811 Rolling ridge drive: El incidente

Capítulo 2 – Recuperación

Bueno, ya van varias semanas desde que salí del hospital, y todavía sigo recuperándome. Estoy haciendo terapias y ejercicios especializados en el gimnasio con mi instructor, ya que estuve mucho tiempo en cama, hospitalizado por las heridas. Me ha tocado trabajar mis músculos, mis ligamentos… en fin, recuperarme en sí. También estoy con una dieta especial mientras mejoro.

Además, voy al psicólogo, que siempre me pregunta cómo me siento y si ya recuerdo el accidente. Le dije que no. Me dio un diario y me dijo que escribiera todo lo que me pasara, incluso lo que no entendiera. Me pareció raro, pero lo estoy intentando.

A veces anoto lo que sueño, o cosas que siento, aunque no tengan sentido. Escribo sueños raros que tengo, pero ninguno es el que quiero. Quiero soñar con el accidente. Eso siempre pasa en las pelis, entonces esperaba que algo así ocurriera... pero no.

Ah, y también estoy escribiendo cosas extrañas que me pasan. Como cuando serví la comida y, aunque se la comieron, los cubiertos jamás se ensuciaron. O que no veo cuándo lavan su ropa, porque la cesta de ropa sucia siempre está vacía. Es muy extraño, pero supongo que son impresiones mías.

Algunas de las medicinas que me dieron son para evitar convulsiones o prevenir el Alzheimer. Claro, lo que a mí me pasó fue una pérdida de memoria cognitiva o selectiva. Por eso sólo no recuerdo una parte de mi vida.

Ah, y además de eso, no he podido comer dulces ni comida chatarra. Es horrible, pero si me tengo que recuperar, tengo que seguir lo que me diga el doctor. Hablando de eso, hoy tengo cita.

—Señor Graves, dígame, ¿cómo le ha ido en su recuperación? ¿Le sientan bien las medicinas? ¿Ya se está adaptando mejor? —preguntó el doctor.

—Pues... en el gimnasio, mi instructor me dijo que parecía como si jamás hubiera hecho ejercicio. O sea, camino o troto normal, pero lo que es ejercicio tipo gimnasio... no parece que lo hubiera hecho antes. Él dijo que es bastante común en pacientes que estuvieron en coma por muchos años, pero siempre dicen eso de la memoria muscular... y, según él, mi cuerpo no muestra rastros de haber entrenado antes.

—Es extraño, pero no imposible —dijo el doctor, y me cambió el tema—. ¿Cómo le va con su familia? ¿Ya se está adaptando? Si hay algún inconveniente, puede contármelo. Además, sabe que también puede pedir terapia familiar, para ver cómo se adaptan todos, no sólo usted.

Le dije que lo pensaría, y respondió:

—No es obligatorio, pero se lo recomendaría. La recuperación no es sólo suya ni sólo física, señor Graves. ¿Quiere que le agende una cita?

—Voy a pensarlo. Se lo consultaré a Sammy...

—¡Ejem! Ah... lo siento —tosió torpemente—. Consúltelo como quiera… continúa.

—Ok, se lo comentaré y veré qué me dice. Nos vemos luego.

—¡No olvide lo de la terapia! —me gritó el doctor, como si lo fuera a olvidar tan pronto saliera de ahí.

Puaj... me repugna este doctor. Parece un vendedor de carros desesperado.

Lo que sea... ahora sigue... ah, ya, la cita con la psicóloga.

—Christopher Graves… Por favor, pase al consultorio 404.

—Ok, ok, ya voy.

—Buenas tardes.

—Buenas, Chris. ¿Cómo te encuentras el día de hoy?

—Bien, supongo. Doc, no es por ofender, pero... ¿qué problema tiene el doctor Collins?

—¿Andrew? Nada, ¿por qué?

—Por nada, doc.

—Tranquilo, yo estoy aquí para ayudarte, así como él también lo está. No te haremos daño, ¿ok?

—Christopher, puedes dirigirte a mí como Evelyn, o Harper, mi apellido.

—Harper está bien, doc.

—Bueno, cuéntame, ¿cómo vas con el diario? ¿Algo nuevo que quieras comentar?

—Pues he tenido estas sensaciones raras en mi entorno. Debe ser un tipo de ilusión, como eso del efecto mariposa, Mandela... o déjà vu.

—Es normal. Se estima que personas con lesiones cerebrales experimentan estos efectos más frecuentemente que las personas con un cerebro sano. Pero también pueden ocurrir por estrés o ansiedad, que también son comunes en pacientes como tú. Como supongo que te tomas tus medicamentos como se te indicó, estarás bien.

—Ah, bueno... Harper, y...

—¿Cómo te va con tu familia, Chris?

—Bien. De hecho, te preguntaba lo de los efectos porque... pasan cosas extrañas con mi familia, y suponía que se debía a eso.

—Seguro. No te preocupes por eso. Estos efectos desaparecerán o serán menos frecuentes. ¿Cómo se sienten tus hijos con tu situación?

—Ellos... dijeron que estaba bien, que ya me acoplaré, y que no les importa lo que pasó, sino lo que pasará.

—Son niños muy inteligentes, ¿no te parece? ¿Crees que sería bueno para ellos tener terapia familiar?

Y otra vez vamos con eso...

—El doctor Collins me lo mencionó.

—¿Y qué te parece? Podríamos agendar una para mañana, a la hora que estés disponible.

—Le dije que se lo comentaría a Sammy, y miraremos si se puede.

—Ok, como quieras. ¿Algo más que quieras agregar?

—Ehmm... sí. He tenido sueños raros, como recuerdos, pero son extraños e incomprensibles. Incluso tuve uno en que iba en un carro y escuchaba gritos detrás de mí, pero no había nadie. Se oía una conversación, pero no la entendía.

—Normal. Tal vez son recuerdos, o fragmentos de algo que tu cerebro está reconstruyendo. Son buenas señales. Vas por buen camino. Recuerda...

(Harper me hizo señas para que me acercara, como si fuera a decirme un secreto)

—Si llegas a recordar el día del accidente, avísame a mí primero, ¿ok?

(Ya me lo había dicho antes, pero le seguiré el juego.)




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