A Darkest Heart

Words. VII

IRIS.

         Las palabras son el arma más letal que hay en el planeta…el poder que conllevan puede destruir a cualquier persona, ángel o demonio…

         Yo no era la excepción… lo que dijo el ángel pasaría en cualquier momento, tenía que enfrentar a Dither, pero esta vez tenía que dar por finalizado cualquier vínculo que tuviésemos, es decir…alguno de nosotros tenía que morir.

         Yo no le tenía miedo a la muerte, bailaba con ella todos los días de mi vida, era un lujo y un privilegio, algo que siempre lo tuve en mente desde el momento que pacte con Lucifer, pero solo quería ver a Dither en llamas, sin posibilidad de reencarnación ni nada…dejó un vacío profundo, del cual lo llene de odio y amargura.

         Pero sin duda, Exael y cualquiera que fuese parte de mi mundo oscuro eran excluidos de tal calaña, en especial el primero. Exael siempre fue un amigo muy preciado para mí, me enseñó todo lo que sé, mis habilidades fueron pulidas a su lado, y me enseñó a ser una bruja completa…pero lo que más nos une, fue la devastadora experiencia de amor…

         Aunque nunca pudimos hablar al respecto, sé que Emma fue alguien especial para él, lo sabía por cómo la miraba, la besaba y la acariciaba…en cada roce había un sentimiento de devoción y respeto…Exael estaba hechizado por su belleza y por cómo era en su interior…como yo también lo estaba de Dither en su momento.

         Pero han pasado muchos años, tantos como para poder olvidar lo que significaba un cariño, o una muestra de afecto si quiera…hasta una mirada podía ser normal y de lo más común… ya no había un trasfondo como antes…como cuando uno está enamorado.

         De alguna manera todos esos recuerdos vienen a mi como una ráfaga de viento fresca… como si siempre hubiera estado despierta…latente, como que estaba durmiendo por un largo tiempo y fue activada de repente, sin previo aviso o consentimiento, y eso solo lo logró…Exael.

         Su mirada era profunda, tensa, con un brillo particular, cautivador como siempre…Exael quitaba la respiración y yo no era inmune a sus encantos, solo que mi cariño por él se fue construyendo en base a la familia que siempre nos inculcó Lucifer…pero claramente ahora había un matiz diferente…algo que no me atrevía a dar nombre.

-   Hola Exael…- estaba tiritando y se notaba en el hilo de voz que se asomó en mis palabras-

-   ¿Porque tan tímida?, no te recordaba recatada…siempre eras fiera y extravagante…-miro como una ceja perfectamente delineada se alza al finar su frase-

-   No es timidez, son muchas cosas…creo que tanto tú como yo sabemos que nos debemos una conversación…-le digo lo más firme que puedo, no podía quebrarme frente al príncipe del inframundo.

Su semblante cambia de un momento a otro, se oscurece y su quijada se endurece, en sus ojos veo el tormento, el reproche, la venganza, y muchas cosas más…pero la más latente…Emma.

Sabía que tanto fue su culpa como la mía, nos separamos por nuestra insensatez y ahora nuestras vidas cambiaron, lejos el uno del otro, crecimos sin saber el uno del otro, por órdenes de su hermano, pero fue por nosotros que perdimos lo más valioso…nuestra amistad.

Sin decir nada, se da media vuelta, un claro comportamiento que no ha cambiado, siempre hace lo mismo cuando necesita hablar con alguien, él solo espera que el otro lo siga hasta donde él quiera…y eso hice. Lo seguí en silencio y pude vislumbrar su espalda, tan cambiada a como fue la última vez que lo vi…más ancha, más fibrosa…su camisa se ajustaba perfectamente y marcaba cada músculo, cada movimiento que realizaba…tenía más presencia, imponía temor…como su hermano. Mi vista baja a propósito para ver su trasero…perfectamente apretado por sus jeans, era una excelente vista…Algo en mi interior se prende…e imágenes indecorosas atraviesan mi mente, las reprimo al instante…no es debido desear a la realeza, menos una demonio bruja como yo…pero los ojos estaban para mirar…

Llegamos a un tipo de parque, bastante aislado y desolado, era una imagen perturbadora, árboles sin hojas, juegos rotos, no había ningún tipo de vegetación, todo era seco y de un color grisáceo y carente de felicidad…me sentí en paz.

Fuimos a unas bancas que estaban al fondo del parque, algo malgastadas, nos sentamos cada uno en los extremos, sin tener contacto alguno…creo que así nos resguardamos de las palabras que nos podamos decir.

-   Creo que es momento de sacar los trapos al aire Iris, necesitamos esto…-comienza a decir, mi cabeza estaba fija en el suelo, no me atrevía a mirarlo-

-   ¿Está bien tu herida?- logro decir finalmente-

-   Tu sabes que está bien…sanamos rápidamente, como todos los demonios del inframundo.-me dice con un deje de reproche, sabe que estoy evadiendo el tema-

-   Lo siento- le respondo-

-   ¿Por qué?

-   Por todo…sé que fue mi culpa al arrastrarte al mundo humano, si no me hubieras acompañado, tú estarías inmune y no hubieras experimentado lo que es un corazón roto…eres el príncipe del inframundo, del infierno, la maldad vive en cada célula de tu cuerpo, y por mi culpa te ablandaste ante un ser humano y te enamoraste de ella perdidamente… yo comencé todo- las lágrimas corrían por su cuenta, libres por mi rostro, no paraban, y tampoco las quería detener-




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