Veneno

–¿Que?– Es lo único que logra salir de mí boca ante su sorpresiva propuesta. Parece tener un talento para desestabilizarme, lo sabe y lo utiliza a La perfección.

–¿Necesitas que te lo repita muñeca?–murmura en tono seductor mientras acorta la distancia entre nosotros con cautela. –Quiero que vuelvas a ser mía en todos los sentidos... Quiero estrenar contigo ese sillón, y tal vez hasta el piso. Quiero inundar está habitación con tus gritos y tus gemidos mientras te hago todo lo que te gusta. Te quiero para mí Alai... al menos por unas horas...– entonces, mí cuerpo reacciona a la mezcla de emociones que van desde La incredulidad hasta La rabia y comienzo a reír sin control.

–¡Vamos Alexander! ¡Se sincero una vez en tu vida! ¿Este es uno de tus chistes malos o fumaste algo que no te pego bien?– Suelto mientras intento recuperar el aliento. El no me quita su penetrante mirada gris y seria de encima. –¿Estas escuchando las tonterías que dices? No, ¡Ya entendí! Esta es una cámara oculta para "la idiota de tu ex"–

–Que ocurrente eres muñeca. Pero La verdad no es nada de eso... Solo pensé que quizás también tenías ganas de recordar viejos tiempos...– me dedica esa seductora sonrisa que me hacía temblar cuando recién comenzábamos a salir, pero ahora, se me hace un gesto tan ridículo que solo quiero echarme a reír nuevamente.

– Detente Alex. Recapitulemos porque no nos estamos entendiendo... Lo nuestro termino hace años, y al menos yo no tengo precisamente buenos recuerdos de esa época. ¿Que te hace pensar que me voy a prestar para ser tu juguete una vez más? La verdad admiro tu autoestima ¿Tanto confías en ti mismo como para pensar que con esa sonrisa estúpida voy a correr a tus brazos y decirte "Nunca te deje de amar, estuve esperando por ti todo este tiempo, puedes hacer conmigo lo que quieras"?–

–Nos conocemos demasiado Alai... Veo como te pones nerviosa cuando me tienes cerca, como tú corazón se acelera, como tus mejillas se ponen rosadas y tus ojos destellan como estrellas. Se que sigues sintiendo cosas por mí, no puedes mentirme... Aun me amas...– Oculto mi mirada delatora agachando la cabeza mientras continua con su absurdo discurso. –¿Que quieres que te diga para hacerte cambiar de opinión? ¿que eres especial para mí y lo fuiste desde el principio? ¿que desde que saliste de mi vida nunca pude sacarte del todo de mí cabeza? ¿Que te extrañé? ¿Que moría de ganas de volver a verte y por eso hice toda esta jodida escena?–

–No necesitas que cambie de opinión, necesitas que te perdone...– Pienso, mientras mí mirada se posa en él nuevamente y finjo creer en lo que me dice. Supone que esta logrando doblegarme, pero La verdad solo quiero saber que es lo que hay en su cabeza en realidad, así que lo dejo avanzar. –Alex, lo único quiero es que seas sincero una vez en tu vida... quiero que me digas si sientes algo más que deseo por mí.– Contesto en tono bajo y el se queda mudo por un instante, mientras busca una respuesta que me convenza de ceder ante él.

–Siento algo más que deseo por ti. No se lo que es, no me obligues a ponerlo en palabras porque no puedo, nunca pude muñeca... Solo se que te necesito, que no soporto verte con otro, mucho menos si es Romano. Me hierve la sangre cada vez que veo que te toca, o que te besa.–

–Me necesitas... bien, es bueno saberlo, pero quiero más que eso.– Hace silencio, parece estar meditando cada palabra. La seguridad y La soberbia desaparecen de su mirada fría que habla más que él, y me dice que sigue sin tener en claro lo que siente por mí. –Veo que no vamos a llegar a nada y ya no quiero seguir perdiendo el tiempo bebe... sigues sin saber lo que quieres, lo que sientes, lo que esperas. Pasaron 5 años Alex. 5 años y sigues siendo exactamente el mismo egoísta e inmaduro al cual lo único que le importa es pasarla bien y que los demás se jodan... Pensé, que al menos a este punto, ya habías aprendido a decir lo que una chica quiere escuchar, así sea una asquerosa mentira. Pero no... Sigues siendo el mismo soberbio narcisista de siempre, y la verdad es lo que necesites me vale...– No puedo evitar sentir cierta tristeza, o mejor dicho decepción. Duele, duele porque en algún momento justifique su actitud. Mil veces pise mí orgullo y mí dignidad por él, porque estaba ciega de amor por alguien que no valía La pena. Alex no me quiere, nunca me quiso. Solo fui un objeto con el que trato de llenar el hueco que hay en su alma, una más a la que le hizo mil promesas que nunca estuvo dispuesto a cumplir. Logro convencerme, en ese entonces era demasiado ingenua, una tonta niña enamorada de La idea del amor a la que jamás le habían hecho daño. No le difícil envolverme, moldearme a tus gustos, someterme a tu voluntad, hacerme creer que cuando algo salía mal era mí culpa. Me hizo sentir especial, pero solo era otra más de tu colección. Una mas con la que se acostaba, una más a la que le regalaba falsas caricias, una más a la que puso a sus pies. Si solo, primera vez en su vida, hubieses asumido las consecuencias de sus, si solo hubiese aceptado que era un inmaduro, que se equivocó en su forma de hacer las cosas... si solo mostrarse una pizca de arrepentimiento... Creo que ambos hubiéramos terminado de cerrar esta historia de forma madura, y al fin me hubiera dejado de doler. Pero no. Alex  no es la clase de persona que puede hacer autocrítica, aceptar sus errores y aprender de ellos, y jamás vamos a poder cerrar esta historia de forma madura y sana. –¿Es todo lo que tenías para decirme? mí novio debe estar preocupado por mí, abre la puerta.– suelto rompiendo el incómodo silencio mientras me acomodo el vestido y el cabello, para intentar simular que todo nada pasó. Pero La palabra "novio" saca a flote su otra faceta, La que me genera miedo, La impredecible. Su mirada se llena de rabia, aprieta sus puños con fuerza y termina por estrellar su mano sonoramente contra la puerta, no muy lejos de donde está mí cabeza. Doy un paso atrás asustada y mí espalda choca contra la pared. No tengo como escapar, estoy acorralada, a su merced. Solo pocos centímetros separan su rostro del mio.