Elogios que se disfrazaban en las melodiosas canciones del maestro de mi viejo,
esta noche de nuevo se alzan los velos en medio de nuestro teatro, salón que un
día de tu mano encendimos luces, pero nunca quisimos derrumbar ante el olvido
y el llanto. Hoy es alegría.
Danzantes en linos de seda que adornaron tu presencia, burlando mis opacos
harapos, te acercaste sin temor, no era de mirada triste, no hay pasillo fino que
suavicen tus pasos al andar, no hay claveles ni orquídeas que ofrecer a tus manos,
cuando de rodillas me incline besando de nuevo el dorso de tu mano izquierda.
Sonrojadas mejillas que alguna vez me atreví a dibujar cuando negabas mis versos
y poemas cantar. Retumban en esta noche cuando la voz tosca de mi ser empuña
los borradores de mis canciones, esos que compuse al amanecer de tus sueños
húmedos. Hoy las vuelvo a recitar, hoy se dibujan tan fieles pero tus ojos ya
desaparecen.
Mano delicada reposando está sobre la mía, deteniendo mis improvisadas
composiciones de verdadero maestro, suaves mejillas que un día mis palabras
mancharon de duelo, hoy mis manos te acarician contemplando de nuevo el piano
de un verdadero artista. Sonrisa elegante de mujer buena, repica una y otra vez la
alegría de verme de nuevo.
Qué bonita se verán las mañanas cuando al despertar recuerde que de nuevo te
eh visto llegar. Pronunciando mil sentimientos que tu voz no podía expresar, una
sonrisa y un beso que no pudiste negar en tus mejillas reposar. Entendí que no te
tengo pero que de nuevo te eh visto llena de Alegría al despertar.
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