El bosque estaba envuelto en una oscuridad profunda, solo iluminada ocasionalmente por los rayos de luna filtrándose entre las ramas. Sam Winchester avanzaba con pasos silenciosos sobre el lecho de hojas secas, siguiendo el rastro de actividad sobrenatural que había llegado a sus oídos esa misma tarde. El aire estaba cargado de electricidad, un presagio de la tensión que llenaba el ambiente.
Mientras avanzaba entre los árboles, Sam vislumbró un movimiento sutil entre las sombras. Una figura se movía con gracia y determinación, sus pasos seguros sobre el terreno irregular. Era una joven, no mucho mayor que él, con el cabello oscuro recogido en una coleta desordenada. Llevaba puesto un conjunto de ropa de cuero gastado pero funcional, adornado con herramientas de caza que brillaban débilmente bajo la luz de la luna.
Sam se detuvo por un momento, observándola con admiración y curiosidad. Ella parecía estar en sintonía con el bosque, como si cada hoja y cada sonido hablasen directamente a ella. Decidió acercarse con cautela, consciente de no querer asustarla en medio de su concentración.
—¿Nueva en el negocio? —preguntó Sam finalmente, rompiendo el silencio tenso del bosque.
La chica se detuvo en seco y lo miró con sorpresa, sus ojos oscuros evaluándolo con cautela y evaluación.
—Depende de cómo lo veas —respondió ella con una voz firme y serena, su tono revelando una confianza bien ganada—. Cazo desde hace algunos años. ¿Y tú?
Sam sonrió levemente, impresionado por su compostura y habilidades.
—Desde hace mucho tiempo —dijo con calma—. Me llamo Sam.
—Eve —respondió ella simplemente, sin dar más detalles, y retomó su rastro con renovada determinación.
Sam notó cómo manejaba su arma con una gracia casi innata, moviéndose con una combinación de fuerza y precisión que solo los cazadores experimentados poseen.
A medida que siguieron el rastro juntos, compartieron silenciosamente el peso de su misión común. Eve demostró ser una compañera competente y valiosa, mostrando no solo habilidades impresionantes en la caza, sino también un profundo conocimiento de las criaturas sobrenaturales que perseguían.
Entre los momentos de tensión y acción, surgieron conversaciones esporádicas que revelaban una conexión más profunda, basada en experiencias compartidas y un sentido común de propósito. Sam admiraba no solo la destreza de Eve en la caza, sino también su inteligencia y valentía ante el peligro.
Con el transcurso del tiempo y enfrentando desafíos juntos, su relación se profundizó. Compartieron historias de caza, estrategias probadas y secretos que solo los cazadores veteranos conocen. Entre las horas oscuras de la noche y las luces mortecinas del campamento improvisado, Sam y Eve encontraron una conexión más allá de la caza misma.
Al final de un largo día de lucha y vigilancia, cuando la amenaza que habían seguido fue neutralizada y la tranquilidad volvió a llenar el bosque, Sam y Eve se encontraron frente a frente. En ese momento, ambos entendieron que habían encontrado en el otro no solo a un aliado en la lucha contra el mal, sino también algo más: una conexión que prometía aventuras compartidas y un futuro incierto pero emocionante en el mundo de la caza.
Sam y Eve se sentaron junto a la débil luz del fuego, el crepitar de las llamas rompiendo el silencio de la noche. Después de un largo día de caza, la calma relativa del campamento improvisado les ofrecía un breve respiro. Eve miró el fuego con expresión pensativa, mientras Sam observaba las llamas danzar en los confines de la hoguera.
—¿Sabías que ambos estudiamos leyes en la universidad? —preguntó Sam de repente, rompiendo la tranquilidad con una nota de sorpresa y curiosidad.
Eve levantó la mirada hacia él, sus ojos oscuros brillando con interés.
—¿En serio? —respondió con un tono de incredulidad mezclado con una ligera sonrisa—. No lo habría imaginado, considerando dónde terminamos ahora. Pero supongo que cuando el mundo vuelva a su inicio, necesitarán abogados y ahí es donde nosotros triunfaremos.
Sam asintió, una sonrisa nostálgica curvando sus labios.
—Sí, es algo así —admitió—. Pensé que seguiría una carrera como abogado, pero las circunstancias me llevaron por un camino muy diferente.
Eve asintió en silencio, su mirada perdida en las brasas ardientes del fuego.
—Lo entiendo —dijo finalmente, con un tono de complicidad—. Yo también tenía grandes planes en la universidad, pero la vida tiene una manera de cambiarte los planes, ¿verdad?
Sam reflexionó por un momento, recordando los días de estudio y las ambiciones juveniles que una vez tuvo.
—Sí, definitivamente —respondió con sinceridad—. Supongo que la caza se convirtió en nuestra verdadera vocación, de una manera extraña.
Eve asintió lentamente, absorbida en sus propios pensamientos.
—A veces me pregunto cómo sería nuestra vida si hubiéramos seguido ese camino —admitió con una voz suave—. Pero aquí estamos, lidiando con lo que el destino nos ha traído.
Sam asintió con empatía, sintiendo una conexión más profunda con Eve a medida que compartían este momento de introspección.
—Supongo que cada experiencia nos ha llevado a donde estamos ahora —reflexionó con una pequeña sonrisa sobre sus labios—. Y aunque nuestros caminos fueron diferentes de lo que esperábamos, estoy contento de haber encontrado un propósito real en esto.
Eve sonrió débilmente, reconociendo la verdad en sus palabras.
—Sí, yo también —respondió sinceramente—. A veces las vueltas de la vida pueden llevarte a lugares inesperados, pero eso no significa que estemos perdidos.
—Siempre hemos estado perdidos —confesó él desde el interior de su corazón.
Sam y Eve se encontraron sentados al borde del campamento, bajo un cielo estrellado que parecía observar sus pensamientos más profundos. El crepitar del fuego proporcionaba un fondo reconfortante para su conversación.
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Editado: 28.05.2025