Al paso de tus elegantes pasos, tu alegría se hace más pequeña, tu llanto quema
no menos que las gotas que salen de tus ojos, se hace eterno tu -hasta luego- no
juraste aquí verme de nuevo, en cambio aquí te espero de nuevo, con manos de
barro que ya el sol no conoce por el puño de desilusión que amarro yo.
Sonrojado está las entrañas de mi amado corazón, lleno de pesares, lleno de vacío
y un sentimiento llamado amor, de amoríos se tornó el alma cuando sentiste lo
largo y cansado que es la vida sin mí compañía. Abrázame fuerte de nuevo ahora
que ya no quieres mi cansada primavera.
¿Será tu adiós? -Delicados brazos que ayer empuñaban mi pecho, refugiándose de
aquellas viejas heridas que de vuestra mente se negaron ir. Marcha al aire de
aquel bosque frío, marcha la voz que también atormentando andaba yo. Copa
llena de oscuro vino que a ofrecerte eh venido otra vez.
Pesada es ahora la pena, largo y amenazante es el camino, antorcha que ahora es
tu compañía actuando como embriagada, así de delirante a cada paso negando
partir de tu silenciosa compañía. Sola y sin mí. Sálvate amada mía que al
amanecer las locuras de tu partida mi lenta agonía será tu alegría
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