A 137 kilómetros de ti

2017: doce

Estoy por darle un trago a mi delicioso café caliente, pero un fuerte grito diciendo mi nombre, hace que dé un pequeño salto por el susto y haga que casi se vierta el líquido en mis piernas, coloco la taza en la mesa y mi mano en mi pecho, agradeciendo no verme quemado y con inmensas ganas de asesinar a la persona que hizo tan enorme sonido en plena mañana.

Estoy hecha un desastre.

Mi cabello suelto enmarañado, un pijama vieja y ojeras, ayudan a la perfección a que parezca un zombie, estoy seguro que si hubiera un casting para serlo y fuera exactamente como me encuentro vestida en estos momentos, obtendría el papel principal sin dudarlo.

Ignoro que unos segundos atrás alguien me llamó, solo quiero desayunar para ver si logro volver a ser un humano y para mi terrible suerte, cuando estoy a punto de hacerlo, veo a Alec llegar al comedor gritando sin parar mi nombre, demasiado emocionado, hago una muy notable mueca al escucharlo, pero me ignora olímpicamente y sigue haciendo lo suyo, hasta que por fin guarda silencio.

Cuando se sienta a mi lado al fin reacciono, estoy recién levantada y sé con mucha certeza que asusto a cualquiera con verme así, pero no sé si el chico es la excepción o solo finge no notar lo mal que me veo, ya que me da un beso en la frente en forma de saludo y no puedo responder por lo extrañada que estoy, mi primer instinto es salir corriendo para ir a mi habitación y arreglarme un poco, hasta que me doy cuenta que debe darme igual, sin duda (por desgracia) las apariencias importan, pero estoy más que segura que con lo que tenemos Alec y yo, eso es lo de menos, así que me quedo sentada para escuchar lo que tiene que decirme.

—Una amiga hará una fiesta de disfraces, tenemos que ir y tener disfraz de pareja.

Bastaron esas palabras para que coma lo más rápido que puedo y ahora sí, salgo corriendo para arreglarme e ir a buscar nuestro gran disfraz.

Voy pensando todas las posibles opciones que tenemos a nuestro alcance y amo todo lo que se me ocurre, tanto así, que me encantaría poder utilizar cada atuendo en esta misma noche, por desgracia no es posible, lo que conlleva que me proponga que debo encontrar el mejor disfraz para utilizarlo, me gustaría decir que es la primera vez que me vestiré en pareja con alguien, pero siempre lo hago con Owen. Cada vez que se va acercando el día de halloween comenzamos a buscar como locos el ideal y estoy muy orgullosa de decir que no hay ocasión que no sea el perfecto, desde que éramos niños, papá y mamá hacían todo lo posible para conseguir vestirnos igual, nosotros seguimos esa tradición al crecer.

No sé cómo vaya a tomar la noticia de que está vez va a ser diferente, estoy segura que nos vamos a sentir extraños, con solo pensarlo ya me siento así, pero la emoción recorre todo mi cuerpo al imaginar cómo nos veremos Alec y yo.

Veinte minutos después estoy lista, llego a la sala encontrándome con ambos chicos esperándome, no pregunto nada y asumo que Alec invitó a mi hermano a la fiesta, me encanta que ambos se lleven de maravilla, suelo pensar que existe más química entre ellos dos.

Todos subimos al auto que nos espera, Owen en la parte de atrás, Alec de piloto y por supuesto que yo de copiloto, teniendo todo el control para la música. Mi mellizo ya no se queja, se ha resignado al fin, por lo cual todo el camino a la enorme tienda de disfraces se va escuchando canciones de Bruno Mars, provocando que recuerde el día del concierto, uno de los mejores, cuando tengo oportunidad veo los videos que grabé, son pésimas tomas y se escuchan excesivamente mis gritos, solo que amo hacerlo por la razón de que me transporto a ese gran momento.

Los tres entramos llenos de emoción y como el lugar es gigantesco, optamos por separarnos para buscar lo que nos pondremos y hacer todo con rapidez.

Voy al segundo piso, me siento anonada, sin idea de donde iniciar, pero decidida a encontrar el ideal. Todo inicia increíble, voy colocando un montón de ropa en mi brazo izquierdo, que se comienza a cansar y termino ignorándolo para seguir agregando más, aproximadamente media hora después opto por sentarme en el suelo para revisar de nuevo lo que he escogido, así ir descartando algunos y quedarme con pocos para poder mostrarlos, tengo como diez opciones, algunos no me convencen del todo, así que me resulta fácil regresarlos a su lugar, otros en cambio, hacen que entre en batalla, hasta que al final me quedo solo con tres opciones, la última palabra será de Alec, aunque todavía falta ver cuáles son los que él escogió.

Bajo al primer piso para buscar a los chicos, rápido veo al primero sentado esperando a que nosotros termináramos, camino a él y le muestro lo que tengo emocionada, los ve sonriendo, pero no muy convencido, lo que me entristece un poco, porque para mí son los mejores, ya hasta los tengo acomodados en orden.

Número uno: es el de señor y señora cara de papa, es tan increíble y estoy segura que nadie lo traerá, las parejas prefieren vestirse atrevidas, algo que me gusta, pero no en mí, siento que el de las papas es original y gracioso, así que me encantaría usarlo esta noche.

Número dos; es de Cosmo y Wanda, uno de mis mayores sueños es tener padrinos mágicos, pero como no los tengo, sería fabuloso convertirme en uno, hasta viene con sus respectivas pelucas, para parecernos lo mejor posible y si este resulta el ganador, estoy tan comprometida que compraré suplentes rosas para mí y unos verdes para Alec.

Número tres; es algo romántico y no me convence del todo por lo mismo, viene siendo Peter Pan y Wendy, el de la chica tiene una peluca rubia y eso hace que me dé cuenta, que en serio quiero usar cabello falso.

Ahora es turno de que Alec muestre los suyos, cierro los ojos, nerviosa por ver lo que tiene entre las manos, al abrirlo me encuentro con un disfraz que no puedo negar que es increíble, solo que hay un pequeño inconveniente que no puedo evitar notar, en la película Toy Story, Jessi y Woody solo son amigos, porque ella se encuentra con Buzz Lightyear, pero quitando eso, amo tanto ese atuendo como amo el del señor y señora cara de papa. Voy a dejar los otros dos para discutir cual es el indicado, claro que él apoya el que escogió y yo lo hago con el mío, tan metido estamos en nuestra charla, que no nos percatamos cuando Owen se coloca a nuestro lado, mi corazón se detiene al ver su rostro mostrando algo de tristeza, que de inmediato quita, busco entre lo que trae y veo como intenta esconder algo detrás de su espalda, jalo su brazo para que me lo muestre, rendido me lo entrega y hace que me sienta demasiado mal, como si fuera la peor hermana de todas.




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