Angelo va a ser mi tentación prohibido

Dante

Angelo me observa en silencio, y me doy cuenta de que parece estar en otra dimensión, perdido en sus pensamientos. Intento captar su atención, y tras un momento, vuelve a la realidad. Poco a poco, me doy cuenta de que sus hermosos ojos están fijos en mí, y eso me provoca una mezcla de emoción y nerviosismo.

Es verdad que Angelo es un chico extremadamente atractivo, con unas mejillas que lucen un ligero sonrojo. Me encuentro mirándolo atentamente, notando cada detalle. Mis ojos se detienen en sus labios, que son irresistiblemente deseables. Siento una fuerte atracción hacia ellos, como si me estuvieran llamando a probar su dulzura. Sin embargo, no quiero que mi comportamiento lo asuste, así que decido que lo mejor es mantenerme en la esfera de la amistad. Pero, al mismo tiempo, tengo la percepción de que ser solo su amigo va a ser complicado, porque estoy consciente de que tiene el poder de robarme el corazón y de adentrarse en mi vida de una manera muy especial.

De repente, el timbre suena, interrumpiendo el momento y recordándonos que es hora de entrar. Nos quedamos charlando un poco más, disfrutando de la compañía del otro antes de que el mundo que nos rodea nos lleve de vuelta a la realidad.
Sin desviar mi mirada de Angelo, observo atentamente cómo ajusta su mochila, asegurándose de que todo esté en su lugar. Después de hacerlo, me dirige una hermosa sonrisa y me pregunta, con curiosidad, qué clases tengo para ese día.

Le respondo: Tengo clase de lengua con la señorita Smith. Al escuchar mi respuesta, su expresión cambia y me dice que también está en mis clases y que la señorita Smith es nuestra tutora. Esta noticia me llena de alegría, ya que significa que tendré la oportunidad de conocerlo un poco mejor. Además, pienso que puedo ser un apoyo para él, alguien en quien confíe y a quien pueda recurrir si alguna vez necesita desahogarse sin sentir miedo ni vergüenza.

Empiezo a caminar junto a Angelo, llevando mi mochila colgada de un hombro mientras ambos buscamos la clase de Lengua. Al llegar a la puerta, una profesora sale a recibirnos con una sonrisa. Ella me invita a entrar y me solicita que hable un poco sobre mí. Aunque me siento algo incómodo al tener que compartir detalles de mi vida, decido mostrar un lado más rebelde de mi personalidad, a pesar de que Angelo no quita la vista de encima mientras estoy hablando.

Puedo ver que queda sorprendido por mi actitud desafiante Además, me doy cuenta de que varias chicas en la clase me miran con admiración, como si estuvieran fascinadas desde el momento en que entré. Sin embargo, esa atención no me interesa mucho, ya que mi mirada está completamente centrada en alguien especial: Angelo. Cuando lo miro directamente, su rostro se tiñe de un rubor intensamente rojo, y esa expresión de timidez le da un aire muy tierno que me ocasiona una sonrisa sincera y especial.

Hago un pequeño resumen sobre mí mismo. Al finalizar, me dirijo al área donde hay un pupitre vacío junto a Angelo. Durante la clase, me esfuerzo por tomar notas, aunque lo hago sin mucha motivación, ya que, la verdad, me aburro bastante. Sin embargo, tengo que mantener la promesa que le hice a mi hermano: dedicarme a estudiar con seriedad para convertirme en un gran médico.

A menudo, desvío la mirada hacia Angelo, quien se ve muy atractivo y concentrado en su trabajo. Este pequeño momento de distracción me hace sentir un poco más animado. Finalmente, suena la campana, señalando que es hora de cambiar de clase. Para ser el primer día, la experiencia no se me ha hecho tan pesada.

De repente, me doy cuenta de que un grupo de chicas está acosando a una compañera que parece ser muy frágil. Siento un profundo desagrado hacia las personas que utilizan su poder para dañar y menospreciar a los demás, simplemente para sentirse superiores. La injusticia me molesta y me provoca ganas de intervenir, pero en este momento, solo soy un espectador incómodo.
La chica tiene una apariencia que sugiere que es muy estudiosa y le gusta dedicarse a los libros. No tengo claro qué está ocurriendo exactamente en esa situación, pero no puedo soportar ver cómo un grupo de chicas desagradables se burla de alguien que no tiene la capacidad de defenderse. En este momento, estoy contenido por un torrente de rabia e ira que me invaden.

Cuando la chica más fuerte del grupo se prepara para golpear a la chica pequeña en el estómago, no puedo quedarme de brazos cruzados. De repente, salgo corriendo para interponerme entre ellas, utilizando mi cuerpo como un escudo para proteger a la chica indefensa. En ese instante, se desencadena una pequeña discusión entre nosotros, llena de gritos y empujones, hasta que, finalmente, nos llevan al despacho del director
En ese momento, la joven que había tomado la iniciativa de defenderla me dirige su mirada.

Después de que el director me brindara una charla extensa y tediosa, decido explicarle lo que había ocurrido. En ese momento, sin prestar atención a mis palabras, él me comienza a hablar sobre las normas del colegio, como si lo que yo acababa de contar no tuviera importancia. Me dio la impresión de que esa chica debía ser hija de alguien adinerado, ya que parecía que tenía una influencia considerable sobre el director.

Nada más salir del despacho, camino con furia acumulada, sintiendo una intensa necesidad de gritar de rabia. De repente, escucho que alguien me llama. Al giro la vista, me doy cuenta de que es la chica a quien había defendido, y la veo acompañada de Angelo, que tal vez sea su amigo o algo más. Me doy cuenta de que mis celos me están afectando, ya que, aunque él no es mi novio, no puedo evitar sentirme posesiva respecto a su relación con ella.

Mientras se acerca a mí, me comienza a hablarme

—Hola, soy Brianna y este es Angelo. Él es mi mejor amigo —dice, mientras Angelo me observa y le guiño un ojo. Al notar que se sonroja, Brianna lo observa con una sonrisa y, tras aclararse la garganta un poco, nos pregunta si ya nos conocíamos. Yo no tardo en responderle.