51 Cartas Para Despedirse

CARTA #4

Querido Tú:

Tengo nostalgia de nuestros días en la universidad, de pensar que siempre supe del abismo intelectual que nos acabaría. Con frecuencia, me digo a mi misma que la única razón por la que te acercaste a mí fue por el beneficio académico que significaba mi presencia. Quiero imaginarte como el villano en mi historia y no como el hombre ejemplar por el que mis amigos cercanos aún suelen preguntar.

Nunca falte a ninguna clase, nunca estudie para un examen –nunca hizo falta-. De repente un día llegaste tú y me vi faltando a mis clases, aquellas que tú no tomabas, por ir a estudiar contigo. Tú sabías que no era necesario para mí, pero aun así caminé contigo. Te acompañe todo el día, te mire en silencio en la biblioteca, quise aparentar que me gustaba estudiar. Quise aparentar que la persona que veías era el resultado de mi esfuerzo y no la fortuna de mis genes.

Aquel día me hablaste de la suerte que teníamos de estar en la mejor carrera de la ciudad, me hablaste de premios que no sabía que existían, de que fue la primera carrera de la ciudad en ser reconocida a nivel internacional y de tu esfuerzo para entrar. Te escuché cantar por primera vez y contar tus chistes, que eran tan malos que te hacían reír. Recuerdo que mientras reía un hombre mayor se acercó a decirte que yo me parecía a su esposa, que las mujeres que siempre reían eran la mejor compañía. Te mire entre risas mientras el hombre te decía que intentaras mantenerme a tu lado siempre.

Quisiera reír a tu lado toda mi vida, quisiera quedarme en el recuerdo de aquel día de febrero cuando el invierno comenzaba a ceder. Dicen que la vida solo vale cuando corres con todas tu fuerzas, pero nunca sentí que mi vida valiera más que cuando me senté junto a ti a verla pasar. Si corro a ti, de nuevo, ¿el tiempo se detendría por nosotros?

Mientras te escribo, me quedó con la imagen de nosotros tirados en el pasto viendo las estrellas. Tu mano cálida entrelazada con la mía. Y el mar de estrellas resplandecientes que solo puede verse en tus ojos. Nuestra mejor aliada, la luna, aún brilla en nuestras noches apagadas. Me prometiste que mientras pudiéramos ver la luna, no importa donde estuviéramos, la distancia sería más corta. ¿Por qué siento que la luna me mintió?

Desde que te fuiste, no me atrevo a ver la luna. Mirar su brillo descarado, solo hace más difícil dejarte ir. Se suponía que me esperarías, se suponía que nos iríamos juntos, se suponía que aún no era tiempo. ¿Qué hay de recorrer los mares y escalar las montañas? ¿Por qué siento que cometí un error al dejarte ir? ¿Por qué sigues en mis pensamientos? ¿Por qué los días extrañándote han superado a nuestros días juntos? ¿Por qué no he conocido a nadie mejor que tú?

Con incertidumbre, yo.



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En el texto hay: cartas, desamor, despedidas sin rencuentro

Editado: 12.05.2022

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