Disimular que te amo ya se me hace imposible, sé que observas mis miradas ocultas tras el muro de la esquina, sé que ya lo sabes y yo por miedo… temo… confirmarlo.
Ayer que cruzamos un saludo casual frente a la iglesia, en aquel momento donde pude sujetar tu mano mientras todos nos imitaban y tú con conocimiento y tan poca falta de profesionalismo al no dejar detectar el ritmo cardíaco de tu corazón al verve de frente.
No sé desde cuándo tus atardeceres son rojos al mi pasar como los míos naranjas al ver que no estás.
Si tu vida fuese una sola o como la mía que son siete, si ganas una de las mías con gusto te regalo las otras para estar siempre enamorado.
Si eres capaz como yo no lo fui de confesar lo que extrañamente llego a tu corazón y se ancló allí para solo soñar conmigo cuando en las noches de cansancio tu sueño es tan profundo que puedo bailar en el contigo mientras cruzamos océanos con un eterno abrazo melancólico a la despedida y apasionado al instante en el que te toco y rosas mi piel para no volver a soltarla jamás
Quédate conmigo mi reina y te prometo no soltar tu mano por muy fuerte que quiera separarnos el viento, esa rubia brisa fría de media noche cuando con anheló deseo volver a verte en mi cama arropada junto a mí con mi cobija azul cielo.
Si, al cielo que quiero llevarte con cada beso de amor que pueda soñar, sé que ahora solo soy un fanático de tu cuerpo y alma, pero, si algún día tengo el valor de confesar lo que mi corazón sufre por tu ausencia creeme cariño mío que la distancia más larga será muy corta como para yo soltarte y dejarte ir por siempre de mi lado.
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Editado: 10.09.2023