Calidez en la mirada marchita que tenías ayer, cuando al cielo lanzabas pétalos
amarillos como el sol. Liso, frío e invisible a la vez como tu piel, cuerpo en forma
de un tallo de rosa desnudo por amar. Estremeces cuando tu cuidador te hiere
con las espinas que te robó.
Nada es gris, nada es blanco, nada es brillo cuando del cielo relámpagos golpean
tu mirada, ráfagas que no son de cariño ni de amor matutino. No corres como el
río que te invita a ahogarse entre el inmenso océano, cuando tus sueños son
como el viento entre montañas. Cruzan y se van.
Poco amor para quien la seda de sus vestidos están manchados de dolor, poco
amor para quien su mirada ya no se alza al horizonte dónde siempre sueña estar,
poco amor para quien fue tu alegría y tu perdón, poco amor para quien fuese en
la anochecer el amor de tu vida.
Pisoteas mi sueño de ser grande casi al cielo tocar, pisoteas hasta mis pétalos
ahogar, pisoteas como aquel guerrero que a su enemigo quiere acabar... Más a mí
ya no volviste encontrar.
Canto con el aire que un día abrazado a mí quiso llorar y a mi cuerpo dio lo que siempre a ti te dio.
Canto y sonrió al ver tu tormenta ahogar.
Canto y sonrió porque a tu pies no vivo ya.
Canto y sonrió por verte llorar lo que ayer te hizo amar.
Canto y sonrió como antes de ti.
Canto & sonrió cuando ya no te sentí.
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