Como si de una mala broma del universo se tratara, Alexander Valkov se atraviesa nuevamente en el camino de Alai y Emiliano. Esta vez no hay accidente, ambos logran esquivarlo, ya que viene en moto igual que ellos.
–¡Idiota! como se te ocurre cruzarte así!– Vocifera Alai tras sacarse el casco, sin tener idea de quien es el inoportuno personaje que interrumpió la carrera.
–Una vez me dijeron que vemos al tiempo como una línea, pero en realidad, es un ciclo.– Se saco el casco
Y la expresión llena de rabia en el rostro de la Alai le da paso a una sonrisa frustrada. – De lo contrario, ¿como explicas que volvamos a encontrarnos en el mismo lugar en el cual nuestra historia de amor empezó, y encima en las mismas circunstancias?–
– Yo diría que el universo me odia, porque mira que de todos los lugares donde podías estar, tenías que aparecer precisamente acá... Quiero suponer que esto es una maldita casualidad, y no pensar que ahora eres un psicópata obsesivo que triangulo mí posición por el GPS de mí teléfono–
–¿Viniste por la segunda parte bastardo?– Suelta Emiliano en tono de provocación, pero Alex lo ignora, logrando que su enojo aumente. Alai ve como los músculos de todo su brazo derecho se tensan, pero antes de que todo se vuelva a salir de control, lo toma por el brazo.
–¿A qué viniste?–
–Necesitaba pensar y este en mí lugar en el mundo muñeca. No sé suponía que las cosas salieran así, todo se salió de control muy rápido y siento que no hice las cosas bien anoche contigo.–
–¿Alexander Valkov arrepintiendose de algo? wow creo que si me lo hubieran contado no lo hubiera creído... al parecer los golpes de Emiliano te acomodaron las neuronas.– suelta sarcástica.
–Siempre tan ocurrente Ali.– Sonríe de lado. –Vamos muñeca, solo perdóname ¿Si?. Quizás no hice las cosas de la forma correcta, pero necesitaba hablar contigo... Dejemos el pasado en el pasado y empecemos otra vez.– Emiliano solo niega con la cabeza y toma distancia para no perder el control e iniciar una pelea nuevamente. No puede creer el cinismo con el que habla.
–Que sencillo que suena cuando lo dices así. Te vendría muy bien aprender a respetar a los demás. No todo se puede hacer como tu quieres y cuando tu quieres. Ya no soy tu muñeca Alex, no puedes jugar conmigo ni obligarme a hacer algo que no quiero... como estar cerca tuyo en contra de mí voluntad.– Solo la mira en silencio reflexionando sobre aquellas palabras. – Ahora estoy con Romano, y lo amo.–
–Deja de presumir tu relación con mi primo...– Suelta molesto, perdiendo su semblante de soberbia y superioridad. –Si estuvieras tan bien con él, estarías en su cama y no con el perro de tu amigo.–
–Lo menos importante para mí en este momento es lo que pienses, pero si quieres detalles, te los voy a dar.– se acerca a él y le susurra al oído –Estuve toda la noche con Romano, e hicimos de todo menos dormir. Pase media hora en la ducha para sacarme, al menos un poco, su olor de mí piel y lo dejé tan agotado que no va a despertar hasta medio día. Sabes, en un momento pensé que nos iban a venir a tocar la puerta por el escándalo que estábamos haciendo.– Alexander se aparta de Alai diciendo
–Ya fue suficiente.– No puede dejar de imaginar a su primo recorriendo su cuerpo y a ella gritando su nombre, y aquello le quema por dentro.
–Ahora vengo a estar con el otro chico que más me importa en el mundo, porque a pesar de todo lo que hiciste anoche, no tuve que elegir entre ellos. Pero lo jodiste tocó, como siempre.–
–Vamos hermosa, ya déjalo con su miseria... Busquemos otro lugar para seguir con lo nuestro.–
–¿Tan apresurado por escapar perro?–
–Cierra la boca Alexander. Sabemos como va a acaba esto...– Dice Alai mirándolo seriamente. –Se van a agarrar otra vez. Vas a terminar hecho mierda, y como dejarte tirado en el medio de la nada es abandono de persona, voy a tener que llevarte al hospital y vas a terminar de arruinar mi fin de semana.– Da media vuelta y comienza a alejarse. –Solo deja las cosas así e intenta no volver a cruzarte en mí camino.–
–Podemos arreglarlo de otra forma. Estaban en una carrera, vamos a terminarla los tres.– un reto es algo que ninguno de los dos puede rechazar. –Si pierdo, jamás vas a volver a saber de mí, te doy mí palabra... y si gano.–
–¿Y si ganas que quieres?– Alai lo mira desafiante.
–Te quiero toda una noche para mí...–La chica comienza a reír.
–¡Estas demente!– Murmura Emiliano.
–No puedes tocarme, la salida corre por mi cuenta, y mis amigos vienen conmigo.– Responde Alai extendiendole la mano. Alex sonríe triunfante y mientras Emiliano niega con la cabeza, cierran el trato.
–¿Estas segura de esto Ali?– Indago Emiliano preocupado.
–Si, lo estoy... si ganamos, cumplirá su palabra. Alex siempre respeta su palabra. Y si perdemos estarás a mí lado, cuidándome como siempre.–
Romano Ivanova:
Romano camina por un oscuro pasillo siguiendo un triste lamento. Conoce ese lugar, no sabe de donde, pero esta seguro de que ya estuvo allí en alguna oportunidad. La puerta al final del corredor es la única de la cual brota luz. La abre con lentitud, y observa que al borde de la ventana, dándole la espalda, se encuentran una chica de largo cabello oscuro
–Sora... Esto tiene que ser un sueño.–
–Lo es amor mío, pero eso no importa. ¿Acaso no me extrañaste?- pregunta con melancolía en la voz, pero al mismo tiempo, con una sonrisa dibujada en el rostro.
–Te extrañe y te voy a extrañar todos los días de mí vida. No sabes cuántas noches me dormí suplicando a Dios que me dejara verte aunque sea en sueños. Y al fin, estás aquí.– La chica acaricia su mejilla con delicadeza, y su cuerpo despide la misma frialdad que la última vez que la estrechó entre sus brazos. –Te recuerdo en cada cosa bonita que veo, pero los recuerdos no son suficientes para sobrellevar el vacío que dejaste cuando te fuiste.–