— Ya tienes tus armas y el mapa — le digo limpiando mis manos — ¿hacia dónde queda Solsona? — le pregunto y él mira el mapa, tiene una mochila un poco grande en uno de sus hombros, las otras dos están en el otro hombro.
— Y es ahí donde tenemos el problema — dice dándole vueltas al mapa.
— ¡¡¿QUÉ?!! — Grito y Daila ríe probablemente por el gesto que hizo Dan.
— Tengo un mapa del pequeño pueblo, mas no de como llegar — dice y sonríe dándole más vueltas al mapa.
— ¡¿ENTONCES CÓMO PIENSAS LLEGAR A SOLSONA?! — le grito y él levanta una mano.
— Antes, las personas a las cuales se les apagaba el teléfono y no tenían mapas a la mano, utilizaban carteles que estaban en la carretera para ubicarse. — dice mirándome fijamente.
— ¿Que es un teléfono? — le pregunto y él me mira asombrado.
— ¡¿No sabes que es un teléfono?! — lo miro y ladeo la boca.
— yo no, ella tampoco — señalo a Daila — ni él — señalo a Lois. Miro al cielo y veo un pájaro en un árbol — pero ¿sabes quíen sí lo sabe? — Dan me mira con curiosidad y yo señalo al pájaro, él ríe y empieza a caminar, le hago una señal a los demás y lo seguimos.
— ¡Bien! esta es la carretera y… —sale a la carretera — Solsona está hacia allí a 11 kilómetros — dice señalando y empieza a caminar, lo sigo y llego a su lado.
— ¿Nos dejarás en Solsona?— le pregunto y él asiente.
— Si hay un campamento, sí — dice y me mira — entiendo lo de tu madre — abre su mochila y saca dos manzanas.
— Es pasado, no le tenía afecto — le digo una verdad a medias, ya que hasta las últimas horas no me importaba.
— Y por eso lloraste sobre mí — dice y da un mordisco a su manzana — decían que los muertos son los que más amor reciben — dice con la boca llena.
— Tal vez sea verdad — lo miro y muerdo la manzana — ahora soy como una huérfana ¿no? — lo miro y él me devuelve la mirada — sin madre, sin padre, no tengo más familia — miro al suelo y levanto los hombros — sin Cole… — Dan me arroja algo a la cabeza y señala hacia atrás, volteo la cabeza y veo a Daila sobre un borde de metal donde acaba la carretera, está tomando la mano de Lois mientras avanza, ella ríe y mueve la cabeza orgullosa de que puede mantener el equilibrio.
— Yo también perdí a Cole — dice y mira a Daila — ¡NO TENGO TODO EL DIA, BAJA DE AHÍ TENEMOS QUE LLEGAR RÁPIDO! — grita en un tono juguetón, Daila baja de un salto y llega a nuestro lado junto con Lois.
— Entonces, Lois, ¿leías todo lo que enviaban en el colegio? — le pregunto y él asiente sonriendo — ojalá en Solsona queden libros, Cole me daba libros — le sonrío y recuerdo uno que tengo en la mochila, lo saco y se lo entrego — este pudo tener un final mejor, es el último, antes de este hay tres más, ¡esperemos que en Solsona… — miro adelante y Dan esta besando un cartel — oye... — lo llamo con un poco de preocupación, puede que se haya vuelto loco o tenga una insolación, él ríe mientras abraza el cartel.
— ¡LLEGAMOS A SOLSONA! — grita y Daila empieza a saltar, miro a Lois y lo abrazo, feliz de llegar a un lugar seguro.
— ¡¡SÍ, POR FIN. ESTOY CANSADA DE CAMINAR!! — grita Daila y también empieza a reír.
— ¡Vamos! — nos llama Dan y corremos adentrándonos en Solsona, el lugar está lleno de autos vacíos, cuerpos de sombis en el suelo y esta todo en desorden — mantengamos la calma, este es el pueblo. El campamento debe estar por aquí, vamos a revisar— empezamos a caminar por el pueblo, pero todo sigue igual, caminamos, caminamos, caminamos y no hay nada, me siento en medio de la plaza y me llevo las manos a la cabeza.
— Toma, encontramos agua — Lois me tiende una botella y la recibo.
— Gracias — le digo y bebo un poco.
— Dan, aquí no hay nada — le digo y me hecho un poco de agua encima, el calor empieza a ser más notable.
— Aquí debe haber algo más — dice y yo niego.
— No, Dan, está vacío — lo miro y le tiendo la botella de agua — quedémonos un poco aquí, en alguna casa y luego seguimos hasta el próximo pueblo — digo y Dan asiente sin separar la botella de su boca, Daila me mira y levanta una mano, como si estuviera en el colegio de Toev.
— Vi una casa, me gustó por fuera — habla mirándome y a Dan — ¿podríamos ir allí y descansar un poco? — Asiento y ella camina adelante
— Espera, espera — me pongo a su lado y camino con ella, Lois y Dan van tras nosotras hablando — ¿Estás bien? — La miro y ella asiente.
— Es diferente estar fuera — dice, me mira y sonríe — me gusta esta sensación — le sonrío y ella se detiene — es esa — señala una casa con fachada de ladrillos, a un lado de esta hay una librería y al otro hay un local, Dan camina hacia la casa y abre, no sé como, la puerta.
— Señorita — hace una reverencia y Daila entra, corro a su lado y me pongo adelante con arma en mano.
—Primero revisamos la casa — le digo a Dan y él pone los ojos en blanco, camino por la casa, revisando las dos plantas y aliviandome al ver que está vacía — adelante, Daila — le digo y ella entra corriendo en la casa, se sienta en un mueble de color rojo claro, ella suelta sus mochilas y empieza a correr por la casa, luego entran Lois y Dan — necesitamos hacer espacio en las mochilas para solo llevar una — les digo y Dan me mira.
— ¡No lo había pensado! — dice con sarcasmo y pongo los ojos en blanco, Daila baja corriendo y con ella trae tres mochilas grandes.
— ¿Estas servirán? — me pregunta y yo asiento — yo las voy a repartir — dice — Dan para ti la negra con toques rosados, porque pienso que aunque parezcas rudo eres bueno — la miro.
— ¡Esa debería ser la mía! — le digo y ella niega con la cabeza y se ríe.
— Para ti Lois, está azul oscuro con blanco — Lois la mira y sonríe — porque te combina — Lois lanza una carcajada — para ti Sigrid, escogí esta de color rojo con rayas negras y blancas, porque cuando la vi pensé en ti — me la entrega y levanta la suya — y para mi ¡la explosión de color! — ríe y se dirige a sus mochilas y empieza a acomodar las cosas, y todos nos ponemos en ello.
Editado: 15.08.2019