6 De Enero

Capítulo 18.

Arami. 

6 de enero (8 meses después) 

Luego de 8 meses después del casamiento de nuestros amigos en las playas argentinas, en la misma playa donde nos conocimos y donde nos comprometimos. Desde entonces hemos estado organizando nuestra boda y como no, nuestras vidas. 

Luego de reencontrarnos después de tanto tiempo acordamos que esta vez nadie abandonaría nada y a nadie. Por lo que con esfuerzo logramos establecernos en España entre Madrid y Bilbao. Alejo estableció la central de O 'Kelly Company en España y yo mantengo la vicepresidencia en el del Museo del Prado. Dimos nuestro primer paso comprando una casa en Madrid y otra en la Reserva de Urdaibai donde se realizará la ceremonia y la recepción de nuestra boda. 

Habíamos planeado casarnos en una playa ya que otro lugar no era propio para nosotros y como no, la fecha elegida fue un 6 de enero. Fecha en la que nos conocimos y fue nuestra primera cita. 

Una semana antes del 6 de enero todos nuestros amigos y seres queridos arribaron a Bilbao para ayudarnos con los últimos preparativos y además ofrecernos nuestras despedidas. Por supuesto nuestros mejores amigos serán nuestros padrinos y damas de honor y como esperábamos de ellos nos hicieron pasar la mejor semana de nuestras vidas. 

No podría estar más agradecida con la vida, todo había tomado su rumbo. No lo negaré fue complicado somos personas con muchas responsabilidades y con década de una vida ya vivida por lo que ajustarnos al otro fue algo complicado, pero valió la pena todo el esfuerzo. El vernos aquí hoy muertos de los nervios esperando dar el sí frente a todas estas personas y comenzar nuestra historia de amor formando una familia juntos, era tan perfecto que no lo cambiaría por nada. Estaba en paz con mi decisión y feliz con la idea de lo que se vendría. 

– Arami ¿estás lista? 

– ¿Sheryl? – digo, la verdad no había escuchado nada de lo que había estado hablando, estaba tan inmersa en mis pensamientos que me desconecté por completo – Perdón, es que estaba pensando en muchas cosas a la vez. 

Sheryl nuevamente había tomado el mando junto con Constanza, ambas habían estado para toda la organización desde el comienzo y no podía estar más agradecida con ellas. Como estaba con la organización de mi vida la verdad no tenía la cabeza para también organizar una boda sola. Pero debía de darles el crédito a mis amigas, la paciencia que me tenían era impresionante aguantaron todas mis locuras y caprichos además de que me dieron la razón en todo cuando claramente no la tenía. Las amaba y no había duda de eso. 

– Lo sé, pero ahora quiero que te enfoques en mi ¿Ok? Repasemos, dentro de 15 minutos caminarás al altar, la música sonará, pero solo la pista y es cuando empezarás a caminar y cantarás hasta el altar entonces todas las damas cantaremos hasta el final de la pista. ¿Bien? Cony sostendrá tus votos para cuando llegue el momento, durante ese momento Any sostendrá tu ramo. 

– Perfecto, ¿Alejo no sospecha nada no? 

– Absolutamente nada. Ah y, por cierto, este es tu cosa prestada y azul. 

La miro confundida entonces me extiende una cajita de terciopelo muy conocida para mí, sabía perfectamente lo que aquella cajita azul guardaba. 

Cuando la abrí fue inevitable para mí no derramar una lágrima, allí estaba tal y como la recordaba el collar de oro blanco que mi abuela se lo había dado a mi madre antes de fallecer que pertenecía mucho antes a su abuela. 

El collar era una cadena fina de oro blanco puro que ostentaba un caracol de oro blanco que guardaba celosamente un lápiz lázuli bien pulido brillante que aún con los pasos de los años no había perdido aquel tono azul mar. 

– ¿Cómo? ¿De dónde lo sacaste? Esto… 

– Esto es de tu madre, ambos están aquí. Apenas supieron que te casarías quisieron venir. – Explica alegre dejándome aún más confusa. 

– ¿Cómo que se enteraron? Yo no se los dije. 

– Fue tu prometido – anuncia una voz fuerte en la entrada de mi habitación. 

Parado allí en un impecable traje azul se encontraba mi padre, aquel que tantas lágrimas me ha hecho derramar, a su lado mi madre enfundada en un vestido celeste pastel holgado, estaba más joven incluso llena de vida. La última vez que la vi fue hace unos meses atrás, días después del casamiento de mis amigos fuimos con Alejo a visitarlos, pero no salió como creímos. 

Mi madre había estado aún muy resentida por haberlos abandonado que la culpa se la adjudicada a Alejo. Sabía que había vuelto deprisa de mis vacaciones a causa de un hombre y lo culpaban a él por las decisiones que tomé entonces. Pero cuando les comentamos que nos volvimos a encontrar después de mucho y que pensábamos casarnos, no lo aceptaron. 

Jamás perdonaron el no haberles contado de mis planes de estudiar Licenciatura en Museología y Gestión de Patrimonio Cultural en vez de Abogacía. Una carrera que los dos habían querido que siga y que habían planeado toda mi vida como sería mi futuro una vez comenzaba la carrera. Pero en vez de todo eso me largué, y lo hice por diez años. 

Cuestión que la desilusionada esta vez fui yo y para evitar cualquier tipo de estupidez en mi boda decidí callar y no invitarlos, no iba permitir que dañaran el día más importante en mi vida solo porque sí. Pero, sin embargo, estaban allí parados los dos listos para verme caminar por el altar vestida de blanco y casarme con el amor de mi vida. 

Dirijo mi miraba a Sheryl pidiendo una explicación de como logró Alejo conseguir contactarse con ellos, pero por primera vez esquivó mi mirada, sabía que Alejo no hacía nada sin su ayuda por lo que esta sorpresa era algo de lo que estaba al corriente. 

– Solo no te enojes con tu prometido – me dice mi madre dando unos pasos hacía dentro acercándose más a mi – Nos llamó, nos habló y creo que hizo que nos diéramos cuenta que fuimos unos malos padres todos estos años, nos sacó la venda de los ojos y nos mostró lo grandiosa que eres y en lo que te has convertido. 




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