Luciel.
Con Lara ya ocupada en algo y Jimin como su amigo, mi preocupación del qué tan difícil podría ser para ella integrarse a este nuevo país se esfumaron. Pero mis sentimientos no desaparecen como el descanso de Larisa, necesitaba hablar con mi madre, contarle el laberinto de pensamientos que había en mi cabeza, pero ella no estaba -Se que quizá nunca fui la mejor de las hijas, pero gracias por hacer que Larita regresara a mi lado- Acaricié la placa en la que se encontraba escrito su nombre -Debería irme ya, debo ir a trabajar, hay un futuro bebé al cual debo mantener- Reí al borde de las lágrimas, sin duda, extrañaba demasiado a mi madre.
Me encontraba caminando sola por las calles de Seúl, Namjoon tenía una reunión importante, Hoseok estaba en el Hospital, Lara atendía su turno en su nuevo empleo y Mimi, seguramente él estaba en ensayos para su próximo concierto -¿Qué es lo que quieres comer bebé?- Preguntaba acariciando mi pequeña pancita que no se percibía aún, había bastantes puestos de comida y todo se miraba delicioso, deseaba poder comer solo un poco de cada cosa, pero debía ser sabia y elegir solo unas cuantas cosas hasta que me tope con alguien -Oh, yo.. Lo siento- E hice una reverencia, pero la risa era tan peculiar que podía reconocerlo donde fuese -¿Seokjin?, ¿que haces por aquí?- Pregunté mirándolo con una gran sonrisa -Mi madre vive a unas cuantas calles de aquí y Nam y el señor Kim me dieron el día de hoy y de mañana libres, mi madre cumplira años mañana y quiero pasar el día con ella- Sonrió de manera dulce -Conozco una pastelería deliciosa por aquí- Y le indique a donde ir, él agradeció y me dio un abrazo -Cuida mucho de bebé camino al trabajo, y saludas a Nam por mí- Asentí y él continuó su camino. Me senté en un pequeño lugar de comida callejera y pedí un Jjinmandu -¡Esto está delicioso!, quiero diez más para llevar por favor- Le sonreí a la mujer que los estaba preparando mientras está reía -A pesar de que tu pequeño vientre aun no se nota, tus ojos delatan que hay un pequeñín creciendo dentro de ti- Mi mirada se posó atentamente en ella -¿Co...Cómo lo sabe?- Pregunté asustada -Pequeña, las ancianas tenemos nuestros dones- Respondió entre risas.
Finalmente llegué a la oficina con mis 10 Jjinmandu, aunque desearía fueran todos para mi, debía ser considerada con los demás -Señor Kim, ¿puedo pasar?- Pregunté ya evidentemente dentro de la oficina -Pero si ya estás dentro- Reía junto con él -Le he traído un poco de comida, más bien, he traído para usted, Namjoon y yo, pero él está en una junta importante- El solo asintió -Sólo le advierto que cuatro de ellos son míos- Sonreí como si no hubiera comido ya uno. Platicamos durante horas, hablábamos de la empresa, de Namjoon, de su esposa, del bebé y de lo muy emocionado que están porque vaya hoy a cenar con ellos, a lo que no podía negarme, la señora Kim cocina de manera impresionante y deliciosa -¿Sabe si a Namjoon le falta mucho para salir de su junta?- Pregunté ansiosa, ya quería verlo y decirle que iría a su casa a cenar -Namjoon está en una reunión con los Ahn, debió haber salido ya hace un rato- Él miró su reloj y yo comencé a recordar dónde había escuchando ese apellido -Señor Kim, la extraña prometida de Namjoon ¿Se apellida Ahn, cierto?- El me miró -Justo con ella y con su padre es la junta- Oh no, eso si que no
Namjoon.
La junta de un posible contrato entre empresas se torno bastante estresante, Hwassa intentando que reconsiderara la idea de casarme con ella y el señor Ahn intentando hacer algún otro acuerdo, cuando… -Namu, ¿sigues ocupado?- Una cabecita haciendo puchero se asomaba por la puerta -¿Pasa algo pequeña?- Pregunté de manera dulce -Tengo hambre, tu hijo y yo queremos ir a comer algo- La mirada furiosa de Hwassa se notaba -Terminaré la reunión y los llevaré a comer algo- Su sonrisa malévola me daba a entender que era solo una jugarreta -¿Esta mocosa quien se cree para venir a interrumpir una reunión tan importante?- Espero y las cosas no terminen con una guerra -¿Mocosa?, disculpa, no sabia que ya conocías los espejos- Ya van a comenzar de nuevo -Por lo menos yo no soy una zorra promiscua- Luciel se puso roja, y se le intento avalanzar encima, corrí a detenerla -Eres una idiota, tienes la mente cerrada, haz lo mismo con tu boca o te ira muy mal- Los gritos de ambas se comenzaron a escuchar, el señor Ahn se llevo a su hija y yo a Lucí a mi oficina
-¿Qué fue eso Luciel?- Pregunte evidentemente molesto, no me enoja el hecho de que no le agrade en lo más mínimo Hwassa, me molesta que se le haya querido lanzar a los golpes sin importarle estar embarazada -Yo… yo, no pensaba en lo que hacía, lo siento- Bajó su cabeza apenada -Iba feliz en busca de ti, tus padres me invitaron a cenar con ustedes esta noche… Quería darte la noticia- Y un enorme puchero apareció en su carita, haciéndome ignorar mi enfado -Así que… ¿Tu suegros te han invitado a cenar?- Pregunte burlón, sabia que ella reaccionaria extrañada -Tonto- Me golpeo el hombro -Me han invitado los abuelos de bebé, que aun no son mis suegros… Pero lo serán- Esto último lo dijo en un pequeño susurro, no quise hacerla notar que lo había escuchado, se podría incomodar
Luciel.
Llegue al departamento, Larita aún no se encontraba en casa, deje una nota para ella y un poco de comida en la mesa "Larisa de mi corazón, he ido a cenar a casa de los Kim, los abuelitos del monstruito me invitaron a cenar con ellos, planeaba llevarme conmigo pero no estás en casa, deje un poco de comida para ti, vuelvo pronto". Tome mis cosas y salí del lugar en busca de Namjoon que ya me esperaba abajo del edificio -Lista para llenar mi pancita de comida deliciosa- Respondí con una sonrisa y recibí una por parte de él a cambio. La cena fue deliciosa, la compañía también, los señores Kim son un amor, y mas aun que espero a su nieto o nieta, llegue a casa esperando encontrarme con Lara pero no fue así -¿Larisa?- Preguntaba entrando en todas las habitaciones -¡Larisa Vargas, mocosa, ¿donde estas?!- Y aun no recibía respuesta alguna, la mesa y la comida se encontraba intacta, lo que es raro conociendo a mi hermanita mayor, la llamaba, pero era inútil, ¡¿Donde te metiste Larita?!