90 minutos para enamorarnos

Capítulo 3: 45 minutos

El tiempo no se detenía eso era algo que ambos sabían a la perfección, mientras ellos permanecían encerrados en el elevador, el mundo continuaba corriendo.

¿Cómo se terminaba con un silencio que era cómodo? Noel sabía que había dos opciones, siempre. Y en este momento eran: guardar y permanecer como aquellos vecinos que se saludan, pero nunca hablan o continuar hablando y dejar de ser dos extraños que tenían un recuerdo en común.

Si Summer hubiese elegido, sería la primera opción. Pero Noel no era ese tipo de persona, así que él tomaría la segunda opción.

—¿Por qué no te gusta la Navidad?— luego de un par de minutos intenta obtener una respuesta nuevamente y Summer gira su rostro hacia él, mirándolo de una manera que significaba que estaba tratando de descifrarlo, a él y a sus pensamientos.

Su boca se seca y piensa en evitar nuevamente la pregunta, pero qué se supone que debe hacer bajo esos ojos grises que la miran como si pudiesen ver su alma.

—Mi padre falleció hace tres años— dice Summer en voz baja y apartando sus ojos de los de Noel, volviendo a la seguridad que le brindaban aquellas paredes que construía entre ella y el mundo. —Me gustaba celebrar la Navidad a su lado, él siempre se encargaba de hacerme sentir cálida y emocionada por las fechas, incluso cuando tenía 21 años— ríe mientras sus ojos se van nublando con las lágrimas.

Las mejillas de la chica se pintan de un color rojo y se siente avergonzada por permitirse llorar frente a Noel y su estúpido traje rojo. Siempre se ponía triste cuando recordaba a su padre y la falta que le hacía, se sentía vacía desde que falleció y no había nada que pudiera llenar la soledad en la que vivía.

—Perdona por haberte hecho recordar la pérdida de tu padre. No debí entrometerme— habla Noel en voz baja y acaricia la espalda de Summer con suavidad, disminuyendo la distancia entre ambos.

—No tienes que disculparte— le responde Summer mientras toma una respiración profunda.

—Yo también perdí a mi hermana mayor hace un año. Ella era la persona más brillante y amable del mundo, siempre nos cuidaba cuando nuestros padres trabajaban e incluso al crecer, siempre se preocupaba por nosotros. La Navidad era su época favorita, siempre nos invitaba a regalar ropa a los orfanatos y el 24 por la noche, salíamos a repartir chocolate caliente a todas las personas que no tenían un hogar— habla el chico de cabellos claros, totalmente admirado por la persona que había sido su hermana y demostrando su amor en cada palabra.

—¿Cómo puedes sentirte tan feliz cuando nunca volverás a pasar por esos momentos en estos días?— le cuestiona Summer sin poder evitarlo.

—Cuando pierdes a una persona, tienes dos opciones: encerrarte en tu tristeza y vivir pensando en todo aquello que ya no harás a su lado o mantener su recuerdo y vivir como ellos hubiesen deseado que fuera tu vida. Nunca alguien que te ama va a querer que vivas con tristeza, siempre van querer que seas feliz y disfrutes tus días, incluso si ya no forman parte de ellos— Las palabras de Noel permanecen en la mente de Summer.

Noel había decidido ser un sinónimo de felicidad. Cada vez que se habían encontrado en el elevador, Summer podía recordarlo con una sonrisa en el rostro y con trajes un poco extravagantes. En cambio, ella había permanecido en su mundo.

—Pero, ¿cómo podría mi padre querer que mi mamá, la mujer que amó, tuviera una nueva pareja?— cuestiona en voz alta y cierra sus ojos recargándose contra la pared.

—¿Cómo podría no hacerlo?— le responde Noel. —Cuando amas a alguien, siempre buscarás lo mejor para esa persona. Que tu madre haya decidido tener una nueva pareja no significa que olvidó a tu padre, que olvidó que lo amaba. Simplemente, encontró a otra persona que amar y que la quiera de la misma manera— Summer no sabe qué decir.

No sabía cómo actuar, a pesar de que en el fondo, Summer sabía que todo aquello que Noel le estaba diciendo era cierto. No se sentía segura al aceptarlo, porque entonces ella quedaría como la villana, aquella hija que no volvía a casa sólo porque su madre se enamoró de alguien más y eso la asustaba un poco más.

—Creo que deberías de hablar con tu madre. Decirle todo lo que sientes y lo que has estado pasando desde que tu padre falleció— le dice el chico, mirándola fijamente a los ojos.

—Tengo miedo— admite por primera vez en voz alta.

—No deberías de temer, es tu familia. Ella entenderá perfectamente cómo te sientes— Summer se aferra a sus piernas y la atrae a su cuerpo.

Por un momento piensa que Noel ha llegado a su vida como un milagro del cielo, desecha esa idea de sus pensamientos inmediatamente, pues nadie le enviaría a un hombre que vestía ese horrendo traje rojo.

—Tal vez, debería demostrarte cómo se celebran las festividades— le dice Noel y los ojos de Summer se abren con sorpresa, cuando lo ve levantarse.

El chico tiende una mano a su dirección, Summer lo observa con su ceño fruncido y ante la insistencia de Noel, la toma. Se levantan y luego el hombre comienza a cantar Jingle Bells y comienza a moverse al ritmo de la música.

Mueve las manos de Summer y la mira esperando que baile junto a él, su ceño se frunce ligeramente antes de seguirle los movimientos. Siente su rostro calentándose y luego en un tono bajo empieza a cantar la letra. Summer sentía una extraña emoción recorriéndola por completo, algo desconocido y totalmente fascinante. No se da cuenta de cuando comienza a reír, pero lo hace y luego Noel ríe al verla.



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En el texto hay: navidad, amor, elevador

Editado: 19.12.2021

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