A destiempo...

Capítulo 3 AHORA SOLO SERÍA SU AMIGA FIEL

Quedaba una semana para el baile de graduación y Rocío ya no podía esperar más a que Agustín tomara la iniciativa de invitarla. Pensó que tal vez la vergüenza lo frenaba, así que quiso al menos una vez, dejar de lado sus miedos y tomar ella la delantera en dar un paso al frente en su "relación".

- Agus, necesito hablar contigo - le dijo Rocío.

- Yo también quiero hablar contigo, Rossi. Hay algo importante que quiero pedirte. Después de clases juntémonos en el patio y conversamos ¿ok? - Rocío sintió cómo su corazón palpitaba descontroladamente. Estaba segura de que por fin escucharía lo que tanto tiempo estuvo esperando oír..... la invitación al baile de su amado Agustín.

 

Ya en el patio estaba ella, debajo del gran árbol que era el punto de encuentro de todos en la escuela. Estaba ansiosa por la conversación que tendría con Agustín. Su cuerpo temblaba, sobre todo cuando llegó él a su lado, la tomó de las manos y la sentó en la banca tras de sí.

 

- Mi linda Rossi, ¿qué tenías que decirme? -. La ilusión se hacía patente en el rostro de Rocío. Los nervios carcomían su ser. Deseaba que fuera Agustín el que diera el primer paso y  que la invitara y no al revés. Estaba segura que si lo presionaba un poquito así sería.

- No, quiero que tú lo digas primero. ¿Qué es eso tan importante que quieres pedirme? -.

- Es acerca del baile de graduación -. Rocío estaba visiblemente emocionada esperando a dar el de la invitación cuando..... - Invité a una chica al baile. Es de otra escuela. La conocí por casualidad en el supermercado mientras hacía unas compras. Chocamos nuestros carros y una cosa llevó a la otra y ahora que la invité al baile, quiero que se sienta cómoda. Por eso quería pedirte que la hicieras sentir como parte del grupo. Después de todo, espero que así sea porque tengo planes de que ese día se convierta en mi novia. Me gusta Rossi, y mucho. Así que, una ayudadita de parte de ustedes, mis mejores amigos, no me vendría mal. ¿Puedes hacerme ese favor? -.

Rocío quedó de piedra. Nunca pensó que ese sería el desenlace de la conversación. Apretó sus puños hasta que sus nudillos cambiaron de color y sus uñas se enterraron dolorosamente en la carne. Contuvo las ganas desesperadas que tenía de llorar. Sentía cómo poco a poco sus ojos se nublaban y antes de que Agustín viera cómo las lágrimas huían de ella, lo abrazó firmemente ocultando su rostro en el hombro de él y palmeando su espalda en símbolo de felicitación.

- Claro, querido amigo, cuenta conmigo y los demás para hacer sentir cómoda a tu chica - . Reía nerviosa y cínicamente. Maldita fuera su suerte.

- ¿Me lo prometes? -.

- Sí, te lo prometo -. Y esa promesa le dolió porque era su sentencia.

- Muchas gracias, Ross, eres mi mejor amiga. No esperaba menos de ti. Ahora cuéntame, ¿qué querías contarme tú? -. ¡Rayos! Y ahora ¿qué excusa podía decirle? No se había preparado para dar otra respuesta que no fuera el "SÍ" que tanto había ensayado. Tampoco estaba preparada para mentirle, pero tampoco para decirle la verdad. Que los cielos la ayudaran a zafarse con éxito.

- No te preocupes, era una soberana estupidez. Simplemente quería contarte que ya tenía listo mi vestido de graduación -. Agustín la miró extrañado, como si eso fuera tan importante como para hablar privadamente con él, pero como entendía que la mente de las mujeres era incomprensible para un hombre, pensó que tal vez eso era importante para ella y lo dejó pasar asintiendo alegremente por ella.

Lo había conseguido. Agustín casi no se lo creyó, pero no se le había ocurrido otra cosa más que decir. Había quedado como una tonta superficial, pero era preferible eso a ser el hazmerreír de todo aquel que llegara a enterarse del supuesto rechazo que hubiera recibido de haber llegado a hablar primero. Se alegraba de no haber sido la que iniciara la conversación. Era lo único por lo que se alegraba puesto que nada de lo que pasó después la hizo salir de la tristeza que la embargó.

 

Llegó el día de la graduación y el ambiente alegre reinaba en todas partes. Todos estaban felices, excepto aquellos con el corazón roto.

Daniela y Rocío ya estaban en la fiesta. Daniela llevó a su novio y Rocío a su hermano Benjamín. No le hacía gracia estar ahí con su hermano, pero no tenía otra opción. Agustín ya le había dicho quién sería su pareja y Manu había sido imposible de ubicar esas últimas semanas. La chicas lo llamaron una y mil veces, pero su móvil solo las enviaba al buzón de mensajes. Incluso fueron a su casa a buscarlo, pero no había nadie. Sin ir más lejos, la casa parecía descuidada, con polvo y hojas por doquier, dando la impresión de que nadie pasaba por aquella entrada hacía días, quizás semanas.

Desistieron de ubicarlo. Ya nada más podían hacer. Lo extrañaban. Era su amigo querido, pero estaban desilusionadas porque desapareció sin dar explicaciones. En fin, Rocío ya tendría tiempo para seguir insistiendo en llamarlo una vez que todo pasara. Al menos, lo que tenía que pasar en esa maldita noche.

 

Mientras estaba sumergida en esos pensamientos sintió un codazo que la hizo volver a la realidad.

- Mira, ahí viene Agus. Y viene con la chica -. Le susurró al oído Dani.



#4741 en Novela romántica

En el texto hay: drama, amor, amistad

Editado: 04.05.2022

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