Las personas que dominan sus finanzas personales elijen en que gastar dinero. Saben cuándo pueden y cuando no pueden afrontar determinados gastos. No se dejan llevar por impulsos. Dominan sus gastos.
Primero lo primero: está bien gastar. Está bien comprarse cosas. Está bien disfrutar del dinero que tenemos.
La clave es que cada gasto que yo hago “me haga bien”. Me aporte para mi vida. Que yo tenga el control de en qué gasto y porque gasto.
Una vez que hiciste tu presupuesto: ¿Estás cómodo con los rubros en los cuales estás gastando tu dinero?
Tal vez te hayas dado cuenta que gastas mucho en salidas, en comer afuera, en alquiler o en transporte.
El siguiente paso será modificar tus gastos de forma tal que te sientas cómodo con la forma en que gastas tu dinero.
Y aquí va un concepto clave: los gastos fijos y los gastos variables.
Gastos fijos y gastos variables
Al realizar tu presupuesto habrás descubierto que tienes gastos fijos y gastos variables.
Los gastos fijos son aquellos que no varían sin importar lo que haga. Por ejemplo, el alquiler o la cuota del préstamo hipotecario.
No importa si estoy todo el mes en mi casa o me fui de viaje o vacaciones a otro país. El alquiler o la cuota del préstamo hipotecario voy a tener que pagarlo igual.
Los gastos variables son aquellos que varían en función del uso. Por ejemplo, el combustible del auto. Cuantos más kilómetros recorro, cuanto más viajo, más gasto. O la electricidad en el hogar: cuantos más electrodomésticos tengo prendidos y enchufados más gasto.
Lo ideal es tener la mayor cantidad de gastos variables que pueda, de forma que si en algún momento tengo que gastar menos porque me quedé sin trabajo, porque a mi negocio le está yendo mal o simplemente porque quiero ahorrar, poder hacerlo rápidamente.
Gastos hormiga
Los gastos hormiga son aquellos pequeños gastos recurrentes, que son de montos pequeños y que en el momento pasan casi desapercibidos, pero que cuando sumamos lo que gastamos anualmente suman un importe “importante”
Por ejemplo, comprar una lata de refresco todos los días, o un café a la mañana, algo que me cuesta 1 o 2€ al día.
1€ por día “no es nada”. 30 euros al mes es “muy poco”. 365€ al año pasa a ser un número.
Y si son 700€ al año o 1.500€ al año ya es un importe importante.
¿Está mal tener gastos hormiga? No. La pregunta es: ¿estoy cómodo gastando ese dinero en eso?
Los gastos impulsivos
Controlar y dominar tus gastos implica saber cuándo gastar y cuando no.
Los gastos impulsivos son aquellos que no estaban previstos y se me ocurren de un momento a otro.
Imaginen, por ejemplo, que voy al shopping, sin intención de comprar nada y se me ocurre comprarme ropa, lentes o un par de zapatillas.
La regla de los gastos impulsivos es: antes de gastar más de un importe determinado (pueden ser 100€, 100 dólares, 4.000 pesos, etc.) “tomarme 24 horas para pensar”.
No comprarlo en ese momento, esperar, pensar y luego decidir.
En esas 24 hs tengo que pensar: ¿Es un deseo o una necesidad? Es importante hacer esta diferencia.
Si luego de 24 hs decido comprarlo: bien, adelante. Ve y compra. Si no, habrás evitado un gasto impulsivo.
Los gastos para vivir bien.
Dominar tus gastos implica también poder darte tus gustos. Controlar tus gastos no implica no gastar. Implica saber en que gastar.
El libro “el hombre más rico de babilonia” (que les recomiendo ampliamente leer) dice “páguese usted primero” o “pay yourself first”.
En general, cuando cobramos lo primero que pagamos es la hipoteca, las facturas de electricidad, agua, internet, etc.
Y lo que nos dice el libro es: tenemos que pagarnos a nosotros primero. Invertir en nosotros, en educación, en salud, en hacer deporte, en belleza, comprarse cosas que nos hagan felices, etc.
Incluso, otra cosa que dice el libro, es que el 10% de lo que ganamos deberíamos gastarlo en nosotros mismos.
La compra inteligente.
Para comprar bien tengo que planificar.
¿Tienes que comprarte un abrigo? Si lo compras en verano seguramente lo encuentres en oferta.
¿Tienes que comprar una estufa o un calefactor? En verano lo consigues más barato.
Incluso para compras “grandes”, planificar te ayudará a tener el dinero disponible y no tener que comprar a crédito.
Pero la planificación de las compras también funciona en las compras cotidianas:
¿Te sucede que compras comida por delivery cuando no tienes nada en tu heladera?
Haz una planificación de las comidas que vas a comer cada día, cocina y compra online un surtido.
Si quieres pedir comida online, hazlo, pero que la razón no sea “no tener nada en la heladera”.
Los gastos de lujo.
En el libro de Morgan Housel “La psicología del dinero” dice:
“Tal vez pienses que quieres un coche caro, un reloj de lujo o una casa enorme. Pero ya te digo: no es lo que quieres. Lo que quieres es que los demás te respeten y te admiren; y piensas que teniendo cosas caras lo vas a conseguir. Esto casi nunca sirve, sobre todo de aquellas personas que tú quieres que te respeten y te admiren.
Si tu objetivo es conseguir respeto y admiración, ve con cuidado con cómo quieres lograrlo. La humildad, la amabilidad y la empatía te reportarán más respeto del que jamás te darán los caballos de potencia”.
Luego el libro cuenta la historia de una persona que estacionaba choches de alta gama en eventos. Y dice que muchas veces se impresionaba tanto con los autos que estacionaba, que ni recordaba las caras de sus dueños. Solo veía y pensaba en el auto que iba a estacionar.