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Capítulo 06: Ginebra y un funeral

Fuera del baño y choco con alguien, fastidiada, levanto la cabeza y me encuentro con Ginebra una chica alta, de cabello color castaño y ojos del mismo color. Ella me mira y una sonrisa falsa se marca en su rostro.

— ¡Decidiste volver! — dice con su voz horriblemente aguda — espero que este sea un gran cambio para ti, que volver no te afecte y te haga mejor persona, que haga que no mates a otros o incluso a tu novio, ojalá volver te haga entrar en razón para que no estés como una loca —dice y suelta una carcajada, una de esas que te dan escalofríos. La ignoro, doy un paso pero ella se mueve más rápido y se pone en mi camino — ahora hablando en serio, admite de una vez que tu lo mataste, ese día no me engañaste ¿sabes? — me mira de arriba abajo y vuelve a reír — o tal vez Cole decidiera morir, tal vez se dio cuenta que no eras suficiente para él y eso lo llevo a tomar esa decisión, aunque pensándolo bien él no se suicidaria teniendome a mi — dice y se mira las uñas.

— ¿Acabaste ya? — le pregunto — tengo mejores cosas por hacer que estar escuchando las estupideces que piensa una adolescente común y patética, esa faceta de la adolescencia debió desaparecer hace 16 años — le digo y empiezo a caminar.

— ¡Eres una zorra envidiosa! —Grita y yo me detengo en seco.

— ¿Te están enseñando especies del mundo animal y palabras descriptivas que encajan perfectamente contigo?  — ella suelta un pequeño grito y yo sonrío — deberías volver a clase, tal vez estén aprendiendo algo sobre “perra mimada” — veo que los dos chicos aparecen con el carrito — ahora si me disculpas, tengo cosas que hacer — los chicos llegan a mi lado, yo me hago en medio de los dos y tomo el carrito.

— Que Cole este muerto es lo mejor que pudo haberle pasado, el pobre no soportaría pasar un minuto más contigo. 

Salimos del colegio y nos dirigimos al hospital, los dos chicos me miran, sé que quieren hablar y Tom es el valiente que lo hace.

— ¿Quien es ella? — Pregunta 

— Ginebra, mi ex-mejor amiga — le digo y lo miro, deben conocerla, es la hija de Humberto. — Una chica un poco idiota, que se enfadada cuando no consigue lo que quiere — entramos en el hospital y entregamos las cajas — ahora si me disculpan, tengo que esconder de nuevo a este bebé — les digo y el castaño habla ahora

— ¿Irás al funeral?  — lo miro y levanto una ceja a modo de pregunta. Los funerales en Toev son únicamente para familiares y amigos del fallecido, es un ritual un poco aburrido, el guardia líder da unas palabras y luego sacan el cuerpo que está sobre una madera rodeado de antorchas. El de Cole fue diferente... — era alguien importante para la comunidad de Toev. Me he enterado de cosas interesantes desde que estoy con los guardias, ella fue la que decidió que te quedarás aquí, ya sabes después de… lo que paso con ese chico — levanto una mano, quitandole importancia y me voy.


 



Después de esconder el carrito, vuelvo a mi casa y mi madre me espera con comida. Miro lo que hay en el plato y se me hace la boca agua, son como pescados pequeños, me los como rápidamente y subo a mi habitación. Guardo mis armas y empiezo a buscar un objeto por todo el espacio que tiene mi habitación, encuentro el pequeño perrito de peluche que una vez cojí de una tienda, lo guardo en mi maleta justo cuando entra mi madre en la habitación.

— Sigrid, tenemos que ir al funeral de Adina — asiento y nos disponemos a ir a la plaza de Toev, un lugar que queda justo en el centro del conjunto de casas. Al llegar mi madre se separa de mí, yo me alejo y voy en busca de la pequeña niña, la veo de la mano de un hombre y me acerco, ella me mira, suelta la mano del hombre y corre hacia mi. Cuando llega a mi lugar me abraza las piernas, la separo y me arrodillo quedándome frente a ella.

— Daila me dijo que no contara que estuviste ayer allí y lo hice — sonríe orgullosa.

— Porque has sido buena y porque hoy es tu cumpleaños, te regalo esto — saco el perrito de la maleta y se lo entrego — una persona maravillosa me dijo que hoy era tu cumpleaños y quise hacerte este regalo, ahora vete y no digas que yo te lo dí — ella me abraza y se va corriendo.

— Hola a todos — se escucha la voz de Humberto y todos voltean a verle cuando está sobre la pequeña tarima — estamos aquí porque nuestra comunidad ha tenido una gran pérdida, perdimos a nuestra compañera Adina que además de ser un gran pilar para esta comunidad también era madre, amiga, esposa y persona.— Él respira hondo. — No entendemos aún cómo ella pudo tomar la decisión de abandonar a sus hijos, amigos, esposo y su vida de esa manera — ¿por qué lo está haciendo parecer un suicidio?  — En un mundo como este, tenemos que ser fuertes, luchar contra todo. Siempre hay inconvenientes pero ninguno es motivo suficiente para quitarnos la vida como ella lo hizo — miro a mi alrededor y todos asienten con la cabeza ¿nadie sabe la verdad? — En este mundo estamos solos, desprotegidos y no sabemos cómo cuidar de nosotros…— en mi mente aparecen los ojos de Daila y la sonrisa de Cole.

— ¿Por qué dice que no nos quitemos la vida? — Pregunta la voz de la niña de cabello rubio — ella no hizo eso. 

— Algo va mal, Daila — la miro a los ojos, cierro los míos, tomo aire y hablo antes de que me arrepienta — te espero mañana en el lugar donde nos vimos por primera vez, a las dos — ella sonríe y sus ojos se iluminan.


Cole, algo va mal. Pienso y salgo de la plaza.



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En el texto hay: zombi, secretos, peligros

Editado: 15.08.2019

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