nueva, Vida Nueva

En la prefectura de Aichi, en la región de Chubu, Ciudad Kitanagoya, Japón. Una joven se encontraba despertando al sentir los rayos del sol entrar por su ventana.

—¡Nozomi! Despierta. Se te hará tarde para tu primer día de escuela —anuncio la madre de la chica desde el primer piso.

En ese momento, Nozomi abre los ojos de golpe y salta de la cama entusiasmada.

—¿Cómo voy a dormir en un día así? —se animó a sí misma y comenzó a alistarse.

Hoshino Nozomi, es una chica de 15 años. Hoy comienza su primer día de escuela en el tercer año de secundaria. Recientemente se mudaron de casa por trabajo de su madre, pero afortunadamente queda cerca de su nuevo colegio.

Nozomi baja las escaleras rumbo al comedor, donde su madre está poniendo la mesa para comer.

—Huele delicioso, Mamá —halago.

—Gracias, hija. Siéntate o se te hará tarde —dijo gentilmente.

Hoshino Hiroko, es la madre de dos hijas. Ha cuidado de ellas desde siempre.

Nozomi asiente y toma asiento. En ese momento, su hermana menor baja las escaleras, entusiasmada.

—¡Buenos Días! —dio una vuelta por todo el comedor y se colocó al lado de Nozomi.

—Sayuri, no hagas tanto ruido, es temprano. Además, no corras demasiado, te podrías caer —reprendió Nozomi.

—Está bien, hermana.

Hoshino Sayuri, va en tercer año de primaria y tiene ocho años. Es una chica optimista, alegre y simpática. Su sueño es ser gimnasta, por ende, está en el club de porristas de su escuela.

—¡Gracias por la comida! —Anunciaron las tres antes de comer.

La primera en terminar es Sayuri, quien se levanta rápidamente, recoge su plato y se dirige a lavar sus dientes.

Nozomi termina al mismo momento que su madre. Se levanta y comienza a lavar los trastes que se ensuciaron esa mañana.

—Hermana, apúrate. Se nos hará tarde —anuncio Sayuri.

—¿Eh? Si, ya voy —termino de lavar, va por su mochila y sale de la casa con Sayuri.

—Tengan mucho cuidado —despidió Hiroko desde la puerta.

—¡Si! —ambas la despiden.

—Dime, Sayuri ¿Estas ansiosa?

—¡Si! Conoceré a nuevas amigas —respondió alegre.

—¿Así? Espero que las invites a la casa y hacer todas juntas una pijamada —comento Nozomi entusiasta.

Sayuri asiente. Tras unos minutos más de caminar, llegan a la escuela de Sayuri.

—Cuídate mucho —se despidió Nozomi.

—Sí, hermana. Tu igual —sonríe y alegremente ingresa a la escuela.

Nozomi siguió caminando hasta llegar a su nueva escuela, estaba demasiado nerviosa por entrar. No sabía si podía encontrarse con sus amigos que estudiaban ahí, pero entro decidida a buscar su salón de clases.

Mientras buscaba su respectivo salón, Nozomi choca con alguien al estar algo distraída.

—Lo siento, no mire por donde iba.

—No hay problema. Yo también estaba distraído —respondió su contraparte—. Soy Kawasaki Yuu —sonríe.

—Kawasaki—san. Soy Hoshino Nozomi.

—Por favor, llámame Yuu —dice coqueto.

—¿Eh? Está bien, Yuu—kun —responde algo incomoda—. Soy… —fue interrumpida por Yuu.

—¿Nueva aquí? Ya lo sabía —completo.

—¿Eh? ¿Cómo supiste? —pregunto confundida.

—Conozco a todos en este lugar. Tu rostro no se me hizo familiar, así que lo supuse —respondió orgulloso.

—Oh, ya veo —ríe nerviosa.

—¿Ya sabes cuál es tu salón? —pregunto curioso.

—Algo así, no vine a la ceremonia de ingreso —se rasca la nuca apenada.

—En ese caso, te hare un pequeño tour por la escuela —comento animado.

—¿De verdad? Muchas gracias, Yuu—kun —le sonríe agradecida.

—No es nada, Nozomi—san.

En el camino, ella se enteró de que Yuu es de los chicos más populares de la escuela y al terminar, ambos regresaron al salón de Nozomi.

—Este es tu salón. Al parecer, compartiremos clases.

—¿En serio? Me alegra conocer a alguien de mi salón —comento Nozomi con entusiasmo.

—Ya vi que nos reemplazas con facilidad —comento una voz detrás de ella.

—No puede ser… Esa voz… —pensó Nozomi y se giró al instante—. ¡Yuji—chan!

—La misma y única —Nozomi se acercó a ella y la abrazo.

—Me alegra tanto verte —comento Nozomi.

—A mi igual —corresponde el abrazo.

—¿Y qué? ¿Para mí no hay abrazo? —comento un chico llegando a la escena.

—¡Ichiro-kun! —se suelta de Yuji y corre a abrazarlo a él—. Claro que sí. Te extrañe mucho.




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