A Darkest Heart

Dreams. VI

IRIS.

         Los sueños pueden ser lo más terrorífico que hay… pensando que soy un ser demoníaco, los sueños siempre me atormentan, día a día…

         Un sueño puede influir en tu cotidianidad, influir en tu estado de ánimo e influir en tus decisiones…por temor a que se cumplan en la vida real, uno es capaz de arriesgar lo que sea.

         Por mis sueños, tanto inconscientes como mis propósitos a futuro fueron interrumpidos en su momento por el amor.

Hoy en día, mis sueños habían disminuido, ya no me atormentaba el recuerdo de Dither y nuestra relación pasada…en mis sueños aparecían sus caricias, sus besos, en cómo era estar en la cama a su lado y despertar y mirar sus ojos verdes…en mis sueños podía recordar las sensaciones y emociones…y al despertar una angustia estaba esparcida en todo mi cuerpo y lloraba desconsoladamente.

Endora siempre iba a mi habitación a calmar mis gritos desesperados y que las pesadillas se esfumaran de apoco, fue un pilar fundamental para poder superar mis errores, para poder superar a mi antiguo “amor”…

Esos sueños, tan tormentosos, se fueron esfumando y reemplazados por los recuerdos de Exael… mi mejor amigo… tanto mi consciente como mi inconsciente lo recordaban con añoranza…lo extrañaba, extrañaba todo de él…sus consejos, sus risas, su alma tan malvada y oscura, las travesuras que cometíamos…pero el recuerdo que más se hacía presente en mis sueños era nuestro último momento…ese abrazo, esa caricia…cuando pegamos nuestras frentes, nuestras narices se rozaban y nuestras respiraciones se mezclaban en la mejor sincronía, recordaba como mi piel reaccionó ante su contacto, en cómo se erizaba, como mi cuerpo entero reaccionaba…era algo…que no podía explicar con certeza.

Pero lo que, si era cierto, era que mis sueños tormentosos, horribles, se apagaron, ya no me daba miedo dormir, y la paz se fue instalando a medida que seguía soñando con Exael…era un alivio, porque pensaba que las decisiones que tomé en mi pasado me perseguirían por el resto de mi vida, pero no fue así, pude superarlo y todo fue gracias al ser que tenía frente en ese momento.

Exael me miraba fijamente, impasible, no podía descifrar nada de su rostro ya que no transmitía nada, ni siquiera sus ojos me daban algún ápice de lo que pensara o sintiera y eso me ponía nerviosa…habían pasado muchos años, quizás qué le habrá pasado en todo ese tiempo. El recuerdo de Emma se instala en mi mente y un dolor leve se instala en mi pecho…quizás me culpa por arrastrarlo al mundo humano, de arrastrarlo al significado del amor y que haya salido lastimado en el camino…

Como si fuera una niña que cometió un pecado inigualable agacho mi cabeza…su mirada como nunca…me había intimidado y mi mente ya no procesaba como antes cuando estaba cerca de él…estaba en blanco, sin sentir o decir cualquier cosa.

-       Ángel -habla Exael, su voz dura y profunda inunda todo mi ser y me ponen alerta, mi cabeza aún estaba cabizbaja observando plenamente miz zapatillas- sabes perfectamente que está prohibido que hables con alguno del mundo oscuro, si no quieres problemas es mejor que te vayas y dejes a la muchacha en paz, sabes que, si la desgracia cae entre los ángeles, los responsables serán ustedes, tu familia. Vete y guárdate este encuentro en tus recuerdos.

No podía observar cómo reaccionó el ángel ante las palabras de Exael, no entendía porque no podía mirarlo, de tener más confianza y alzar mi cabeza…quizá era mi reproche, mi pecado, era ver a Exael y ver a Emma y eso me dolía en el alma.

-       Necesito que la bruja Iris, deshaga la maldición que le impuso a mi familia por celos y rencor a mi padre Dither, por su culpa no ha podido ascender al cielo, ninguno de nosotros ha podido ir…- habla finalmente el ángel-

Y como si de un interruptor de tratara mi odio se prendió nuevamente…¿Qué no podían acceder al cielo por mí?, de eso se trataba…era su error por engañar a Lucifer y arriesgar la paz que había existido entre los dos reinos, no solo fue culpa de nosotros sino que también la ellos, y si el cielo no los quería aceptar era por algo, los habían engañado, ellos fueron los que creyeron en su falso Dios y así les habían pagado, ¿y ahora venía hacia mí diciendo que era mi culpa?, por Satán…que hipocresía había en esta gente, no tenían límites.

Sin poder evitarlo mi cuerpo reacciona ante las palabras del ángel y me acerco velozmente a su lado, lo iba a matar, lo sabía y, pero no podía parar, quería ver la sangre de su maldita descendencia en mis manos. No había más que sangre y venganza en mi cabeza…pero cuando estaba a punto de enterrar mis garras en su cuello, Exael se interpone entre nosotros y mis movimientos se detuvieron en el momento exacto en que le entierro toda mi mano en su pecho…veo como la sangre azul corre entre mis manos y siento que muero por dentro… Exael nuevamente me protege, tanto del ángel, como de mi misma…mi odio me obnubiló y le hice daño, no me percate a tiempo… lo miro directamente a su rostro, por primera vez desde que apareció y en sus ojos veo cierta calidez hacia mí, una sonrisa ligera se asomaba y las margaritas qué difícil hace ver a los demás, estaban marcadas en su perfecto rostro… un pensamiento fugaz apareció al ver su cara con claridad…”parece un ángel”…

Sus ojos azules me repasan con tranquilidad por todo mi rostro y cuerpo, un leve rubor aparece en mis mejillas y recapacito ante la situación que estábamos cruzando, me separo de él y saco mis garras de su cuerpo con lentitud…mi mano, llena de su sangre me deja impactada y sin habla, tranquilizo a mi corazón de toda la situación y retrocedo unos pasos, mi cabeza está nuevamente agachada, no podía verlo, la vergüenza me invadía.




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