50 Fragmentos de un Corazón

Sólo Amigos

Un brindis por esas veces que vi tus ojos y me deslice en el declive de tu sinceridad derramando chorros de descontento por el interior de tu alma muy cerca del aquél corazón de piedra.
Me prometí a mi mismo que no lloraría y no lo haré, eres mi amiga y aunque te amé nada evitará que dejes de serlo, puedo amarte como amiga sin aspirar otras desventuras, puedo ser inmortal sin beber el néctar de tu fuente de juventud y gloria.
Disculpa mi corazón impulsivo que decidió sorpresivamente enamorarse de quién no debía y acostarse con quién menos...
Un brindis por este cliché tan obvio y recurrente, por las noches de pesares y las tardes donde el sol se vuelve naranja y las nubes rojizas, por cada momento que malgasté enamorándome erróneamente pues aunque el corazón es sincero es muy torpe e incapaz de analizar con detenimiento las variables de comportamiento que tienes conmigo cuando me apendejo lo suficiente para ser notorio.
Lamento que mis excusas sean tan breves siendo el motivo inmenso, pero bueno, es difícil extender una respuesta lógica cuando al final hace tanto daño como si aún estuviera latente el sentimiento. Aunque no lo creas quisiera que nunca fuera pasado, nadie quiere ser un cliché, aunque me conoces mejor que muchos se que no es lo correcto
¡No es lo correcto!
Simplemente porque no puedo amarte, no puedes amarme y este sentimiento se vuelve más absurdo con el paso de las letras y el sonido en mi cabeza que dice 
-Deja de llorar y alza la cabeza, haces lo correcto.




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