Un sentimiento de estar cayendo en un enorme vacío me hizo despertar de un pequeño brinco, Namjoon que estaba junto a mi también despertó por el movimiento tan brusco.
-¿Sucede algo? ¿Tuviste una pesadilla?- por mi mente solo pasaba Larisa y verla, a pesar de ser muy temprano aún y no pasar de las siete de la mañana.
Sin decir ni una sola palabra me levanté con rapidez de la cama y tomé mi abrigo para salir de la habitación, Namjoon me seguía no tan de cerca preguntando que sucedía, salí de casa, haciendo que perdiera mi rastro, justo al salir del edificio de departamentos corrí en dirección a la casa de Jimin, todos los puestos de comida que generalmente veo ya establecidos comenzaban a poner sus mesas y sillas y a comenzar con sus días de manera productiva, más de una persona me miraba extrañada, no los juzgo, es extraño ver a una mujer embarazada con rasgos extranjeros correr en pijama y un abrigo a las seis de la mañana, el semáforo se puso en verde, me detuve esperando poder cruzar la calle, mis fuerzas estaban muy por debajo de lo normal, pero no podía detenerme, una chica que venía al parecer de unas dos calles atrás persiguiéndome me tomo el hombro.
-Yo… lo siento, me preocupé de verla tan agitada- me giré a verla y justo en ese momento extendió una botella de agua. -¿Sucede algo? ¿Se encuentra bien?- tomé la botella y le sonreí.
-Lamento haberte asustado, voy en busca de mi hermana- justo en ese momento el color cambió a rojo y después de agradecerle por la botella, seguí con mi camino. Justo una calle después, el semáforo nuevamente estaba en rojo -Lo que me faltaba, suspire cansada.
-¡Oye tú! ¡Qué panza tan linda!- esa voz, mire al frente y la alcance a ver del otro lado de la calle, justo con el cambio de color, ella camino en mi dirección de manera tranquila
-Estás aquí- sonreí al verla -¿Tuviste el mismo sueño?- la mire atenta esperando su respuesta
-Debemos buscar a tu padre- frunció el ceño.
-Y encontrar que es eso que debes de cuidar- la miré con atención esperando su respuesta.
-¿Por dónde debemos comenzar?- tomó aire -siento que lo que debo cuidar llegará por sí solo a nosotras. Debemos comenzar encontrando el paradero de tu progenitor-
Me tomó de la mano y comenzó a caminar bastante rápido en una dirección desconocida para mí, finalmente llegamos al parque y una sonrisa divertida por su parte me hizo imaginar que algo gracioso y raro había sucedido en ese lugar.
-Es algo tonto- susurró,conteniendo su risa —Mejor, volvamos al tema central— me miró con una evidente tranquilidad -¿Dónde está la carta de mamá?
-¿Y como porque cargaría con ella para todos lados?- la mire atenta sentandome en una de las bancas del lugar -está bien, toma- saque la carta de mi madre y se la entregue
-¿De dónde la sacaste?- me miró alzando su ceja y con una mirada confusa y un tanto preocupada
-Yo…- suspiré triste -la encontré sobre la cama de mamá, en Boston, cuando Jimin y yo fuimos a la casa por las cosas que faltaban y podíamos traer- sonreí con melancolía, extrañaba a mi madre y aun no me perdonaba tantos años alejada de ella.
-Respira- sonrió tomando mi mano y darme valentía para leer la carta que mamá había dejado para ambas -lo mejor es que leamos lo que nos dejó ¿Te parece? ¿O vamos primero por un helado?- sabía que su forma de animarme siempre era con algo de comida, a pesar de que esa comida pudiera incluso enfermarnos, mucho más aún en tiempo de frio.
-Primero hay que leerla y después comemos todo lo que tu estomaguito desee- sonreí tomando aire y comenzando a leer.
“Mis pequeñas niñas, antes de haberme ido, hubiera querido estar segura de que les enseñe muchas cosas, como a: disfrutar el amor, confiar en ustedes mismas y la una en la otra, enfrentar sus miedos y estar juntas y pedir ayuda entre ustedes cuando su vida así lo requiera. También me gustaría que no me recuerden como una mujer seria o enferma, que me recuerden por las aventuras que vivimos juntas y lo mucho que las amé a ambas por igual. Piensen que mamá está y estará siempre con ustedes, que su misión más importante era hacerlas florecer y ser mujeres de bien, que es lo que hice todos estos años de su vida. Mi pequeña Luci, me gustaría que así como yo cuide de ustedes y les enseñe todo lo que sabía, hagas lo mismo con tu bebé, que a pesar de no conocerlo, fue quien me dio el título de abuela por primera vez, y Larisa, hija mia, tambien amaré a los tuyos a pesar de no tener conocimiento alguno de ellos.
Sé que no soy merecedora de ello, pero que si en algún momento sus corazones deciden darme el perdón que tanto anhelo, ese será el día en que pueda finalmente descansar en paz, mis errores y mi enorme secreto les hizo mucho daño y me arrepiento de ello, sé que son bastante inquietas y que no descansarán hasta saber la verdad, pero si de algo les sirve, Luis puede darles alguna información, solo, no le guarden rencor, la vida se disfruta más si en su corazón solo hay amor,.
Las amo y las amaré por siempre, hasta siempre mis hermosas niñas, vuelen alto y sean felices juntas.
Con amor, mamá”
-Ya sabes, no le guardes rencor a don Luis- ambas estábamos ahogadas en lágrimas, pero bromeaba para hacerme sentir mejor -Perdón, suelo bromear para no llorar- se giró en mi dirección y sin decir palabra alguna, con una sola mirada, ambas suplicábamos por un abrazo únicamente de nosotras.
La tomé entre mis brazos, y justo en ese momento una patadita nos hizo saber que no estábamos solas, y que éramos tres personitas hambrientas y con el corazón lleno de tristeza abrazados en una banca en la mañana -A pesar de odiarlo, no sabemos el motivo exacto de sus acciones y decisiones, y si esa era la última voluntad de mi madre, creo que es momento de darle una nueva oportunidad- sonreí en medio de las lágrimas y otra patadita en señal de apoyo se hizo presente.