Un pitido hundido en la oscuridad, la debilidad, el miedo, el dolor... Poco a poco, fue abriendo los ojos. Todo estaba borroso, el lugar era blanco y luminoso. Frente a ella, dos figuras desconocida que, a medida que sus ojos aclaraban la imagen, el recuerdo más fresco la asaltó. Frente a ella, estaba la gata pelirosada, y a su lado, otra chica, una... ¿Loba? De color melocotón, un naranja bastante clarito. Las vio mover los labios, mas no escuchaba nada, el pitido en sus oídos persistía. Giró la cabeza en busca de sus hermanas, mas nadie estaba en la sala excepto ella, y las dos chicas. Lento pero sin pausa, al fin el sonido llegaba a su persona.
–¿Do–Dónde estoy? –dijo la zorro peliblanca con la voz entrecortada. Se encontraba débil y mareada.
–Estás muerta. Bienvenida al cielo. –dijo la lobo de pelaje naranja pastel.
–Por favor... Q–que sea broma.
–Tranquila, solo te estamos tomando el pelo. Estás en el hospital. –respondió la gata pelirosada.
–¿Quienes sois? ¿Qué ha pasado? ¿Y mis hermanas? –cuestionó la zorro de ojos caramelo algo nerviosa, pero aún sin fuerzas.
–Hey, las preguntas de una en una zorrita. Que no nos das tiempo a responder. –comentó la loba sonriendo.
–Yo soy Naomi. –dijo la gata pelirosada. Su pelo era color rosa, a diferencia de su pelaje lila, y sus ojos esmeralda. Vestía un corset morado con el escote negro y garras de oro en el encaje de los pechos. Una falda larga partida descubriendo su cuerpo en el frente, roja degradada a negro con resquebrajos en el final, quizás por pasadas eles, o quizás por ser el estilo de esa prenda. Unas medias altas unidas al final del corset, y unas botas moradas con detalles de oro, así como otras complementos en los brazos, y un peculiar pero extraño guante con una gema roja.
–Y yo Chia, Chia Momo. –añadió la lobo de pelaje naranja. Sus ojos rosas a juego con la parte de sus pechos, pues la camiseta tenía dos tonalidades, negra, y rosa. Una falda blanca con borde rose antes de acabar y unos calcetines de media blanca y zapatillas negras. En su pelo destacaba una cinta verde bordeando uno de sus mechones. En su rostro bajo el ojo, una mancha con forma de corazón, y en la cola, un aro dorado. Las puntas de las orejas se hacían blancas al final, a diferencia de su cola, que presentaba la misma anomalía, pero en negro.
–Tus hermanas, las dos. Y tus amigas, están bien. Te esperan fuera. Y lo que ha pasado, te lo contaremos junto a las demás. Tomate esto. –dijo Naomi dándole la última gota de elixir celestial.
–El elixir celestial, ¿De dónde lo has sacado? –cuestionó Slick notablemente más enérgica al tomar la pócima.
Chica Momo, Naomi y Slick que se levantó de la camilla, salieron fuera. Al atravesar la puerta, Zoe estaba junto a Rosa y Valery sentadas en los asientos de espera, ninguna decía nada. Inexpresividad total. Mia estaba con Tec, montando una parte de su pierna robótica.
–¿Slick? –preguntó Zoe neciamente.
–Zoe... Estás bien. –dijo Slick corriendo hacia ella para abrazarla. Que alegría que estéis bien chicas.
–Bueno, es el momento de dar de las explicaciones. –dijo la gata peliosada.
–Te escuchamos. –dijo Mia soltando el destornillador al haber acabado.
–En primer lugar, quiero agradeceros vuestro sacrifico al enfrentaros a Oxperión. Así se conoce a la unión de Asaam, Montdem, y Pirfeo. Vosotras erais las únicas capaces de acabar con él, pues yo no puedo. El Infierno advirtió su última llegada hace mil años, cuando un demonio se impuso, por eso en esta vuelta, ni la magia negra ni los ataques de otros demonios le afectan, los repele; por decirlo de algún modo. Y antes de que preguntéis, si,soy un demonio. Gracias a vosotras pude recuperar a mis amigos. En la batalla, estaba esperando el momento para abrir un portal y mandarlo de vuelta, pero primero teníais que acabar con él. Vuestro hermano lo hizo, no se como ni con que fuerza, pero lo atravesó como una bala el cuerpo de Oxperión. Por desgracia, el portal también le tragó a él.
Slick, antes me preguntaste por el elixir. David lo dejó caer antes de lazarse contra el demonio. Gracias a él estáis con vida. Os saqué y os di una gota, fui en busca de mi amiga Momo, ella os podía terminar de curar. Pero la energía no viene porque si. Podía daros la última gota y haceros despertar; pero débiles, o esperar a que despertaseis y daros el brebaje para estuvieses bien de nuevo. Esta opción era la más rápida y efectiva. Ahora estáis bien... –Slick la interrumpe.
–Entonces... David... ¿A muerto? –cuestionó abatida y consternada.
–Eso me temo.
–¿Cuánto llevamos inconscientes? –preguntó Tec.
–Poco más de una semana.
–Entiendo, entonces debo irme. Volveré lo antes posible.
–¿Qué ocurre? – cuestionó Zoe extrañada.
–Un... Amigo, él también cambió; así que lo encerré con la esperanza de algún día volver a verle bien. Si lleva una semana casi no le quedará de la comida que le dejé. Debo sacarle, volveré pronto.
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Editado: 20.08.2019