A cambio de ti

Mi corazón late rápidamente cuando estoy con Dante

Narra Angelo

Hay una frase que dice así
Eres la luz que ilumina mi camino, esa chispa que transforma mis días oscuros en momentos radiantes. Cada vez que te veo, siento cómo mi corazón empieza a latir con fuerza, acelerando su ritmo de emoción. Te imagino en mis sueños, donde nuestros labios se encuentran en un beso que parece detener el tiempo, lleno de ternura y pasión.

Siento que estoy viviendo una experiencia que es a la vez profundamente emocional y transformadora. Cada vez que estoy cerca de Dante, siento cómo mi corazón late más rápido, como si, de alguna manera, estuviera sintonizando con una melodía secreta que solo él puede evocar dentro de mí. La mera idea de tenerlo cerca desata una avalancha de sensaciones en mi interior; la adrenalina fluye a través de mis venas y la expectativa aumenta en cada instante que compartimos.

El ambiente que nos rodea se llena de una energía palpable. Cada mirada que nos cruzamos, cada sonrisa que intercambiamos, cada palabra que compartimos se convierte en un poderoso imán que concentra toda mi atención en él. En ocasiones, me descubro perdido en la profundidad de sus ojos, sintiendo como si el tiempo se detuviera y todo lo demás se desvaneciera a nuestro alrededor. En esos momentos, el mundo exterior pierde toda su importancia y solo existimos nosotros dos, sumidos en una burbuja de complicidad y conexión.

Justo ahora, estamos durmiendo profundamente, disfrutando de la calma de la noche, cuando repentinamente mi teléfono empieza a sonar, indicándome que tengo varias llamadas perdidas y un buen número de mensajes de mi padre. Sin hacer ningún ruido, decido tomar mi móvil y le envío un mensaje para tranquilizarlo, para que no se preocupe por mí.

Pienso que medida que Dante y yo avanzamos en nuestras interacciones, reflexiono sobre cómo cada risa compartida y cada momento de silencio se convierten en ladrillos que edifican una conexión más profunda entre nosotros. Este capítulo de mi vida no solo ahonda en la intensidad de mis sentimientos, sino que también me lleva a desear comprender qué significa realmente estar cerca de Dante. Con cada instante que paso con él, me doy cuenta de que hay una chispa que ilumina todo lo que hacemos, un hilo invisible que nos une de maneras que todavía estoy tratando de entender plenamente.

Después de enviar el mensaje a mi padre, regreso a la cama y mis pensamientos comienzan a acelerarse, al igual que mi corazón. Esta agitación interna me lleva a cuestionar mis propios sentimientos. ¿Por qué reacciono de esta manera? ¿Qué es lo que Dante despierta en mí para que experimente este torrente de emociones? La confusión y la emoción se entrelazan en mi interior, formando un torbellino que resulta difícil de desentrañar. Lo que sí es evidente es que, cuando estoy a su lado, cada latido de mi corazón se siente como una promesa de algo nuevo y emocionante que está por venir.

Reflexiono sobre cómo, a medida que avanzamos en nuestras interacciones, cada risa compartida y cada instante de silencio se convierten en ladrillos que edifican una conexión más profunda entre nosotros. Este capítulo de mi vida no solo explora la intensidad de mis sentimientos, sino también el deseo de comprender lo que verdaderamente significa estar cerca de Dante. A medida que paso más tiempo con él, me doy cuenta de que hay una chispa que ilumina todo lo que hacemos, un hilo invisible que nos une en maneras que aún no he logrado entender completamente.

Anhelo que este capítulo de mi vida se cierre con la promesa de que estos latidos acelerados son solo el inicio de un viaje que nos llevará a descubrir rincones inexplorados de nuestras almas y emociones. Estar al lado de Dante no es solo una experiencia pasajera; es un trayecto hacia lo desconocido, y estoy impaciente por descubrir a dónde nos conducirá.

Con esas reflexiones presentes en mi mente, mis ojos comienzan a cerrarse lentamente. Me permito dejarme envolver por la calma y la serenidad que su presencia me proporciona, y de esta manera, me sumerjo en un sueño profundo y reparador que me transporta a un estado de completa relajación.

Al día siguiente, me despierto antes que él. La luz de la mañana se filtraba por la ventana con esa suavidad que solo se siente los domingos, cuando el mundo parece hablar en susurros. Me quedé mirándolo un momento, sin moverme, con el corazón en calma.

Dante todavía estaba dormido, con la frente relajada ahora. Su mano seguía entrelazada con la mía, como si, incluso en sueños, supiera que quiero estar allí, que necesito su contacto para creer que esto es real.

Lo veo parpadeando lentamente, y entonces abre los ojos.

—Buenos días —murmuro.
—¿Sigues mirándome? —pregunta con una pequeña sonrisa y voz ronca.
—Siempre.

Él se estira un poco, se frota los ojos y luego se gira completamente hacia mí. Hay un segundo de silencio entre nosotros. Uno de esos momentos que no incomodan, que abrazan.

Y entonces, mirándome a los ojos, lo dice.

—Angelo... quiero que seas mi novio.

Mi corazón se detuvo por un instante. O eso creí.

Su voz no temblaba, pero en su mirada había algo de miedo. Como si pensara que podría decir que no. Como si aún no comprendiera lo importante que es para mí.

Me acerco a sus labios, aprieto su mano y respondo, sin dudar:

—Ya lo soy desde ayer… solo estaba esperando a que tú también quisieras llamarlo así.

Él suelta una risa baja. Luego, me da un beso corto y suave, y después esconde la cara en mi cuello, como si le diera vergüenza.

—Entonces somos novios oficiales —dice, como si necesitara confirmarlo una vez más.

—Sí, Dante. Somos eso y mucho más. Y en ese momento, por primera vez en mucho tiempo, sentí que estaba exactamente donde tenía que estar.

Nos quedamos abrazados unos minutos más, en un silencio que ya no resulta pesado. Es ese silencio que se siente como un hogar, como un refugio del mundo exterior.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.