El tiempo a pasado, los secretos se han desvelado; y el reloj a dejado caer el último grano de arena. Lo que tan lejos parecía estar, a llegado, y es aquí, donde comienza la batalla..
La noche anterior.
Sentado sobre el tejado, las alas bloqueando los rayos rojizos de la luna al bañar las en aquella luz oscura. Los minutos caían sobre el reloj, al acabar aquella noche, todo sería decidido. Por más que intentaba pensar, no encontraba solución, a lo que se vio interrumpido por una voz a su espalda.
–Suponía que estarías aquí. –dijo Tec a su espalda.
–¡Oh! Hola. ¿Qué te trae por aquí? –preguntó David volteándose.
–Te hice una promesa, y he venido a cumplirla.
–No tienes que contarlo si no quieres.
–Lo sé, sino no estaría aquí. En fin, es el momento. Cuando era pequeña, una demonio me atrapó, por decirlo de algún modo. Me hirió de muerte, intentó comerme viva, por eso las piezas de metal. Luego decidió experimentar conmigo, alteró mi ADN, me destrozó básicamente. Y una de esas alteraciones, cambió el color de mis alas, pues antes eran blancas como las de Valery.
–Wao... Lo siento.
–No lo sientas, de eso ya hace mucho.
–¿Y qué?
–Al principio esto era una maldición. Ahora es lo que me identifica, lo que me hace ser quien soy.
–Entiendo, está bien que lo veas de ese modo.
–Lo sé. Pero ahora, debo hacerte una pregunta, y responde con sinceridad.
–Dime.
–Mañana... ¿Estaremos muertos? ¿O tenemos posibilidades?
–Estaremos muertos... Hay una posibilidad entre millones a que ganemos. No encuentro el modo, no hay estrategia que sirva, no hay esperanza, no hay...nada.
–Lo suponía.
–Tec, de veras que lo siento. Os he fallado.
–No lo has hecho, hiciste lo que pudiste pudiste... –David la interrumpe.
–¡Eso no es suficiente!...Para esto no sirven los términos medios. Os he fallado, lo único que espero es ser el primero en caer no soportaría ver que algo les ocurre a mis hermanas.
–¿Y ellas creés qué quieren verte caer? Creí que eras un guerrero.
–¿Qué has dicho?
–Lo que has oído. Mañana verás a tus hermanas morir, solo eres un niño. Era de esperar. Les has fallado. La verdad es que es irónico, vuelves de tu muerte diciendo salvarlas, y solo verás como mueren tus hermanas.
–...Cállate. –advirtió David cerrando el puño y perdiendo sus manos en llamas.
–¿O qué? ¿Me vas a pegar? ¡Demuestra qué me equivoco!
–Ya lo verás...Mañana... Ese trozo de mierda caerá... Pero luego...¡Caerás tú! ¿¡Me oyes!?
–Acaba con ese demonio, y dejaré que hagas de mí lo que quieras.
–Te arrepentirás de tus palabras...
–Eso espero, niñito. –dijo Tec riendo y bajando del tejado.
Los rayos rompieron el cielo para; a su visión, caer contra el suelo, romper los hilos de la creación. Los truenos como sonaban como las demoníacas trompetas que anunciaban la legada. La luz del cielo corría eléctrica entre las nubes que se apartaban para hacer ascender la rojiza luz desde cualquier rincón. El viento agresivo escapaba del lugar huyendo de su extinción, la tierra temblaba a medida que se rasgaba el firmamento con más duros rayos, cada vez estaba más cerca. A pesar de la distancia, se pudo ver una gran brecha de a nada, suspensa en el aire, cada vez tomando mayor tamaño. Hasta dejar a la criatura escapar disipando las nubes en un último rugido del cielo resquebrajado, gritando el horror que cubría la existencia.
Los relojes, y todos en el refugio abrieron el jo para prepararse, hoy tenían una batalla que ganar. Un desayuno tranquilo, se vistieron, y estiraron un poco antes de salir en busca de David.
Abrieron la puerta, y encontrándose con el erizo de cara, con las alas y un color rojo en sus ojos brillando con más fuerza de la que antes habían visto. En su cuerpo cruzaba un gran arco, se encontraba sonriente y, sin mediar palabra. Se lanzó a Slick para besarla como la noche en la que sus cuerpos se encontraron. Tras más de un delicioso minuto robando el aliento de la zorro peliblanca, sintiéndola y embriagándose de su esencia, separó los labios y se puso frente a todos.
–Escuchad bien, yo Tec y Valery atacaremos a esa cosa para distraerla. Las demás, fui esta noche a por un coche, usadlo para llegar. –dijo El niño casi mandando sobre todos.
–¿Tienes un plan? –cuestionó Tec.
–No hay planes, o bueno, hay uno. Hay que atacarle a las extremidades, cortárselas. Yo le partiré las alas. Y mucho cuidado, no sé de que es capaz.
–Entiendo.
–Bien.
–¿Y cuándo vamos a por él? –cuestionó Rosa
–Cuando queráis. Lancé un hechizo esfera para proteger el lugar. Pero lo tenéis ahí detrás. –dijo el niño señalando.
#27095 en Otros
#3688 en Aventura
#19726 en Fantasía
#7828 en Personajes sobrenaturales
Editado: 20.08.2019