Capítulo 18: Cabello en llamas

Las personas aplauden a mi alrededor, todo se escucha distante. Miro a Dan, Lois y busco a Daila.

Ella está rodeada de personas, pero no sonríe, su rostro muestra miedo y desconcierto. La gente parece ir encima de Daila, me permito reaccionar corriendo hacia ella y la tomo en brazos. Las personas se detienen al ver mi gesto y les dedico mi mejor sonrisa fingida.

— Le teme a las multitudes. Traumas de la infancia que no debieron suceder — digo, dirijo mi mirada a Thomas, el guardia líder — gracias por hacer esto, si me disculpan — hago una seña de cabeza a Dan, Lois y ellos me siguen.

Entramos en la casa, cierro las cortinas, y empujó el sofá para que quede tras la puerta, me doy la vuelta. Dan, Daila y Lois me están mirando como lo hacían todas aquellas personas de Toev que pensaban que estaba loca.

— Algo está mal aquí — les digo.

— Hay algo que no entiendo. Si donde estaban antes era Toev, ¿por qué este también es Toev? — pregunta, camina hasta el sofá y se sienta.

— Eso, eso es justamente lo que está mal — le digo y empiezo a caminar de un lado a otro con las manos en la cabeza.

— ¿Puede ser Toev versión mejorada? — pregunta Lois y yo niego sin dejar de caminar.

— Imposible, si fuera versión mejorada, estaría Humberto como guardia líder — le digo sin dejar de caminar. — Te recuerdo que mataron a los habitantes de Toev y le prendieron fuego — le digo, recordando el cuerpo de mi madre.

— Tal vez ellos no los mataron, tal vez esas muertes fueron causadas por otras personas — dice Lois y yo niego.

— Conozco muy bien las armas que tenía Toev, conozco los recursos y los planes de ataque — le digo,  me pongo frente a él — y sé que eso no lo hizo nadie más, sé que eso fue obra de ellos, porque si fuera causado por otras personas,  los guardias habrían atacado. — le doy la espalda y camino hasta el sofá, me siento al lado de Dan.

— No entiendo nada — dice Daila y se sienta en el suelo.

Daila pone su cabeza entre las manos y empieza a respirar pesadamente, la miro asustada.

— ¿Daila? — la llamo pero parece no oírme parece concentrada en respirar, pero aún así, parece que el aire no le llega.

— ataque de pánico — dice Dan y le levanta la cabeza. Los ojos de Dan la miran directamente y sus labios empiezan a moverse pero ella parece no escuchar, ni entender nada. Me acerco a ella y le tomó las manos.

— Respira, Daila — le digo y Lois, que esta a unos pasos de nosotros repite mis palabras.

— Respira, tranquila — empieza a decir  Dan — uno, mantenlo — dice — dos, suéltalo — ella sigue la respiración de Dan y poco a poco la suya  se calma.

— ¿ Estás bien? — le preguntamos todos, ella asiente con la cabeza.

—¿Segura? — pregunto, ella asiente y sus ojos se llenan de lágrimas. La abrazo y ella me abraza también — ya esta. Ya esta — le susurro y ella asiente contra mi pecho. Estamos unos minutos así hasta que recuerdo la situación  — ¿te sientes en condiciones para ayudar? — vuelve a asentir — Bien. Daila, ve con Lois a revisar el lugar, miren donde no hay guardias, dónde está el lugar donde guardan las armas, todo — les digo con voz sueve y ellos asiente — lleven los cuchillos, pero cuidado que no los vean — Daila asiente,  me levanto del suelo al igual que Dan para mover el sofá, lo empujamos y ellos se van.

— ¿Tu sabes que está pasando aquí?  — le pregunto a Dan mirándolo

— ¿Por qué piensas que yo sé algo? — pregunta sentándose en el sofá.

— Porque no has dicho nada al respecto — le digo seria.

— Que no diga nada no significa que lo sepa todo — dice.

Me siento de nuevo y empiezo a pensar en un plan. Si nos quedamos aquí podríamos morir igual que todas las personas que estaban en el toev anterior, pero si nos vamos, estaríamos solo los tres, no creo que Dan se quede con nosotros.

Golpean la puerta y miro a Dan asustada,le hago una señal y el asiente, abre la puerta.

—Hola, tengo su caja de provisiones — dice Thomas.

— Gracias,— Dan mira el contenido de la caja y su cara muestra curiosidad — ¿de dónde sacan la comida en lata? — pregunta él y el rostro de Thomas hace una mueca.

— Información confidencial — dice, levanta la cabeza a modo de despedida  y se va.

Me acerco a la caja, la comida se parece a la última que recibí con mi madre, hay comida en lata, fruta y demás.

— Tenemos que irnos de aquí, — digo mientras levanto  una lata — nos dieron esto antes de quemar y matar a todos — exclamo — entenderé si no continúas tu camino con nosotros, no somos la mejor compañía del mundo, tu ya cumpliste la promesa que hiciste — susurro y coloco la lata en su lugar — solo sácanos de aquí antes de que podamos morir y te dejaré en paz — él me sonríe.

— No pensaba dejarlos aquí,  no después de que una niña de ojos grises se riera de mis malos chiste, no después de que una adolescente me dijera que tengo que hacer,  no después de que un adolescente se comportará como el papá protector de Daila y que casi muere por culpa de un idiota obsesionado con las hadas — levanto una ceja y él pone los ojos en blanco — quiero decir, no los dejaré aquí después de que me hicieron recordar que es tener compañía. Y no estoy diciendo esto porque estemos en un campamento llamado igual al que estaban hace días, lo digo porque en serio lo pienso — dice y se sienta de nuevo en el sofá — hay cosas que tienen que saber...  — unos golpes en la puerta hacen que Dan deje de hablar, voy a la puerta y abro, frente a mí están Daila y Lois, entran y se sientan al lado de Dan.

— Esta igual que Toev — habla Lois — guardias en la entrada, tiene ese cuarto de madera hay en el entrada, la parte de atrás tiene flores…— dice y Daila lo interrumpe

— Todo es igual — dice. 

— Nos vamos, duchense,  alisten comida — dice Dan, Daila me mira al igual que Lois y sé que lo hacen buscando mi aprobación,  asiento.

— ¿Ustedes no se odiaban a muerte? — pregunta Lois y yo rio negando con la cabeza.

— Nunca dije eso — respondo señalando a Lois — ahora hagan lo que Dan les dijo.