CAT
La mañana estaba gris cuando llegué al taller, mochila al hombro y gorro cubriéndome la cabeza. El autobús blanco esperaba con las puertas abiertas, y todo el equipo estaba alrededor, riendo, gritando, lanzándose mochilas como si no hubiera un mañana.
El ruido me atravesó como agujas.
Respiré hondo. Recordé lo que mi hermana me había dicho la noche anterior: "Solo un paso a la vez, Cata."
Así que eso hice. Un paso. Después otro.
Subí al autobús, evitando todas las miradas. Algunos ya se habían acomodado en los asientos delanteros y del medio. Los de siempre, los más bulliciosos.
Mis ojos fueron directamente al fondo, buscando un lugar vacío donde pudiera pegarme a la ventana y desaparecer.
Pero antes de llegar, una mano firme me sujetó del antebrazo.
Me congelé.
Era Lex.
Sin decir una palabra, sin preguntarme nada, me jaló suavemente hacia el asiento junto al suyo. Estaba en uno de los últimos del bus, donde menos se veía, donde menos llegaba el ruido.
Mis ojos parpadearon, confundidos.
Lex ni siquiera me miró. Solo rebuscó en el bolsillo de su chaqueta y, con un gesto torpe y desinteresado, me tendió un par de auriculares grandes, de los que cancelaban el ruido.
—Toma —murmuró, su voz apenas audible—. Son buenos... o eso dicen.
No supe qué decir. Tomé los auriculares con manos temblorosas.
No me miraba. De hecho, apenas los soltó, se recostó en su asiento, cruzó los brazos y cerró los ojos, fingiendo dormir.
Fingiendo que no me había estado esperando.
Fingiendo que no le importaba.
Me tragué el nudo en la garganta.
Los auriculares eran de los caros, de esos que bloqueaban casi todo el sonido. Me los puse con cuidado, y el mundo se apagó a mi alrededor. El bullicio, los motores, las risas, todo se volvió un murmullo lejano.
Por primera vez en mucho tiempo en un sitio público, pude respirar.
Miré de reojo a Lex.
Sus cejas fruncidas. Su mandíbula apretada. Su postura rígida.
No estaba dormido.
Y aunque nunca lo admitiría, sabía que había hecho todo eso por mí.
Apreté los auriculares con las manos, como si fueran un tesoro.
Tal vez... tal vez no estaba tan sola.