6 de Abril

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  Una de las pocas ventajas que podía considerar de mi condición, era que
a la hora de dormir jamás me molestaría ningún ruido. Intento aplicar a
mi vida el ver el vaso medio lleno.

  Aunque, he de admitir, me gustaría al menos una vez poder despertar a
media noche, sobresaltada y molesta, porque algún tipo de cacofonía me
sacara de mis sueños.

  No podía decir que me sentía precisamente afortunada, pero algo en
todo aquello me había servido de provecho, era que pocas cosas me
desconcentraban de algo en lo que quisiera poner toda mi atención, lo
que me había llevado a aprender cosas muy curiosas, y a interesarme en
temas que en mi vida imaginé que captarían mi atención.

  El área del balcón era uno de mis sitios favoritos para estar, debido a
que 1) Siempre se encontraba repleto de una fresca brisa proveniente de
las montañas, 2) La luz natural calidad y resplandeciente convertía la
lectura en una experiencia muchísimo más hechizante, 3) Al fondo de las
edificaciones se podía observar una magnifica vista panorámica de las
montañas, y 4) Todas las anteriores.

  Un árbol que se encontraba frente a mi calle danzaba rítmicamente al
compás del aire fresco. Era una lástima que no pudiera disfrutar
realmente de su melodía. Solía recordar vagamente ese sonido, el de las
hojas de los arboles al ser movidas por el viento, casi siempre lo
comparaba, e incluso confundía, con el del mar. Aunque probablemente
mi imaginación los moldeaba en algo que quizá era mucho más
sorprendente y cautivador de lo que en realidad era.

  Mi madre había dado clases de arte en una importante universidad en
nuestra antigua ciudad, y tenía una colección de información respecto al
tema impresionante. Libros, revistas, artículos impresos, recortes de
periódicos y todo tipo de documento cuyo tema principal fuera el arte, su
historia y evolución.

  Nunca llegué a imaginar que me interesaría por esas boberías antes, sin
embargo ahora, gracias a ello, mi mente se había abierto a un mundo de
probabilidades.

  Bajé la mirada hacia un recorte de un viejo artículo de revista que tenía
mamá entre sus docenas de libros. Suspiré entusiasmada y sentí la
delicadeza del aire acariciando mi piel.

  Nada más el título prometía mucho.

El ser humano y el Arte
 

¿Es el arte netamente una manera creativa de expresarse, o representa una
extensión del mismo artista?

 

Para poder profundizar en un tema tan intrínsecamente libre como lo es el arte,
es preciso tener presente un concepto más literal, simple y terrenal sobre lo que
al arte respecta. Y es que el arte tal como lo conocemos se define como toda
actividad que el hombre realiza, con una finalidad estética, un aspecto de la
realidad o un sentimiento en hermosas formas valiéndose de la materia, la
imagen o el sonido.

 

El arte nace, al igual que muchas de las creaciones humanas, como resultado del
menester de satisfacer algunas necesidades. Las primeras formas de arte
surgieron a modo de un canal para poder comunicar un mensaje con el fin de
orientarse en el espacio, notificar algún peligro, rituales para venerar ancestros,
etcétera. Hoy en día se tiene evidencia del arte primitivo gracias a las
necesidades antes mencionadas, no obstante, con el desarrollo y evolución del
hombre, tanto sus necesidades como intereses fueron variando, y con ellos el
arte.

 

En resumidas cuentas, se podría decir que el arte ha pasado, en términos
generales, por varias etapas antes de llegar a ser lo que conocemos hoy en día,
iniciando en el punto de satisfacer necesidades comunicacionales, adoptando
una característica comercial aún presente en la actualidad, y cambiando a tal
punto de llegar a ser algo tan icónico y propio del ser humano que sin el arte, a
nivel histórico y cultural, técnicamente no existiríamos.

 

¿Cómo puede ser el arte una extensión del hombre más allá de algo que se desea
expresar?

 

Toda expresión artística del hombre comenzó a volverse una extensión del
mismo desde el momento de su creación. El ser humano va mucho más allá que
la suma de sus partes, cada mínima forma de arte evidenciada en las páginas de
la historia de la humanidad otorga al hombre carácter, personalidad, un
elemento palpable que pueda constatar la existencia de civilizaciones enteras,
incluso de la misma humanidad dado el caso de la llegada del fin de nuestros
tiempos y el surgimiento de una nueva forma de vida.

 

Esta identidad representativa se ha vuelto muchísimo más personal con el pasar
de los años, conduciendo a que el arte no sea únicamente una extensión del
hombre a nivel universal, sino que se vuelva parte del artista de una manera
mucho más íntima e individual. De esto hay infinidad ejemplos. No es necesario
ser un experto para reconocer a simple vista una obra del maestro Da Vinci, o
para poder diferenciar un Van Gogh de un Botticelli. De la misma manera, con
leer un par de párrafos de cualquier texto, se podría distinguir a un autor en
específico de una lista de docenas.

 



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En el texto hay: arte, realidad

Editado: 25.03.2019

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