90 días para enamorarnos

El regreso de Meki

Capítulo:

Al verlos entrar, algo en mi pecho dio un vuelco. Gael estaba detrás de Josh y Are, pero lo que captó toda mi atención no fueron ellos… sino Meki, que se asomaba tímido entre los brazos de Gael, sus ojitos brillando con la luz del amanecer.

—¡Meki! —exclamé sin pensar, corriendo hacia ellos—. ¡Mi bebé!

El pequeño gatito maulló suavemente al escuchar mi voz, y yo me agaché para abrazarlo. Sus patitas tocaron mis manos, y un calor indescriptible me recorrió todo el cuerpo. Lloré sin poder contenerme, riendo y sollozando al mismo tiempo.

—Fale… tranquila, ya está aquí —susurró Gael, con una sonrisa que rara vez mostraba—. Te lo traje. No volverá a perderse.

Me lancé a sus brazos, abrazándolo con fuerza, y él me sostuvo mientras yo me acomodaba a su pecho. Sentí su respiración calmada y su calor; por un instante, todo lo demás desapareció. El miedo, la ansiedad, la frustración… todo quedó fuera de la habitación.

—No sabes cuánto… cuánto te extrañé, Meki —susurré, acariciando su cabecita suave—. Nunca más quiero perderte.

Are y Josh se quedaron en un rincón, todavía un poco incómodos y nerviosos. Josh bajaba la mirada, consciente de que su cobardía había sido parte del problema, mientras Are murmuraba algo casi inaudible:

—Lo sentimos…

—Ya no importa —dije, volviendo la mirada hacia ellos—. Lo importante es que Meki está de vuelta.

Gael me miró de reojo, con esa expresión que mezclaba orgullo y alivio.

—Yo lo prometí, Fale —dijo, con voz suave pero firme—. No descansaría hasta traértelo de vuelta.

Mi corazón dio un salto. Ese hombre podía enfurecerse y romper todo a su alrededor, pero también podía ser el más tierno y protector del mundo, y en ese momento lo supe con toda claridad.

—Gracias, Gael… —susurré, aún abrazando a Meki—. Gracias por traerlo de vuelta.

Meki ronroneó fuerte, acomodándose en mis brazos, y yo no podía dejar de reír y llorar al mismo tiempo. Cada pequeña patita que se movía sobre mí era un recordatorio de que todo había valido la pena.

—¿Dónde lo encontraste? —pregunté, sin despegar los ojos de Gael.

Él respiró hondo.

—Fue un lío… pero logré chantajear al presentador. Le inventé una historia de demanda y que tenía a estos dos como testigos —dijo señalando a Are y Josh, que aún cargaban culpa en sus miradas—. Me entregó a Meki y le dejé claro que si volvía a acercarse, no saldría bien parado… bueno, ya sabes cómo soy. Pero te aseguro que Meki está a salvo y que nadie más le hará daño.

Sentí un peso enorme levantarse de mis hombros. Meki estaba a salvo, y Gael había hecho todo lo posible para traerlo de vuelta.

—Nunca más voy a dejar que se aleje de mí —dije, abrazando fuerte a mi gatito—. Nunca más.

Josh, que había permanecido en silencio, finalmente murmuró:

—Realmente lo siento… no debí…

—Shh —dije, acariciando su cabeza suavemente—. Solo asegúrate de que nunca vuelva a pasar.

Are asintió, con los ojos llenos de lágrimas, mientras yo me acercaba a Gael y lo abrazaba de lado. Sentí que todo el miedo y la tensión acumulada en los últimos días se disolvía en ese simple gesto.

—Ahora sí, todo vuelve a estar en orden —susurró Gael contra mi cabello—. Bueno… lo que es “en orden” para nosotros.

Reí suavemente, todavía emocionada.

—Sí, en orden… mientras Meki esté aquí, todo puede mejorar.

Meki maulló y yo le acaricié la cabeza nuevamente, sintiendo su ronroneo fuerte y constante. Cada vibración era como música para mis oídos, y en ese momento me sentí completa.

—Fale… —Gael me miró a los ojos, con esa intensidad que siempre me dejaba sin aliento—. Gracias por confiar en mí.

—Siempre confiaré en ti —respondí, con voz firme, mientras abrazaba a Meki contra mi pecho—. A veces eres un idiota, pero hoy eres mi héroe —confesé, y él sonrió, rodando los ojos y negando con la cabeza.

Josh y Are intercambiaron miradas. Parecían un poco más tranquilos, aunque todavía algo asustados. Pero yo no podía concentrarme en eso, porque finalmente, Meki estaba a salvo y Gael estaba conmigo.

Me levanté despacio, llevando a Meki conmigo, mientras Gael se quedaba cerca, observando cada movimiento. Sentí que, por primera vez en días, podíamos respirar sin temor, sin culpa, sin miedo.

—Vamos a prepararle su comida —dije, sonriendo—. Creo que tenemos un gatito hambriento.

—Yo me encargo —dijo Gael—. Tú descansa un poco.

Negué suavemente, acariciando a Meki.

—No quiero dejarlo solo ni un segundo.

Gael rió suavemente y se sentó en el sofá, dejándome atender a Meki mientras él vigilaba todo con esa mirada que me hacía sentir protegida.

La mañana avanzó lentamente, pero por primera vez en días, la casa parecía tranquila. Las discusiones, los miedos y la tensión se habían disipado, reemplazadas por algo más fuerte: el amor, la alegría y la paz de tener a Meki de vuelta en casa.

Cuando finalmente me senté en el sofá con Meki en brazos, Gael a mi lado y Josh y Are un poco más relajados en la sala, supe que nada de esto habría sido posible sin él. Sin Gael, sin su determinación, sin su fuerza.

—Gracias, Gael —susurré, apoyando mi frente contra su hombro—. Gracias por todo.

—Sabes que puedes contar conmigo, Fale —respondió, abrazándome suavemente—. Siempre.

Y mientras Meki se acomodaba en mi regazo, ronroneando como si supiera que todo finalmente estaba bien, por primera vez en días, sentí que podíamos empezar de nuevo, que las heridas podían sanar y que nuestra vida, aunque complicada, aún tenía momentos perfectos por delante.

Sin embargo, la pregunta era...

—¿Cuánto tiempo iba a durar esa paz?

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Ufff que alivio, la verdad estoy feliz de que por fin hayan encontrado a Meki, perooo también creo lo mismo que Fale, será que esa paz va a durar o que pasará después? No lo sé, pero creo que esto va a estar interesante. ¿Ustedes que creen que pasará?




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