90 días para enamorarnos

Prólogo

Capítulo.

 

—¡Ya no te soporto idiota! Lárgate de aquí, a china si quieres —le grité.

 

—Es nuestra casa, y no me iré, no voy a darte el gusto de quedarte con lo que también me pertenece por derecho —contestó él con furia.

 

—Debí haber firmado un acuerdo prenupcial, así no te estarías aprovechando de que estemos casados para quedarte con mis cosas —eché en cara y giró el rostro negando para hacerse el ofendido. 

 

Y si, de esa manera era nuestros días, habíamos tomado la peor decisión de nuestras vidas, quizás nos apresuramos a las cosas y no permitimos conocernos mejor, yo tan ingenua y él tan patán como para hacerme querer desear, jamás haberlo conocido. 

 

 

***

 

Un año antes.

 

 

—Por favor Fale, no seas así, necesito que me hagas el turno de esta noche, Deny y yo quedamos en salir esta noche y sabes que debo aprovechar el tiempo porque él vive lejos —suplicó Clarisa para convencerme, ella y yo trabajábamos en una estación de gasolina, pero nuestros turnos eran compartidos y justo esa noche sería la final de mi serie favorita “Peregrinos” un estúpido, pero maravilloso programa que me había atrapado desde el primer capítulo, se trataba de sujetos frikis desaliñados que podían vivir en la naturaleza y hacerse una casa solo con objetos encontrados en el bosque, o dependiendo el lugar donde se encontraran. 

 

Yo apostaba por Franki, el mejor del programa en mi opinión, había sido el único en soportar toda una noche bajo una fría nevada creando una cueva con ramas y piedras que encontró en el camino. Tenía meses viendo las temporadas del programa y no me perdía un solo capítulo, ella sabía lo importante que era para mí, sin embargo, ahí estaba pidiéndome que olvidara ver la final para hacerle el turno, solamente para verse con su novio.

 

—Clarisa, sabes que no me he perdido una sola temporada —le recordé y juntó sus manos a modo de súplica. 

 

—Te lo ruego Fale, no me dejes morir —volvió a insistir y aunque no estaba dispuesta a ceder ni dejarme convencer por ella, terminé aceptando porque me dijo que sabía la contraseña del WiFi, a pesar de tener estrictamente prohibido usar el teléfono, su noviecito era un sabelotodo y encontró la forma de hackear el sistema y ver la contraseña. 

 

—Solo acepto porque podré ver el programa, pero me debes una grande Clarisa —solté de mala gana y ella dio un brinco de emoción, me besó todo el rostro y corrió a llamar por teléfono a su “amorcito” mientras, yo me arreglaba poniéndome el uniforme y 20 minutos después llegó Deny el novio de mi amiga, se presentó en su bonito auto nuevo recién sacado de la agencia. Lo vi por la ventana acercándose tan pulcro y elegante, a pesar de que únicamente tenía unos pantalones negros, suéter gris con las mangas un poco arrugadas y zapatos del mismo color del pantalón. 

Ese chico era todo lo que una mujer podía desear, de buena familia, adinerado, excelente promedio y a punto de graduarse como arquitecto. En comparación con los novios que yo había tenido antes, él era un príncipe inalcanzable. 

 

Arrugué los labios decepcionada de mi vida y tomé mi chaqueta para avanzar hasta la puerta, abrí antes de que pudiera tocar el timbre y una perfecta sonrisa de dientes blanco se dibujó en su rostro simétrico con nariz respingada.

 

—Hola, buenas noches, Fale —saludó tan educado como siempre.

 

—Hola —respondí tan seca como de costumbre, y es que la verdad, aunque intentara ser amable o buena onda como otros decían, no me salía por más esfuerzo que le aplicara a la cosa. Clarisa está… —no pude terminar la frase porque ella soltó un chillido de alegría desde la sala.

 

—¡Osito! —exclamó emocionada y él amplió más su sonrisa, pude notar que su rostro se iluminaba al verla y no podía negar que me daba envidia su felicidad. 

 

Ella corrió a sus brazos y Deny la sujeto por la cintura alzándola en el aire, dieron un giro juntos y luego la regresó al suelo para apretarla a su cuerpo y besar sus labios con una pasión intensa.

 

—Por favor, guarden sus demostraciones de afecto para otro momento, debemos irnos —los interrumpí y ella puso mala cara.

 

—Que amargada eres Fale —se quejó viéndome y negando a la vez.

 

—Pues si quieres puedo regresar adentro y vas tú al trabajo —recordé y amplió los ojos.

 

—Oh, vaya, ¿empezarás a sacar eso desde ahora? 

 

—Solamente, digo que me lleves y luego podrán demostrarse el amor que se tienen —acomodé para no formar un drama de algo tan tonto, ya que mi amiga Clarisa era especialista en ellos. 

 

Deny volvió a besar los labios de su enamorada y la tomó de la mano para llevarla al auto, abrió la puerta del copiloto para que pudiera subirse y luego espero que yo llegara para imitar la acción conmigo, de verdad ese sujeto me incomodaba al ser tan perfecto, a veces quería forzarme a encontrarle un defecto, pero terminaba fallando.

 

—Gracias —murmuré subiendo, la puerta se cerró y él fue el último en abordar para poner en marcha el coche. Mi amiga no paraba de hablar sobre su cita, y lo emocionada que estaba porque él había dicho que tenía una sorpresa para ella. Antes de bajarme en la estación de gasolina solo pude añadir un “que les vaya bien” y empujé la puerta para caminar a la entrada. 

 

Entré al establecimiento viendo los pequeños pasillos con anaqueles llenos de frituras y refrigeradores con cerveza y sodas. Fui detrás del mostrador y puse el teléfono debajo para no ser descubierta viéndolo si alguien entraba. 

 

El programa comenzó a eso de las 10:30 pm y para esa hora no había muchos clientes, estaba embelesada viendo el último reto de la final y los contrincantes prepararse, Franki mi participante favorito y quien esperaba que ganara, porque de lo contrario demandaría a la empresa por hacerme perder mi tiempo, él estaba dando unas últimas palabras, luego le tocó el turno a Bobby el más idiota de todos, lo odiaba con ganas.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.