Capítulo 8: Fuera de Control

Después de clases, los chicos caminaron juntos a casa.

Yuji se estaba estirando mientras caminaba.

—¡Hoy fue agotador! —opino agotada.

—Pero divertido —comento Nozomi.

—No lo negare —apoyo Yuji—. Realmente deseo que este baile sea el mejor de todos —comento emocionada.

—Lo será —motivo Nozomi.

—Tu organización es impecable, Yuji—san —halago Yuu.

—Oww… Muchas gracias a los dos —se conmovió.

—Aunque no todos ayudan por igual —comento Ichiro mirando a Yuu.

—Ahora que lo mencionas, tienes razón —lo miro de igual forma.

Yuji se interpone entre los dos para que no empiecen a pelear.

—Basta, no hay que buscar quien hace más o menos. Porque yo soy la que hace todo el trabajo —dice orgullosa y dramática.

—No seas mentirosa, Yuji—chan —Nozomi se trepa encima de ella.

—¡Oye! ¡Bájate! ¡Has comido demasiado estos días! No estás liviana —bromeo Yuji.

Los cuatro estuvieron riendo todo el camino a casa, hasta que Yuu y Yuji se fueron por diferentes caminos.

—Pensé que querrías acompañar a Nozomi—chan a casa —comento Yuji curiosa.

—¿Qué? No —dice tranquilo—. Creo que ellos necesitan hablar de sus cosas —dice entre risas.

—Pero… ¿No estabas enamorado de Nozomi—chan? —pregunto confundida.

Yuu se detiene en seco.

—¿Eh? —la miro asombrado.

—A—Ah, ¿sabes qué? Olvídalo. Quizás yo malentendí todo. Lo siento. Adiós —sale corriendo dejando a Yuu solo con sus pensamientos.

—A mi… ¿Me gusta Nozomi—san? —se preguntó confundido.

Por otro lado, Ichiro y Nozomi iban camino al hospital para ver a Sayuri.

—¿Estás lista? —pregunto Ichiro.

Nozomi respira hondo.

—Estoy nerviosa, no la he visto en mucho tiempo.

—Todo fue por su bien, te lo aseguro —comento para calmarla.

—No lose… Mama ha actuado muy raro desde ese día —confeso Nozomi.

—Estoy seguro que todo lo hace para cuidarlas, confía en ella —aconsejo Ichiro.

Nozomi le sonríe.

—Tienes razón, no debo dudar de Mama, después de todo, ella siempre ha cuidado de nosotras… Ella sola —dice con melancolía.

—No pienses en eso, Sayuri debe verte feliz.

—Sí, tienes razón —le entrega una sonrisa vacía.

Ichiro la mira molesto. Nozomi comienza a reírse por su reacción.

—¿Qué tiene de gracioso? —pregunto irritado.

—Es la misma cara que pones cuando Yuu—kun me habla —confiesa.

Ichiro bufa.

—Tal parece que aún no termina de agradarte.

—No tengo muy claro cuáles son sus intenciones contigo —admite.

—¿Intenciones? —pregunto Nozomi confundida.

—No es nada importante —desvía la mirada.

Nozomi se pone frente a él para impedir que avanzara.

—Ichiro —lo mira seria—. No dejare que nadie más vuelva a hacernos daño —toma su mano—. Nadie nos va a separar, lo prometo —sonríe.

Ichiro la mira con ternura y le revuelve el cabello.

—Siempre sabes que decir, ¿no es así?

Nozomi ríe.

—Sólo contigo.

Ambos se miran durante unos segundos y continúan su camino rumbo al hospital.

Al estar frente a la habitación, Nozomi respira hondo y abre la puerta.

—Sayuri —hablo al entrar.

—¡Hermana! —hablo Sayuri emocionada.

Detrás de Nozomi, entra Ichiro.

—Buenas Tardes, Sayuri—chan —saludo.

—Ichiro—nii —lo miro alegre.

—Te dije que lo traería a verte cuando pudiera —se acerca y le besa la frente.

—¡Genial! Me alegra mucho verlos a los dos de nuevo —hablo con fuerza en su voz pero una tos molesta llego de repente.

Podía verse a la pobre de Sayuri visiblemente más delgada y pálida, además de tener un gorro de invierno cubriendo su cabeza.

—Lamento mucho no haber venido antes —se lamentó Nozomi.

—No te preocupes, hermana —respondió comprensiva.

Nozomi la miro con tristeza por su estado, pero Ichiro interrumpió la escena sombría.

—Toma, Sayuri—chan —le entrega una caja de chocolates.

—Oh… Gracias —los tomo débilmente y acaricio la caja.

—¿No vas a probarlos? —pregunto Nozomi ansiosa.

—A—Ah… Los médicos me han recomendado no comer hace unas cuantas horas… Me harán otros análisis —comento algo desanimada.