A lo largo de la semana, todo paso como si nada hubiera pasado. Sin embargo, Nozomi no se quedó con la duda sobre lo que paso el fin de semana pasado y lo converso con Ichiro, confesando que se sentía un poco mal por como la trato y que desea salir con ella el siguiente fin de semana, ella accedió.
El domingo llego e Ichiro estaba preparando sus cosas para salir ese día.
—A ver… ¿Qué más? —decía metiendo las cosas en una mochila.
De pronto, su madre entra a su habitación.
—Ichiro —sus palabras desaparecen y mira sus acciones—. ¿Qué haces? —pregunto curiosa.
Ichiro la mira.
—Oh. Madre. Estoy alistando mi mochila… Saldré con Nozomi —dice eso ultimo con dificultad.
—¿A dónde? Si se puede saber —dice cruzándose de brazos.
Ichiro sonríe.
—Al árbol del cerezo.
Su madre guarda silencio un momento.
—Ese lugar significa algo, ¿verdad?
Ichiro ríe levemente.
—Tal vez. Por cierto —cambia de tema—. ¿Sabes dónde está una cajita que traje la semana pasada?
—Sabía que era para ella. Me tome la molestia de decorarla, espero no te moleste —se la entrega.
—Para nada… Gracias, Madre —le sonríe agradecido.
—¿Desayunaras? —pregunto la mujer.
—Si —ambos bajan tras decir eso e Ichiro mira a todos lados buscando algo—. ¿Dónde está mi padre?
—Salió temprano, dijo que tenía cosas pendientes en el trabajo.
—Ya veo… —Ichiro analiza sus palabras —. Es mejor así… No quiero que se entere —pensó.
Mientras tanto, Nozomi se encontraba alistándose para salir.
—¿Tienes planes para hoy? —pregunto Hiroko.
—Así es. Ichiro me invito a salir —sonríe.
—Me alegra ¿Iras a ver a Sayuri?
—Sí, iré antes de reunirme con Ichiro.
—Entonces puedes darle este postre de mi parte —le da una caja.
—Claro que si —lo toma.
—¿A qué hora quedaste con… Endou—kun?
—A la una de la tarde.
—Sera mejor que te apures. Son las 10:50 am y no has terminado.
—¿Ya es tan tarde? Gracias, madre —apurada corre a su cuarto.
Nozomi rápidamente termina de vestirse. Traía una falda naranja con una blusa rosada que tenía como dibujo un conejo blanco. Unas calcetas largas color blanco y zapatos cafés. Recogió su cabello es una trenza.
Al terminar de alistarse salió de su casa y fue rumbo al hospital para ver a Sayuri
—Buenos Días, Sayuri —saludo Nozomi.
—Hermana. Buenos días, ¿cómo amaneciste? —pregunto algo adormecida.
—Muy bien, ¿y tú?
—B—Bien… ¿Vas a algún lado?
—Sí, iré con Ichiro.
—Oh, Ichiro—nii —sonríe alegre.
Nozomi ríe levemente.
—Dijo que me tiene una gran sorpresa —comenta emocionada.
—Sorpresa le darás tú, hermana. Te ves muy linda —halaga.
—Muchas gracias, Sayuri —saca de su bolsa la caja del pastel—. Nuestra madre me dio esto para ti.
Sayuri la mira sombríamente pero rápidamente finge una sonrisa y lo toma lentamente.
—Gr—Gracias.
—¿No lo comerás? —pregunto curiosa.
—Ah, yo… Acabo de comer, lo comeré más tarde —respondió algo nerviosa.
—Oh… Ya veo —la mira con sospecha pero al instante suena su celular, era Ichiro. Le había enviado un mensaje.
—Oh no, Ichiro me está esperando. Debo irme, Sayuri —guarda su celular—. Nuestra madre vendrá más tarde para verte —agrego antes de irse.
—¡¿De verdad?! —comento con alegría.
—Sabía que te alegraría. Me gustaría quedarme más tiempo, pero debo irme —anuncio y se acercó a la puerta.
—Ten cuidado, hermana y diviértete con Ichiro—nii —se despide y Nozomi sale de la habitación.
Al estar sola, Sayuri miro aquella caja con ternura pero rápidamente cubrió su boca con su mano mientras corre hacia el baño.
Nozomi se apresuró para llegar al punto de encuentro, en donde se encontraba Ichiro, esperándola.
—¡Ichiro! —alzo la voz Nozomi mientras se acercaba.
Ichiro voltea al escucharla.
—Nozomi —sonríe—. Buenas Tardes.
—Lo siento tanto —junta sus manos frente a ella avergonzada—. Te hice esperar.
Ichiro ríe levemente y acaricia su cabeza.
—No te preocupes.
Nozomi lo mira y sonríe de igual forma.