La suave arena cubre mis pies mientras que, justo a mi costado, las llamas del fuego danzan armoniosamente al compás del viento nocturno.
Cada destello asciende en el cielo formando un lucero en la infinitud de aquel lienzo oscuro.
Me he reunido con él para contarle los avances que he tenido. Es por ello que sus flamas bailan con lentitud y brillan con una belleza inigualable.
Está dispuesto a escucharme y yo estoy muy ansiosa por decirlo.
Pronuncio tu nombre en un suave susurro y, al mismo tiempo, lo escribo letra por letra en la arena llena de caracolas mientras las describo.
La primera significa Alegría y armonía. Porque es justo lo que ha germinado producto de tu llegada a mi vida. La primera es, precisamente, la sensación que coloniza por completo mi corazón al ver tus ojos.
La segunda concatena toda la Nobleza que hay en tu alma y la nostalgia que me invade cada vez que debo verte marchar.
Aun sabiendo que te veré muy pronto, mi corazón se ha atado tanto a la calidez de tu cercanía que me es casi imposible permanecer demasiado tiempo lejos de tus delicadas caricias.
A mi derecha, la llama enloquece de entusiasmo ante el inicio de la narración y deja fluir con vehemencia sus llamativas flamas.
No oculta su encanto ante la persona que justo estoy describiendo. Puedo notar su inminente y anhelada aceptación emanar como un intenso calor que me llena de gratitud.
Dibujo con ternura la tercera, que simboliza la Dulzura de tus labios al atrapar los míos en un encuentro equilibrado de éxtasis y deseo.
Por otro lado, la delicadeza de tus besos sobre mi piel se plasma como una huella de amor imborrable. Te encargas de depositarlos con la suficiente calidez para que mi cuerpo vibre en respuesta.
La cuarta, por su parte, simboliza cada Recuerdo a tu lado. Son como piezas de valioso oro en lo más profundo de mi memoria. Son aquellos que, al cerrar mis ojos al descansar, se repiten en mi mente como bellas películas.
Son lo más preciado que inunda mi mente.
Son el pilar de mi corazón.
Son la pilastra de mi alma.
Y quiero quedarme allí, para observarte sonreír otra vez por alguna tontería. Porque tu sonrisa es mi paz, mi gloria y mi equilibrio en medio del caos.
Quiero quedarme allí, sosteniendo tus manos entre las mías para nunca olvidar las vigorosas sensaciones que me provoca el contacto con tu piel.
Y, principalmente, quiero quedarme allí para admirarte siempre como la primera vez que coincidimos. Para poder susurrarte al oído sin miedo que te aprecio con cada átomo de mi ser.
La espuma del agua acaricia la punta de los dedos de mis pies, haciendo erizar mi piel con una sensación placentera.
Es como si el agua misma ebullera de pasión. Hoy el mar está inusualmente cálido.
Se delata a sí mismo, pero no muestra ninguna vergüenza al hacerlo. Al contrario, se siente complacido de ello.
Con la quinta evoco el Entusiasmo que desprenden tus ojos al verme. Con su hermoso brillo y la peculiar manera en la que observas cada detalle de mí como si fuera lo más especial del mundo.
Me has embelesado por completo, porque cada vez que besas mis labios, abrazas y acaricias mi alma entera.
Sostienes mi corazón entre tus manos que, indudablemente, se jacta de amor por ti.
E invades mi mente todo el tiempo, descontrolándola y logrando que lo único en lo que pueda pensar es en abrazarte una vez más.
Y, finalmente, la última de las letras es la más especial, porque reluce la Sinceridad que adoro de tu actuar. Aquella que siempre ha prevalecido como un elemento esencial para ambos.
El fuego explota en anticipación y sus flamas cortan la oscuridad con una brillante luz, encantadas con el nombre que ha tomado forma sobre la arena y logrando que sonría en respuesta.
Cierro los ojos y puedo recrearte ante mí y admirar cada detalle.
Cielo, ¿sabías que se puede amar tan ardientemente como el calor que desprende el fuego mismo?
¿Tenías tan si quiera idea de que mi amor por ti se extiende tan avasallante como el calor del sol?
No he conocido una manera de amarte que no se sienta tan férvida.
No quiero conocer una manera de amarte en la que mi cuerpo no se altere de emoción al verte. O que mis labios no anhelen tan ferozmente unirse a los tuyos cuando te tengo lo suficientemente cerca.
No desearé nunca reemplazar la calidez tan familiar que aborda mi pecho al sostener tu mano.
Porque no conozco una forma de amarte que no involucre todos mis sentidos. Y si fuese el caso contrario, entonces no te amaría lo suficiente.
Sin embargo, lo hago.
Te amo y adoro de la manera más alocada y pura que puede salir de mi corazón. De una forma auténtica, avasallante y, sobre todo, especial.
Las olas del mar rompen con suavidad en la orilla mientras que aquel firmamento negro sobre mi cabeza se plaga cada vez más de luceros diminutos. Adornando el cielo con su grandeza.
Ahora las llamas, doradas e intensas, tienen otra razón para flamear y el mar tiene aún más razón para seguir transmitiendo su afectuosidad.
Así mismo, yo poseo ahora una nueva razón para contentarme y dejar que mi corazón le permita a mis sentimientos fluir libremente como las llamas del fuego.
Destinatario: Andry.
#5492 en Otros
#1672 en Relatos cortos
poemas romanticos, escritos reflexivos , mini historias de suspenso
Editado: 14.02.2025