90 días para enamorarnos

Tregua

Capítulo.

 

 

—No, tú ya perdiste la cabeza, Fale, tienes toda la razón, esto fue un gran error y yo me largo —insté completamente desconcertado con su propuesta. Ella estaba sugiriendo convivir más tiempo y fingir ante las cámaras por un estúpido premio. 

 

—Gael, solo te pido un favor, luego de esto prometo firmar el divorcio e irme lejos, con la mitad del dinero —propuso y aún sonaba a locura, ni siquiera estaba tomando en cuenta las posibles consecuencias que eso acarrearía. Ambos estábamos en un punto de detestar la convivencia juntos, ella no me soportaba y mi sola presencia era un gran dolor de cabeza, se disgustaba si yo respiraba muy alto y no podía pensar siquiera en más tiempo juntos con ese tipo de situaciones. 

 

Todavía seguía procesando como fue que decidimos casarnos, y ese era el gran error cometido, porque teniendo conocimiento de nuestras grandes diferencias, ella tan perfeccionista y áspera como una lima, y yo tan… Bueno, especial como Fale decía, nuestros caracteres como dos polos opuestos imposibles de sobrellevar, siempre queríamos tener la razón y ninguno de los dos estaría dispuesto a ceder.

 

—No, desde luego que no estoy de acuerdo —respondí tomando mi maleta del suelo y corrió a la puerta para ponerse en medio.

 

—Por favor, jamás te pido nada, Gael solo son 3 meses, pasarán muy rápido, prometo que ni siquiera vas a notar mi presencia —admitió y solté una carcajada.

 

—Vaya, de haber sabido que eras de las interesadas, me hubiera ahorrado muchos problemas —contesté, riéndome y puso mala cara. 

 

—Ash, sabes qué… Ya vete, tampoco es muy importante, no estoy dispuesta a soportar tus idioteces —pugnó dándose media vuelta para irse a lo que era antes nuestra habitación. Encogí los hombros recogiendo el equipaje y le dije adiós a ese matrimonio tan fracasado, quizás la iba a extrañar porque no podía negar que sí existieron buenos momentos con ella, como esa tarde de pesca. 

 

Flashback 

 

 

—Es fácil, solamente debes tomarla de esta forma —expliqué poniéndome detrás de ella para tomar la caña de pescar, Fale se quedó muy rígida, al parecer estaba incómoda, pero ya la conocía y tenía muy presente que a pesar de odiar los extremos acercamientos con otros seres de su misma especie, empezaban a acostumbrarse conmigo. Tomé sus manos por encima de la caña y no podía negar que eran suaves, su fragancia exquisita se metió por mis fosas nasales y cerré los ojos disfrutando de esa maravilla.

 

—¿Qué haces pervertido? —cuestionó y me quedé paralizado. Ella estaba viéndome con extremo asco y a la vez rabia.

 

—Nada, yo… —no permitió que terminara la frase.

 

—Aléjate, no te acerques, eres un asqueroso —soltó furiosa, sin embargo, no se percató de estar acercándose a la orilla del muelle, y a pesar de mis intentos por avisarle, Falr seguía retrocediendo. 

 

Sus últimos pasos la llevaron perder el equilibrio y caer dentro del agua. Chapoteaba pidiendo que la sacara porque le tenía miedo a las profundidades, me acerqué extendiendo la mano, pero antes de que pudiera salirse del lago volvió a caer.

 

—¡Idiota, no puedes hacer nada bien! —reclamó enojada y fruncí el ceño. 

 

—Ok, hazlo tú misma. Yo me largo, suerte con los cocodrilos —dije para infringirle miedo y empezó a gritar. 

 

—¿Cocodrilos? ¡Ahhhh! ¡Noooo! ¡Gael, vuelve por favor! —suplicó. Al escucharla rogar sentí que era muy cruel dejarla ahí dentro y regresé. Le tendí una mano y la muy condenada me hizo caer dentro del agua. Entonces, para desquitarme, hundí mi cuerpo por completo haciéndole creer que algo me había atrapado, ella estaba buscándome como loca y al no encontrarme entró en pánico. 

 

Utilicé mis manos para rozar sus pies y empezó a patalear histérica. 

 

—¡Ahhhh, cocodrilo, ahhhh! —chilló y halé sus tobillos, luego subí para revelar que nada más se trataba de una broma y me echó agua con las manos al rostro bastante molesta. Eres un idiota, casi me matas de un infarto —gruñó y me acerqué lentamente. 

 

—Oh, perdón, pero tú empezaste me hiciste caer al lago —le recordé y arrugó los labios.

 

—fue sin querer —mintió y me acerqué un poco más. 

 

—Ok, entonces, no vas a aceptar que querías estar cerca de mí —sugerí y abrió la boca con indignación. 

 

—Claro que no, eres un engreído, sabes que tú para nada eres mi tipo —puso como excusa sin darse cuenta de que yo estaba tan cerca, que no podría escaparse. Le apreté la cintura y profundicé la mirada, creando un momento íntimo entre nosotros. Qué haces, aléjate —quiso separarme, pero únicamente le salió un hilo de voz débil y nervioso. 

 

—Pues tu cuerpo dice todo lo contrario Fale —murmuré sujetando su barbilla para besar sus labios.

 

Esa fue la primera vez que me permitió besarla, sin embargo, la magia duró poco porque segundos después me abofeteo y se marchó furiosa. No obstante, yo sabía que eso era una forma de intentar negarse a lo que sentía, ella estaba peleando con los sentimientos, empero ya nada iba a detenerme. 

 

Fin del Flashback. 

 

 

Llegué a un hotel para no molestar a Deny, si Clarisa se enteraba de que yo me largué seguro vendría por mí para llevarme de vuelta a casa. Esa mujer solía ser fastidiosa y no tenía idea cómo Fale y Deny la soportaban, no dejaba de ser una mandona y regañarme todo el tiempo, su idea del amor era algo inexistente y me provocaba donde de cabeza. Por eso mi amigo y ella podían compaginar tan bien, él se dejaba manipular al antojo de Clarisa, podía lanzarse de un edificio si esa mujer se lo pidieran y sería feliz.

 

Ni siquiera tenía recostada la cabeza en la almohada, cuando recibí una llamada. Miré la pantalla notando que se trataba de Deny, seguro ya estaban al tanto de todo, contesté de mala gana y él me pidió vernos en un bar cercano del hotel donde me estaba hospedando. Quise negarme, pero yo le tenía mucho aprecio y respeto a mi amigo, así que lo hice únicamente por nuestra amistad. 




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