Vagas en cada noche por las empedradas líneas de mis recuerdos tristes, como
vaga aquel anciano que busca la morada abandonada de su madre para saborear
su café, triste y desolada se halla mi pesado cuerpo cuando te imagino y te veo.
Caminando me encuentro en los largos senderos que junto a mí antes del ayer
dibujaste conmigo tener, lindo atardecer no menos que los amaneceres que
contemplamos juntos, recostada sobre mi pecho aplastado por tu cabeza.
Allí
deseabas verme una, dos y otra vez.
Caminar conmigo fue tu castigo, saber que mi futuro era distinto que aquel
soñado juntos, era tu papel y yo la pluma que escribía sobre él. Sueños con
promesas de un niño cruel que aún no sabía cómo lucir la belleza de ti mujer.
Cada mañana después de verte vagar por las empedradas líneas de mis recuerdos
tristes te vuelvo a ver, menos hermosa que ayer, más firme y más dura contigo a
la vez, ya no eres mi amiga ni amante como creíste ser, no eres más que la sombra
de ayer.
En cada mañana dejo de pensarte de nuevo, recordando aquellos tiempos las
locuras de tus delicados besos. Arrugado tu corazón, arrugada tu alma triste y
desolada sin calma, ya no cantas en las madrugadas, ya sólo recitas los versos que
dejo en tu ventana.
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