6 De Enero

Capítulo 10.

Alejo.  

Aún quedaba la gala en el museo y finalmente podré descansar, de verdad necesitaba varias horas de sueño. Quizás luego de este viaje debería de organizar unas vacaciones, necesito un respiro de las galas, las cenas de negocios y hasta largas horas de reuniones, podría hablar con mis amigos y ver si están dispuestos a rememorar viejos tiempos.  

La verdad es que hace una década más o menos que no me tomaba un momento para mí, desde que asumí el mando de las empresas no he descansado ni un día de mi vida. Muchas cosas podrían surgir de mis pensamientos si solo tenía unos minutos de descanso y quería evitar eso.  

 

– ¡Alejo! – La voz de Sheryl desde el otro lado de la puerta me sorprendió, pensé que estaría durmiendo.  

– Ya voy – Respondo.  

 

Me observo en el espejo antes de abrir la puerta, aún me tenía que colocar el moño del esmoquin que usaré, elegí uno negro con la intención de no llamar la atención y poder huir rápidamente.  

 

– Estaba terminando de … ¡Wow! – digo interrumpiéndome a mí mismo cuando termino de abrir la puerta – Y tú ¿Por qué estás tan elegante?   

– No es obvio, iré a la gala – Mi expresión interrogante bastó para una respuesta suya – ¡Hey! No iré a molestarte si eso piensas. Andrés me invitó.  

– ¿Qué? ¡Wow! ¡Que sorpresa! entonces ¿Por qué estás aquí? ¿No vendrá a buscarte?  

– No – me contesta ceñuda – Él ya está allí, tuvo una reunión con la nueva vicedirectora del museo.  

– ¿Una nueva vicedirectora?  

– Se supone que esta noche darán la noticia, bueno lo importante es que debo ir contigo.  

– Ok, espera. Busco el moño y el teléfono.  

 

<< No me la saco de encima ni cuando tiene una cita >>  

Ya en el auto de camino al museo aún sentía curiosidad por el nombramiento y al parecer Andrés estaba al tanto el único detalle es que olvidó mencionarlo en la reunión de hoy. De todas formas, no lo culpaba, el tiempo era reducido y los temas tocados eran más importantes, igualmente el museo también era algo importante para mí la empresa invertía en el por lo que es recurso que cuidar.  

 

– Sheryl, Andrés no mencionó quien sería la nueva vicedirectora.  

– No me lo quiso decir, lo único que supo decirme es que era buena en lo que hacía y traería un nuevo cambio al museo.  

 

<< Debe ser alguien muy experimentada>>  

En fin, debo reconocer que me fascina el arte y que el museo del Prado es uno de los lugares más importantes para mí además de mi favorito. Años atrás mi padre comenzó a invertir en él, me traía aquí varias veces y he recorrido este lugar tantas veces que lo siento como un hogar y este será la primera vez en 12 años que vuelva a poner un pie allí.  

 

– Por cierto – me dice Sheryl llamando mi atención – Recuerda que debes llamar a tu madre.  

– Si lo sé. Lo haré mañana, cuando pueda.  

– Ok, te molesta que mañana me tome el día. No tenemos tanto para hacer.  

 

Sonrío, vaya que me sorprendía que estuviera pidiendo un día libre. Parece ser que la cosa con Andrés iba enserio de todas formas me alegraba eso, se lo merecía.  

Conozco al sujeto hace varios años ya y sé que es un hombre recto y muy bueno en su trabajo. Era uno de los pocos que facilitaban mi vida ya que su gerencia en las empresas españolas es una de las más positivas y productivas.  

 

– No tengo ningún problema, pero puedo preguntar qué está pasando entre ustedes dos.  

– Vamos de apoco, no queremos apresurar las cosas. Veremos que se da. ¿Te molesta?  

– ¿Por qué lo haría?, Él es un buen tipo y me gusta para ti. Sabes que te cuido porque eres una buena amiga y te aprecio como a una hermana, no dejaría que un idiota te ande rondando.  

Ella solo suelta una carcajada mientras me mira con esa ceja levantada que me hace recordar mucho a mi madre.  

– Sabes, deberías de tener más citas así no estarás pendientes de las mías, aunque le des el visto bueno a Andrés. ¿Cuánto hace que no sales con nadie?  

– No importa realmente, no es el punto.  

 

Odio cuando sacan ese tema, nunca he tenido una novia seria es que nunca lo quise, excepto… Nuevamente recuerdos de ese verano hace ya muchos años atrás vuelven a mí. No necesito a nadie a mi lado si no es ella, jamás la pude superar y sé que nunca lo haré.  

Era este el motivo por el que odiaba que me recuerden el que no tenga citas o novias. He tenido aventuras de una noche, pero no todas las noches por que aprendí que no todas comprenden el significado de eso y algunas quieren más y no puedo ofrecer más.  

Estoy dañado, por completo dañado y no puedo ofrecer más de mí. No puedo porque esa parte de mí que tenía sentimientos se fue desvaneciendo cuando ella me dejó, pero murió el día que mi padre lo hizo y ya no pude cumplir aquella promesa. “Nunca abandones tus sueños…” Porque al final lo hice, los abandoné.  

 

– Señor hemos llegado – anuncia José mientras desciende del auto para abrirnos las puertas.  

 

Una manada de fotógrafos nos recibe en la entrada donde una alfombra roja fue puesta dando la bienvenida al museo.  

 

– Bueno es hora. Disfruta de la velada y de la excelente compañía que tendrás.  

– ¡Gracias!  

 

Cuando José abre la puerta donde Sheryl se encontraba se hace a un lado ya que Andrés tomó su lugar ofreciendo su mano para ayudar a la dama a bajar. Una vez estuvo fuera esperé unos segundos y luego salí yo, todos los reporteros de revistas de chismes se volvieron locos. Varias preguntas surgieron en ese momento, pero como siempre no respondí a ninguna.  

Si saludando a mi amigo y colocándome a un lado de él permití que nos tomaran unas fotos de los tres. De ese modo ayudaría a responder todas esas preguntas que estuvieron rondando, la más importante era que desmentíamos de esta forma la supuesta relación con mi asistente.  




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