4) Olvido

Capítulo 24: Redención

El aire fresco del anochecer envolvía el campamento mientras Sam, Eve y Dean se reunían alrededor de la tenue luz de la hoguera. La atmósfera estaba cargada con la tensión residual de un intercambio tenso más temprano en el día, cuando Dean había actuado impulsivamente, poniendo en peligro a todos con su desacierto.

Dean rompió el silencio primero, su mirada sincera y su tono sereno reflejaban un arrepentimiento genuino.

—Chicos, necesito decir algo —comenzó, su voz resonando con una mezcla de humildad y determinación—. Lamento mucho haber actuado de esa manera. Fue imprudente y puso a todos en riesgo.

Sam y Eve intercambiaron miradas fugaces, reconociendo la gravedad de sus palabras pero también la sinceridad detrás de ellas. Eve asintió con seriedad, mostrando su disposición a perdonar.

—Entendemos, Dean —dijo con calma—. Lo importante es que todos estamos bien ahora.

Sam asintió en acuerdo, su expresión reflejando un alivio tranquilo.

—Gracias por disculparte, Dean —dijo con sinceridad, sabiendo lo difícil que podía ser para su hermano menor admitir sus errores.

Dean asintió con gratitud, aceptando la comprensión de sus compañeros con humildad.

—Gracias a ambos —respondió con un suspiro de alivio—. Prometo ser más cuidadoso en el futuro. No quiero ponerlos en peligro de nuevo.

Mientras la tensión se disipaba gradualmente entre ellos, una presencia familiar apareció entre las sombras circundantes. Castiel, el ángel con quien habían compartido tantas batallas y momentos difíciles, se materializó con su habitual calma serena.

—Dean, Sam, Eve —saludó Castiel con su tono tranquilo pero firme—. Me alegra ver que están bien.

Dean asintió con una sonrisa leve, reconociendo la bienvenida interrupción de su amigo celestial.

—Castiel, siempre es un alivio verte —dijo sinceramente, sintiendo un respiro de alivio al saber que el ángel estaba con ellos una vez más.

Sam y Eve miraron a Castiel con respeto y aprecio, reconociendo su papel crucial en muchas de sus victorias y su constante apoyo en los momentos difíciles.

—Gracias por estar aquí, Cass —dijo Sam con gratitud—. Tu ayuda siempre es invaluable.

Castiel inclinó la cabeza en un gesto de aceptación modesta.

—Estoy aquí para ayudar en lo que pueda —respondió con humildad—. La conexión que compartimos es importante, y siempre estaré dispuesto a brindar mi apoyo.

Juntos, bajo la luz parpadeante de la hoguera y con la presencia tranquilizadora de Castiel a su lado, Sam, Dean y Eve sintieron una renovada sensación de unidad y propósito. A pesar de los desafíos que enfrentaban en su vida como cazadores, sabían que podían confiar en el apoyo mutuo y en la fortaleza de su equipo para superar cualquier obstáculo que el destino les presentara.

Con la noche extendiéndose sobre ellos y el futuro incierto brillando en el horizonte, Sam, Dean, Eve y Castiel se prepararon para el próximo capítulo de su viaje, unidos por la determinación de proteger a aquellos que no podían protegerse a sí mismos y enfrentar cualquier amenaza que se interpusiera en su camino.

La noche envolvía el campamento en una quietud apenas rota por el crepitar de la hoguera. Sam, Dean, Eve y Castiel se reunieron en círculo, sus rostros iluminados por el resplandor dorado de las llamas mientras discutían el destino de Ruby, una figura complicada en su historia de caza.

Castiel tomó aire profundamente, sus ojos azules fijos en los de Sam y Dean con seriedad.

—He estado investigando —comenzó en tono grave pero decidido—, y creo que he encontrado una posible solución para salvar a Ruby...

—¿No era Rubby? —preguntó Dean.

Sam y Dean intercambiaron miradas llenas de esperanza y preocupación.

—Sí, es Rubby o Ruby para no ser tan extenso.

Aunque Rubby había sido una aliada ambigua en el pasado, ambos sentían un peso en sus corazones por la situación en la que se encontraba ahora.

—¿Qué tipo de solución? —preguntó Sam, su voz llena de cautela mientras esperaba la respuesta de Castiel.

Castiel asintió, reconociendo la importancia de sus palabras.

—He descubierto un antiguo ritual —explicó meticulosamente—. Este ritual tiene la capacidad de restaurar la conexión de Ruby con su humanidad perdida. Podría permitirle recuperar su libre albedrío y redimir sus acciones pasadas.

Dean frunció el ceño, procesando la información.

—¿Es seguro? —preguntó, reflejando la preocupación compartida de todos por las posibles consecuencias de cualquier magia antigua y poderosa.

Castiel asintió solemnemente.

—Como todo lo relacionado con lo sobrenatural, tiene sus riesgos —admitió—. Pero he estudiado cada detalle con cuidado. Creo que es nuestra mejor oportunidad de ayudar a Rubby.

Eve, quien había escuchado en silencio hasta ahora, habló con determinación.

—Entonces, ¿qué estamos esperando? —preguntó con decisión—. Si hay una posibilidad de salvar a Rubby y ayudarla a encontrar la redención, debemos actuar.

Los cuatro se miraron entre sí, compartiendo una mezcla de esperanza y determinación. A pesar de las complicaciones y divisiones que Rubby había causado en el pasado, ahora estaban unidos en un objetivo común: salvar a uno de los suyos.

—De acuerdo —dijo Dean finalmente, rompiendo el silencio con decisión—. Vamos a hacerlo. Necesitamos todos los detalles y empezar lo antes posible.

Castiel asintió, agradecido por la confianza depositada en él.

—Prepararé todo lo necesario —aseguró, su voz resonando con determinación—. Juntos, podemos hacer esto.

Con la hoguera ardiendo como un testigo silencioso de su determinación compartida, Sam, Dean, Eve y Castiel se prepararon meticulosamente para el desafío que tenían por delante. Revisaron cada detalle del ritual, asegurándose de estar completamente preparados para cualquier eventualidad que pudiera surgir en el intento de salvar a Rubby.




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