Capítulo.
La situación entre Gael y yo se vio tensa al tener que ceder por el asunto que él estaba proponiendo, sabía bien no era de fiar porque aprovecharía el momento donde yo bajara la guardia para hacer de las suyas.
Acordamos que dormiríamos en la misma habitación, sin embargo, él en el piso y yo en la cama. No le agradó mucho la idea, pero era eso o nada.
Me concentré que sería únicamente un negocio entre nosotros, a pesar de que no lo soportaba y me arrepentía del día en el cual tomé la fatal decisión de casarme con ese idiota, fui tan estúpida al aceptar esa propuesta, también me sentí estafada porque a decir verdad era como uno de esos comerciales engañosos donde te metían el producto por los ojos y luego resultaba ser un total fraude. Pues eso me ocurrió con Gael… Bueno, algo así, la verdad fue que cedí totamente al encanto de ese cretino, a pesar de ser un inmaduro, pero me dejé llevar y terminé en la red con él.
Estaba disfrutando de un placentero sueño, cuando el sonido del timbre me hizo despertar, Gael seguía profundamente dormido en su cama improvisada del suelo, pero como lo llamaba y no reaccionaba, le lancé una almohada, él saltó mirando a todos lados y luego me observó con el rostro soñoliento.
—Qué rayos te pasa, ahora tampoco vas a dejarme dormir —se quejó ahogando un bostezo.
—Alguien tocó, debes salir a ver, yo no puedo porqué… —hice una pausa larga tratando de explicarle mi situación, debido a que solía dormir con pijamas cómodas, bastante reveladoras.
—Entiendo, ya voy —contestó sin refutar, si una cosa tenía ese tonto, era que no toleraba la idea de que otro hombre siquiera volteara a verme, y el hecho de pensar que saliera en pijama para atender a quien sea, reflejaba en su rostro ese poder autoritario que muchas veces ejercía como mi esposo.
Se puso de pie saliendo de la habitación y después de abrir la puerta, avanzó hasta la sala, yo asomé la cabeza intentando averiguar de quién se trataba, pero no pude ver. No tardó mucho en regresar para darme la noticia que las personas del programa estaban esperando en la sala, puse los pies sobre el colchón y al intentar bajarme con rapidez me enrede con las sábanas, iba a caerme, para, probablemente, estrellar el rostro contra el piso, pero Gael me tomó entre sus brazos siendo bastante ágil y veloz porque estaba en el umbral y llegó hasta la cama en cuestión de segundos.
Me observó al rostro preguntando si estaba bien, y por un instante dude en la respuesta, estar en sus brazos me hizo cuestionar muchas cosas, y ese era mi gran problema, que ese idiota me volvía débil.
—Lo estoy —contesté finalmente recobrando la compostura.
—Ok, ten más cuidado a la próxima —me aconsejó y asentí, me hizo poner derecha con los pies bien firmes en la madera del suelo y luego volvió a dirigirse hasta la salida.
—A dónde vas —interpelé y señaló la sala.
—Afuera, esperaré a que te arregles. O prefieres que entremos al baño juntos —sugirió con una sonrisa maliciosa y arrugué el ceño.
—Eso quisieras, ya lárgate —lo eché y encogiendo los hombros se fue. Me metí a la ducha siendo lo más rápida que podía, ya que no deseaba que Gael arruinara todo con sus comentarios fuera de lugar, al estar lista salí y encontré al mismo presentador del programa acompañado de un hombre de traje oscuro que tenía un maletín sobre su regazo. Buenos días, señores —saludé acercándome y la sonrisa del presentador se expandió de manera exagerada.
—Vaya, si tú no recuperas a esta hermosa dama, puede que alguien más la quiera —hizo un intento de halago, que se volvió en una advertencia para Gael, porque apretó las facciones de inmediato.
El presentador se acercó para estrechar mi mano con exceso de amabilidad y dejó un beso sobre ella que empeoró la situación.
—Señorita Fale.
—Señora —corrigió Gael en un tono brusco. El hombre lo vio un poco incómodo y sonrió.
—Cierto, señora, es que me cuesta aceptar que esté usted casada —agregó para aplicar más tensión. Mi querido esposo no soportó el descaro de ese sujeto y se acercó a mí para rodear mi cintura con su mano izquierda. Me atrajo a su cuerpo con seguridad y a decir verdad estaba sorprendida de que hubiera tomado esa atribución, por el hecho de que en 3 meses no podíamos estar cerca el uno del otro. Quiero presentarles al abogado del programa, su nombre es Andru y ha preparado el contrato para ustedes —indicó a manera de explicación.
El abogado se puso de pie y nos saludó con formalidad, sacó algo de su portafolio y nos lo entregó.
—Ese es el contrato, indica el tiempo de duración del programa, la cantidad de dinero que ganarán si pasan la prueba, y también algo bastante considerable es que si no logran pasar esta prueba, ustedes deberán pagarle a la empresa la cantidad de 500 mil dólares —explicó y mis ojos se abrieron de par en par.
《 Rayos, eso sí, es algo para analizar 》
Pensé preocupada, debido a que si eso ocurría iba a ser un gran problema.
—500 mil, oh, no, claro que no, esto fue una mala idea —intervino él y casi me ahogo con mu propia saliva, al ver que ese tonto estaba a punto de arruinarlo todo.
—Cariño, podemos hablar un momento —hice señas pareciendo la más encantadora de las esposas, lo llevé a la cocina procurando que no estuvieran escuchándonos. ¿Te volviste loco, por qué rayos dijiste eso? —le exigí saber.
—¿Escuchaste lo mismo que yo? Acaban de decir que si esto no funciona, entonces deberemos pagarles a ellos 500 mil, no sé tú, pero yo no estoy dispuesto a sacar un solo centavo de mi bolsillo por un experto social —declaró y torcí los ojos.